Día 83: Relámpagos de junio; la aciaga humedad de la peste

Por Rivelino Rueda Lo malo era que la lluvia lo trastornaba todo, y las máquinas más áridas echaban flores por entre los engranajes si no se les aceitaba cada tres días, y se oxidaban los hilos de los brocados y le nacían algas de azafrán a la ropa mojada. La atmósfera era tan húmeda que los peces hubieran podido entrar por las puertas y salir por las ventanas navegando en el aire de los aposentos. Gabriel García Márquez/Cien años de soledad Anocheció a las siete. Anocheció entre relámpagos eternos y…

Día 71: Tres plagas dentro de la “peste madre”

Por Rivelino Rueda Yo sabía que las cucarachas resistían más de un mes sin alimento o agua. Y que hasta de la madera hacen una sustancia nutritiva aprovechable. Y que, incluso después de pisadas, recuperaban lentamente su forma y seguían caminando… Hace trescientos cincuenta millones de años que se reproducían sin transformarse. Cuando el mundo estaba desnudo, ellas ya lo cubrían pausadas. Clarice Lispector/La pasón según G.H. Plaga llama a plaga. Aparecieron de la noche a la mañana sin ninguna explicación. Doña Petra Rizo asegura que nadie en el pequeño…

Día 65: La peste y los muertos venden bien para los mezquinos de siempre

Por Rivelino Rueda La mujer había comenzado a llorar. Un débil ruido de dolor parecía escapársele cada vez que respiraba. Sus ojos estaban secos, hundidos en unas ojeras profundas. Traía un vestido muy desgastado, que había sido azul, y unas sandalias amarillas de plástico. Sólo sus manos temblaban, nerviosas. –Aquí no tenemos a nadie con ese nombre –repitió el soldado. Carlos Montemayor/Guerra en el Paraíso Luego de la masacre en la estación de ferrocarril de Macondo, Gabriel García Márquez narra en su novela más grande, Cien años de soledad, el febril…

Día 56: Los nidos caen, las muertes siguen; la peste es invencible

Por Rivelino Rueda Así habló, y Hefesto aprestó el fuego por el dios encendido. Primero, en el llano el fuego se encendió, y ardió a los cadáveres, muchos, que allí mismo asaz había, a quien matara Aquileo. Homero/La Ilíada Trescientas cincuentaitrés muertes en un día es más o menos equiparable al número total de decesos que se registraron en el terremoto del 19 de septiembre de 2017 en la Ciudad de México, Morelos y Puebla. Sólo trece menos. Uno nunca se acostumbra a contabilizar el vacío. A pasar la bolita…

Día 49: Amalia crea una colmena-trampa para eliminar al bicho asesino

Por Rivelino Rueda Y entonces murió. Y él no sabía que estaba muerto. Yacía junto a él en la oscuridad y oía a la tierra oscura hablar de amor de Dios y de Su belleza y Su pecado; escuchaba el oscuro silencio en que las palabras son los hechos, y las demás palabras que no son los hechos, sólo son huecos de las carencias de la gente. William Faulkner/Mientras agonizo Nomás verle el semblante de terror provoca que se cumplan sus exigencias. Doña Amalia está lejos de la “trampa para…

Día 31: ¿Cuántos cerrojazos más para saciar a la peste?

  Por Rivelino Rueda La catástrofe sobrevino. El hombre, un día, emergió del sueño como de un desierto viscoso, miró la vana luz de la tarde que al pronto confundió con la aurora y comprendió que no había soñado. Toda esa noche y todo el día, la intolerable lucidez del insomnio se abatió contra él. Jorge Luis Borges/Las ruinas circulares   Los  anuncios adheridos a los postes con cinta adhesiva han ido cediendo poco a poco. “Servicio de cerrajería a domicilio”. Un número de teléfono móvil, el logo deWhatsApp dibujado…

Día 27: Olvido, el otro síntoma de la plaga

  Por  Rivelino Rueda Mal Olor. Olor a podrido. No. Malo no: humedad vieja, vegetal, ese olor a hongos de las páginas de los libros viejos, el olor amargo del barro, la verde peste de un jarrón donde los tallos de las flores muertas se han vuelto cenagosos. Nadine Gordimer/El conservador   “Manchitas” ya entendió que la inmovilidad humana, su encierro, su insignificancia, son hoy propicios para darse ciertos lujos. Un toldo, una cajuela o el cofre de un automóvil tienen rostros amables. Son sitios seguros. Una cama de hojarasca…