Un vaho moribundo en propiedad privada

Por Rivelino Rueda Yo quiero privarme de la vida,  porque esa es mi idea,  porque no quiero aguantar  el terror de la muerte. Fiodor Dostoyevski/Demonios Todo se cuela por debajo de la cobija roída: el vientecillo helado de las lluvias nocturnas de agosto, las cucarachas aturdidas de tanta humedad, los insultos afónicos de los trasnochados. De vez en vez también se asoma una que otra patada de algún ebrio, el ruido de las máquinas de dinero, el tufo de azufre de las coladeras, las ratas despistadas, la tos artera y…

Don Lauro, el anciano que espera eternamente

Por Rivelino Rueda Foto: Mónica Loya Ramírez La vida se da ahora  por dolor y espanto,  y todo eso es un engaño.  Ahora el hombre no es  todavía ese otro hombre.  Surgirá un hombre nuevo,  feliz y orgulloso.  Al cual le dará lo mismo  vivir que no vivir:  ¡ése será el hombre nuevo!  Quien suprima el dolor  y el espanto,  ese será un dios.  Y el otro Dios dejará de ser. Fiodor Dostoyevski/Demonios Lauro consiguió hace unas semanas su quinto trabajo en los últimos nueve meses. En tres le regatearon…

Día 100: Tiempo sobrará para apretujarnos de nuevo

Por Rivelino Rueda Y paréceme sentir dentro de mi tales energías, como para desafiarlo todo, todos los sufrimientos, con tal de poder decirme a cada instante: «¡Existo! En medio de mil tormentos…, existo, amarrado a la picota… ; ¡pero existo! En el patíbulo estaré, pero existo; veo el sol pero no lo veo, pero sé que existe. Y saber que existe el sol… es ya toda la vida». Fiódor Dostoyevski/Los hermanos Karamasov Cien días de encierro. Semáforo Naranja para la Ciudad de México. Una señal confusa. La peste deambulando a…

Día 99: Los postes gritan más que cualquier red social

Por Rivelino Rueda Qué disparate. Hay que mudarse, sobrino, cambiar de espacio, cambiar de piel. Ponerse otro pellejo sobre la carne. Disfrazarse de alguien mejor o peor, no importa con tal de que sea diferente el ropaje y el pasado. De niño aprendí que cualquier palacio debe ser primero la abstracción de un ladrillo. Eliseo Alberto/Esther en alguna parte En cada poste una tabla de salvación, un resquicio de tierra para asirse del abismo. En cada estaca de concreto, de acero o de madera la posibilidad de subsistencia. Carteles que…

Día 98: La caracola despertó y se encontró convertida en un monstruoso ser humano

Por Rivelino Rueda Una mañana, al despertar de sueños intranquilos, Gregor Samsa se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba boca arriba, sobre la dura coraza de su caparazón, y, si levantaba un poco la cabeza, podía ver su abovedado vientre, marrón y dividido por surcos arqueados. Franz Kafka/La metamorfosis Lo verdaderamente monstruoso para cualquier insecto en esta peste es que la premisa kafkiana se diera a la inversa. Que después de un sueño intranquilo la caracola, por ejemplo, se despertara convertido en ser humano. Que se…

Día 97: Aquí me quedo, aquí nací; el sismo que acurrucó nuestro miedo más profundo

Por Rivelino Rueda (…) y respira la madrugada de la ciudad,  el vapor de trenes, la somnolencia de la carne, los tufos de gasolina y alcohol y la voz de Ixca Cienfuegos, que corre, con el tumulto silencioso de todos los recuerdos, entre el polvo de la ciudad, quisiera tocar los dedos de Gladys García y decirle, sólo decirle: Aquí nos tocó. Qué le vamos a hacer. En la región más transparente del aire. Carlos Fuentes/La región más transparente Los terremotos en la Ciudad de México siempre han venido acompañados…

Día 96: Mónico comenzó a olvidar; nosotros no olvidaremos

Por Rivelino Rueda Me gustaría hablarte de él y de su vida (…) Casi todo el mundo consideraba a mi padre indestructible, un hombre de piel dura y genio vivo, que se irritaba fácilmente. Nada más lejos de la verdad. No todo el mundo sabía lo mucho que sufrió debido a los golpes que le dio la vida a sus seres queridos. Philp Roth/Pastoral americana Mónico de nuevo no me reconoció. Una vez más me confundió con Tío Nando, su hermano menor. No me preocupa. La funesta licuadora que tiene…

Día 95: Encierros sobre encierros y pestes sobre pestes para los gemelos ermitaños

Por Rivelino Rueda Aquí, donde el eslogan de la ciudad habla de los gemelos, tener un hermano idéntico te sube de categoría: como ser sicario en Ciudad Juárez, músico en Liverpool o llevar tetas operadas en Medellín. De alguna forma, si tienes un doble, eres más parte de la ciudad que el resto. Protagonista del lugar, en vez de actor de reparto. Juan Pablo Meneses/El pueblo de gemelos Para los gemelos Galarza el confinamiento por la pandemia sólo es un trámite pasajero. Las ventanas tapiadas de su lúgubre hogar, la…

Día 94: Fin de curso para la generación de las y los “aplanadores de curvas”

Por Rivelino Rueda –Cuando un hombre muere a bordo de una nave, ¿qué se hace? –Se le mete en una hamaca con una bala de cañón y se le envía a hacer compañía a los peces. –Pues con nosotros harán otro tanto –dijo Sandokan. –¿Quiere usted que nos suicidemos? –Sí, pero de modo que podamos luego volver a la vida. –Si usted lo dice debo creerlo. Emilio Salgari/Sandokan A Pavel, Zoe y Camilo ya no les interesa ser arquitecto, ingeniera y cineasta, respectivamente. Las niñas y los niños que hoy…

Día 93: El miedo a tener miedo en la peste de todos los tiempos

Por Rivelino Rueda En la guerra me convertí en una persona mejor… ¡Indudablemente! Me hice mejor persona porque allí había mucho sufrimiento, y yo también sufrí mucho. Allí lo nimio se desechaba enseguida, era superfluo. Allí todo estaba muy claro… Pero la guerra se vengó de nosotros… Nos da miedo reconocerlo incluso ante nosotros mismos… La guerra nos alcanzó… Svetlana Alexiévich/La guerra tiene rostro de mujer Pasa que en casi cien días un bichito invisible ha causado más estragos en la tierra, quizá desde la Segunda Guerra Mundial. Pasa que…