Por Marco Jiménez
La geopolítica mexicana está influenciada por la estadounidense, prácticamente América del Norte es concebida como un bloque que incluye Canadá, Estados Unidos y México, sin embargo, nuestra geopolítica existe desde las grandes civilizaciones mesoamericanas, desarrollándose continuamente con los siglos.
México tiene seis etapas en su geopolítica. La primera es la etapa milenaria prehispánica, hasta 1521. La segunda etapa conocida como la de los tres siglos hispánica, de 1521 a 1821. La tercera etapa es del primer medio siglo independiente, de 1821 a 1871.
La cuarta etapa, conocida como la etapa de las cuatro décadas porfirista, de 1871 a 1911. La quinta etapa es la llamada de siete décadas de gobiernos revolucionarios, de 1911 a 1981. Y la sexta etapa de los 25 años conocida como de los gobiernos neoliberales.
Tomando en cuenta las teorías geopolíticas de Haldford Mackinder, Karl Haushofer y Alfred T. Mahan, y aplicarlas a la historia mexicana, o mejor dicho regionalizándolas, puedo deducir que la teoría de Mackinder, con el corazón continental hasta cierto punto se dio en la colonización, ya que “quien domine las Américas, dominará el suministro de alimentos”.
Ya regionalizada la frase puedo explicarla de manera que, España logró ser una potencia mundial, económica, política y regional, con riquezas demográfico-culturales, y que resolvió los problemas que Europa tenía con sus recursos limitados, es tan importante Mesoamérica para el mundo como lo es Medio Oriente y China con la etnia Han.
La importancia de sus cosechas fue el punto de conflictos entre culturas. Aquí puede entrar la teoría de Haushofer y su espacio vital: quien podía lograr dominar esos cultivos era quien dominaba la región.
Tal vez el ejemplo más importante es el de los andinos, aunque existen otros ejemplos y subetapas de Mesoamérica que incluyen a la cultura olmeca, maya, teotihuacana, tolteca y mexica. Todas estas culturas crearon imperios en un cierto periodo de tiempo, además de expansión territorial.
El inicio del capitalismo europeo, principalmente de españoles y portugueses, aunque la genialidad castellana permitió utilizar a su favor las pugnas de los reinos existentes, aliándose con los más agraviados para convertirlos en un poder contrario sobre los dominantes, como lo habían hecho los romanos para crear su imperio mil setecientos años antes.
En el caso de México, fueron los tlaxcaltecas como elemento principal para la derrota de los mexicas. Los tlaxcaltecas fueron una fuerza militar que incluso conquistó las Filipinas.
El ganar territorios en toda América hizo a España en el siglo XVI una superpotencia mundial. Una potencia naval, como lo explica Mahan, donde conquistaron Filipinas. Incluso Japón pidió apoyo para que los novohispanos les enseñaran a extraer plata y tener monedas de calidad. Los novohispanos convirtieron Manila en una urbe comercial y cosmopolita. El Océano Pacífico era conocido como “el lago español” en los siglos XVI y XVII.
No todo era positivo en esta conquista. La población llegó a incrementarse para el reino español, como lo dice la doctrina de Mahan, pero también hubo una pérdida drástica de la misma.
Este hecho se produjo por la aparición de enfermedades de los europeos y eran desconocidas en el continente; provocó la desaparición de la población de las Indias en 10% o menos del total en aquel momento, algo que hasta 1950 México volvería a sumar 25 millones de habitantes, 430 años después de la llegada de los europeos.
En esta etapa también se puede observar una parte de lo que en el futuro sería la Doctrina Monroe, que fue importante porque los españoles evitaron que los novohispanos pudieran autogobernarse y olvidar quiénes eran, por lo que decidieron quemar los códices, lo que significa que no podrían reflexionar sobre su identidad y tampoco contaminarse de discusiones democráticas y borrar su capacidad de creación y organización.
El poder lo permitieron a los criollos con la regla de atenerse a decisiones verticales en cuestión de fondo; los mestizos eran rechazados por sus raíces, ya fuera por los indígenas o por los españoles, creando una cultura del “sí, pero no”, o del “no, pero sí”, una ambigua identidad que sirvió para tener un sentimiento de no pertenencia.
En la etapa del siglo independiente, México estuvo en una situación política, económica y social ambigua. Como la misma cultura había sido desarrollada, se balanceaba entre imperio, reino y república y ninguna se imponía, por lo que esos años fueron muy caóticos y se implementó la doctrina Monroe y la pérdida de la mitad del territorio.
Esto ayudó a Estados Unidos a crear un territorio como lo conocemos y contrarrestar el poderío español y francés sobre ese territorio. Otro punto a tomar en cuenta es que la Doctrina Monroe forjó el futuro de América Latina, donde podía haber estabilidad o desestabilidad política y la expulsión de potencias europeas.
En la etapa de estabilidad de 40 años con Porfirio Díaz, México estuvo sometido por decisión política a Estados Unidos. En aquel momento existía una disputa por delimitar la frontera con Guatemala y, en una exhibición de armas, cabe mencionar que México producía su propio armamento. El armamento mexicano era muy bueno y al ver esta exhibición Guatemala y México pudieron delimitar su frontera.
Díaz tuvo un error geopolítico y fue el dar contratos a potencias europeas mejores que los que tenían las empresas estadounidenses, además que se les adelantó en la primera filmación de los hermanos Lumiére a finales de 1890.
Todas estas señales no son buenas cuando tienes una potencia como vecino. Tal vez esto fue uno de los tantos motivos por los que Díaz saldría de la presidencia. Recordemos que en plena Revolución Mexicana y Primera Guerra Mundial, los alemanes querían influir para que México y Estados Unidos tuvieran un conflicto y esté último no interviniera en la Primera Guerra Mundial.
Podrían ganar dicha guerra y ayudar a México a recuperar el territorio perdido ante Estados Unidos. Nuevamente se ve la aplicación de la doctrina Monroe de no permitir potencias europeas en el continente americano, aunque esto trajo agresiones del vecino del norte hacia nuestro país.
México, en la etapa de la Segunda Guerra Mundial, logró desarrollar lo que se puede presumir como su política externa y de mediación. También logró que el mercado interno creciera durante tres décadas gracias a que al terminar la Segunda Guerra Mundial no había el suficiente suministro de artículos en general, por lo que el desarrollo de la economía interna se vio beneficiado.
Sin embargo, las empresas no lograron modernizarse, por lo que la economía caería cada sexenio a pesar de tener una economía petrolizada, lo cual no era malo de haberlo complementado con otras secciones de la economía, pero no se hizo así, además del incesante crecimiento de la corrupción en el país y la actuación de grupos extranjeros dentro de México beneficiando sus agendas políticas, sociales y económicas.
Ya para la etapa del Tratado de Libre Comercio, se entregaron las empresas estatales a amigos, conocidos y prestanombres de elites, las cuales se beneficiaron de la venta de dichas empresas; se olvidaron las tareas básicas del Estado, fundamentalmente educación, seguridad, salud, servicios básicos.
México se ha visto afectado desde su entrada al Tratado de Libre Comercio con Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox, los cuales dejaron en manos de Estados Unidos nuestra política exterior y, por supuesto, la geopolítica del país, haciendo que se desmembrara la construcción de un país en vías de desarrollo y quedara en un país completamente dependiente del vecino del norte en todo aspecto, inclusive en el militar con la entrada del Comando Norte y la Iniciativa Mérida.
Como hemos visto, el recorrido de la geopolítica mexicana ha sido caótica durante cinco siglos, primero con luchas internas y que estas finalmente beneficiaran a la conquista de los españoles, pasando a formar una de las mayores potencias en el reino español y después pasar a la ambigüedad como nación y, finalmente, entregando el desarrollo de la geopolítica a nuestro vecino del norte.
Las teorías de Mackinder, Haushofer y Mahan tienen un desarrollo que se puede ver en cinco siglos de la historia mexicana, sin embargo, todas ellas bien aplicadas a nuestro país se pueden utilizar nuevamente.
México tiene recursos naturales vastos para vender y comercializar en el mundo. Hoy somos una potencia en el oro blanco, que es el litio. Pasamos de ser una potencia petrolera a tener una empresa estatal con un déficit gigantesco.
El problema puede ser achacado a diferentes personajes durante la historia que no se les quita responsabilidad, sin embargo, la mayor responsabilidad recae en la sociedad que por su ambigüedad y falta de acción no ha realizado el esfuerzo necesario para tener un país más independiente.
Estados Unidos es la potencia militar y a la cual no podemos ganarle en ese rubro, pero sí podemos poner condiciones para que haya una mayor independencia geopolítica que, incluso, les conviene a ellos, con el petróleo, el litio, recursos naturales y, lo más importante, la mano de obra que México aporta a ese país.
Sin esa mano de obra no podría ser la potencia que son. Ahí está el corazón continental de América, está el poder marítimo que América tiene para dominar los mares comercialmente hablando y poder acceder hasta cierto punto a una autarquía como bloque continental y no como súbditos del imperio.
Pero no sólo depende de nuestros gobernantes la responsabilidad, la tenemos la sociedad que debe definir hacia dónde quiere ir.
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