¿Quédate en casa o muérete en casa?

Por Luis Carlos Rodríguez González/The Exodo  La estrategia estelar del Gobierno de México contra la pandemia del Covid-19 no son las pruebas de detección, ni el uso de cubrebocas, sino una campaña llamada “Quédate en Casa” que provocó que miles de personas no acudieran a los hospitales ante los primeros síntomas del virus, que muchos murieran en sus casas o en las salas de espera de los nosocomios, todo ello con el fin de no saturarlos y decir que en México no ocurrió una tragedia como en otras naciones.  Vaya…

Día 66: “Piter” sonríe y es solidario en un mar de miedo y egoísmo por la peste

Por Rivelino Rueda Pero mientras vivimos no podemos escapar ni de las máscaras ni de los nombres y pronombres: somos inseparables de nuestras ficciones –nuestras facciones–. Estamos condenados a inventarnos una máscara y, después, a descubrir que esa máscara es nuestro verdadero rostro. Octavio Paz/Postdata Si algo caracteriza al “Piter” es su bonachona sonrisa, su fácil carcajada, su altivez de cábula consumado. Antes y durante la peste no ha cambiado sus hábitos. No es de los que se guarda las cosas para que el compa, la competencia, no venda. Es…

Día 64: No, no merecemos una segunda oportunidad; la normalidad seguirá siendo el egoísmo

Por Rivelino Rueda El Otro siempre es un ser individual, único. Ese ser, sin embargo, suele mostrarse más “humano” cuando está solo que cuando forma parte de la multitud, de unas mases excitadas. Por separado, somos mejores, más sabios y más sensatos. La adscripción a un grupo puede convertir a un mismo individuo sereno y amable en el mismísimo demonio. Ryszard Kapuściński/Encuentro con el Otro Don Paulino ya realizó su entrega de comida. Se devuelve a la fonda tras su misión con la charola de aluminio bajo el sobaco sudoroso.…

Día 63: Camila y Kamila doblegan a la peste con imaginación

Por Rivelino Rueda El pensamiento, sin embargo, poderoso como es, nada puede contra la rebeldía de la emoción. No podemos no sentir, como podemos no andar. Así asisto, y asistí siempre, desde que me recuerdo sintiendo con las emociones más nobles, al dolor, la injusticia y la miseria que hay en el mundo. Fernando Pessoa/La educación del estóico Cuando uno es niño no se da cuenta. Ni siquiera en la adolescencia, ni en la juventud. Sólo cuando llega la llamada adultez se recuerdan estos momentos o, muy pocas veces, se…

Día 54: El confinamiento que desata todos los demonios

Por Rivelino Rueda La fraternidad que soldaba nuestras vidas hacía superfluos e irrisorios todos los lazos que hubiéramos podido forjarnos. ¿Para qué, por ejemplo, vivir bajo un mismo techo cuando el mundo era nuestra propiedad común? Un solo proyecto nos animaba: abrazarlo todo y testimoniar de todo. Simone De Beauvoir/La plenitud de la vida Qué poco aguantan los nervios y la paciencia para un ser humano enjaulado, confinado a sortearse él mismo y supuestamente a los que más quiere. Qué límites tan cortos de tolerancia con uno mismo en el…

Día 47: La Santa Cruz que no fue por la letal plaga

Por Rivelino Rueda Son tantos los rumores y son los albañiles gente tan poco importante, tan mitoteros, que no se le puede dar importancia a lo que hacen o dicen a menos de lo que hacen o dicen tenga que ver directamente con su trabajo. Vicente Leñero/Los albañiles Esta vez, los cohetones se escucharon lejos, lejos. Parecía más bien cualquier fiesta patronal de barrio que Día de la Santa Cruz. No hubo celebración descomunal ni demencial ingesta de alcohol. Ni siquiera la tradicional cruz de flores en el dintel central…

Día 41: Los sonidos de la ciudad, exentos del uso de cubrebocas

  Por Rivelino Rueda La atmósfera misma era embriagadora y peligrosa, y los hombres se sentían como suspendidos en el aire, sobre la alas vibradoras de un genio colosal. G. K. Chesterton/El candor del padre Brown   El sonido hipnotizante de la armónica del afilador no necesita cubrebocas. Tampoco lo necesitan los aguerridos despachadores del gas doméstico con sus gritos ensordecedores. No. Los oficios chilangos delimitan si esa telita sanitaria es efectiva o no para detener al bicho asesino. Es el caso de Isidro, el que acompaña a la marimba…

Día 35: Fase Tres, la que se pedía a gritos

  Por  Rivelino Rueda «Saben que estoy lleno de odio», pensó, con una angustia oscura y dolorosa, como un juez, consciente de su propio pecado secreto, y que, sin embargo, está obligado a seguir allí sentado,  condenado. «Me temen, tratan de enloquecerme». Graham Greene/Campo de batalla   “Ahí va… un rollo de papel de baño. Tres cervezas. Una lata de frijoles. Dos latas de atún. Medio de limones yyyyyyy… Péreme tantito. Ah, tres bolsas de papas. También le echo aquí la cuenta”. Jaime todavía le echa aguas a la señora…

Día 32: La Biblia según un mueblero: “no pago, no paro; no me hacen nada”

  Por Rivelino Rueda   Palevich alzó la servilleta que cubría el cesto y, mostrándome aquellos frutos de mar, aquella masa gris y gelatinosa, me contestó, sonriendo con su habitual, bonachona y cansada sonrisa: –Es un regalo de mis fieles ustachi. Son veinte kilos de ojos humanos. Curzio Malaparte/Kaputt   Fue sin duda el diálogo entre un hampón de la mafia y un sicario. Entre un dictador y su subordinado. Entre un cacique genocida y un mayoral psicópata. Entre un gánster y un gatillero. Fue una orden para cumplirse de…

Día 31: ¿Cuántos cerrojazos más para saciar a la peste?

  Por Rivelino Rueda La catástrofe sobrevino. El hombre, un día, emergió del sueño como de un desierto viscoso, miró la vana luz de la tarde que al pronto confundió con la aurora y comprendió que no había soñado. Toda esa noche y todo el día, la intolerable lucidez del insomnio se abatió contra él. Jorge Luis Borges/Las ruinas circulares   Los  anuncios adheridos a los postes con cinta adhesiva han ido cediendo poco a poco. “Servicio de cerrajería a domicilio”. Un número de teléfono móvil, el logo deWhatsApp dibujado…