Día 92: “Si tienes síntomas de Covid, vienen por ti y te matan como puerco”

–“Puesto que este asesino o asesinos” —dijo Perry leyendo en voz alta–. No es correcto. Hay un error gramatical. Debería decir: “Puesto que este asesino o estos asesinos  –y sorbiendo su roof beer con aroma de aspirina prosiguió–: Bueno, de todos modos, no me lo creo. Ni tú tampoco. Confiésalo, Dick, honestamente. Tú no te crees todo eso de la “falta de indicios”, ¿verdad? Truman Capote/A sangre fría Por Rivelino Rueda Don Fabián ya llegó al límite de su paciencia. El confinamiento lo tiene al borde de la esquizofrenia y las medidas implementadas…

Día 91: La fosa común, el inevitable destino de Zoila

Por Rivelino Rueda Las suplicantes desnudaban su miseria, sus sufrimientos, ante aquellos ojos esmaltados, inmóviles. Y su voz era entonces la del perro apaleado, la de la res separada brutalmente de su cría. A gritos solicitaban ayuda. En su dialecto, frecuentemente entreverado de palabras españolas, se quejaban del hambre, de la enfermedad, de las asechanzas armadas por los brujos. Rosario Castellanos/Balún Canan Zoila se desvaneció cuando abrió el primer recipiente de comida. Eran una rajas poblanas que minutos antes le habían obsequiado unos vecinos de “a la vuelta”, en la…

Día 90: Lucy, la muchachita sexoservidora que no conoce el encierro

Por Rivelino Rueda Quédate tranquila; cuando salga de la cárcel, después de diez años, estará más arruinado que un viejo, habrá perdido el pelo y los dientes. Puedes estar contenta, es una buena faena. Hasta ahora les sacabas el dinero de los bolsillos; esta vez, has elegido al mejor y le quitas la vida. ¿No dices nada? ¿Es que estás podrida hasta los huesos? (La tira de rodillas). ¡De rodillas, puta! ¡De rodillas ante el retrato del hombre al que quieres deshonrar! Jean-Paul Sartre/La puta respetuosa Lucy se deshizo del…

Día 89: Una carcajada para distraerse de la tragedia

Por Rivelino Rueda Era día en que en Cañada todos los ricos iban a la iglesia en coche, aunque vivieran a media cuadra. Durante un rato los coches se apretujaban, los caballos se paraban de manos, relinchaban, los chicotes tronaban, las defensas se enredaban, una rueda arrancó un pedazo de argamasa en la esquina y el aire se cargó con todas las maldiciones que no se dijeron. Jorge Ibargüengoitia/Los pasos de López Siempre se agradece que en los momentos más críticos de una nación, de miles de familias, de miles…

Día 88: El Zócalo, un viejo galeón encallado en los arrecifes de la peste

Por Rivelino Rueda Cuando despertaron, ya con el sol alto, se quedaron pasmados de fascinación. Frente a ellos, rodeado de helechos y palmeras, blanco y polvoriento en la silenciosa luz de la mañana, estaba el enorme galeón español. Ligeramente volteado a estribor, de su arboladura intacta colgaban las piltrafas escuálidas del velamen, entre jarcias adornadas de orquídeas. Gabriel García Márquez/Cien años de soledad Parece un majestuoso galeón de corsarios encallado por siglos en palacios de arrecifes rosados. El mástil despojado de velas e insignias, las heridas de los bergantines a…

Día 87: “¡Le vale tres mil kilos de verga si me tapo o no me tapo el hocico!”

Por Rivelino Rueda Mi pensamiento es yo, por eso no puedo detenerme. Yo existo porque pienso… y no puedo dejar de pensar. En este mismo momento –es atroz— si existo es porque me horroriza existir. Yo, yo me saco de la nada a la que aspiro; el odio, el asco de existir son otras tantas maneras de hacerme existir, de hundirme en la existencia. Jean-Paul Sartre/La náusea Aída clava una mirada de impotencia y cólera en el hombre de camisa azul turquesa y corbatita negra. El individuo no sólo acaba…

Día 86: El tiempo alrevesado de la peste

Por Rivelino Rueda Una de las escuelas de Tlön llega a negar el tiempo: razona que el presente es indefinido, que el futuro no tiene realidad sino como esperanza presente, que el pasado no tiene realidad sino como recuerdo presente. Otra escuela declara que ha transcurrido ya todo el tiempo y que nuestra vida es apenas el recuerdo o reflejo crepuscular, y sin duda falseado y mutilado, de un proceso irrecuperable. Jorge Luis Borges/Tlön, Uqbar, Orbis Tertius Los días torcidos del encierro nos hacen tropezar una y otra vez en el…

Día 84: Don Dámaso no se ha contagiado, pero ya cumplió 115 mil 200 horas sin empleo

Por Rivelino Rueda Esta ciudad que no se borra de la mente es como una armazón o una retícula en cuyas casillas cada uno puede disponer las cosas que quiere recordar: nombres de varones ilustres, virtudes, números, clasificaciones vegetales y minerales, fechas de batallas, constelaciones, partes del discurso. Italo Calvino/Las ciudades invisibles Tal vez algún día de estos, Don Dámaso labre un surco en ese demente trayecto. Lo ha recorrido al menos dos veces por día en las últimas diez semanas. En estos tiempos de la pandemia por el “sarscovdos”.…

Día 83: Relámpagos de junio; la aciaga humedad de la peste

Por Rivelino Rueda Lo malo era que la lluvia lo trastornaba todo, y las máquinas más áridas echaban flores por entre los engranajes si no se les aceitaba cada tres días, y se oxidaban los hilos de los brocados y le nacían algas de azafrán a la ropa mojada. La atmósfera era tan húmeda que los peces hubieran podido entrar por las puertas y salir por las ventanas navegando en el aire de los aposentos. Gabriel García Márquez/Cien años de soledad Anocheció a las siete. Anocheció entre relámpagos eternos y…

Día 81: La guerra estéril por el uso del cubrebocas

Por Rivelino Rueda En la perdurabilidad del Santo, intervienen sus méritos y de manera notable, las aportaciones de la máscara (no ocultadora sino creadora de su identidad), y del “seudónimo” que implica religiosidad y misterio, fuerzas ultraterrenas y técnicas de defensa personal que, de paso, protegen a la Humanidad. Carlos Monsiváis/Los rituales del caos Embalsamarse la boca en la pandemia ha sido todo un asunto. Los tozos de tela que portamos en el rostro, o en las orejas, o en la barbilla, o en el cuello, no sólo se han…