Por Anahí García Jáquez/Radio Gatell
Nueva York. 1953. Esther Greenwood viaja desde el suburbio de Boston, donde vive, a Nueva York, ya que es acreedora a una beca para una pasantía en una revista dirigida al público femenino.
Aun y cuando no es capaz de adaptarse del todo a esa nueva vida, Esther trata de gozar la experiencia, pero ésta le dejará muchas secuelas de las que no será tan fácil recuperarse.
La campana de cristal es la única novela escrita por la poeta estadounidense Sylvia Platt, y la anécdota alrededor de su publicación es muy particular, ya que la primera fue en 1963 bajo el seudónimo de Victoria Lucas, pero cuatro años después, bajo una nueva editorial y tras el deceso de su autora, fue publicada de nuevo, pero con su nombre real.
La protagonista de esta historia comparte con Sylvia Platt la característica esencial de padecer una enfermedad mental, por lo que se cree que la inspiración para este texto viene de sus propias experiencias, ya que Esther es
también una aspirante a escritora.
El texto está dividido en dos partes, ambas narradas por Esther: la primera es el relato de su estadía en Nueva York, que consiste en lo que vive y la gente que conoce, y la segunda es su regreso a casa, donde sufre de depresión y tiene que tratarse de dicho padecimiento.
Como el lector está en contacto con la voz interna de Esther, llega a conocerla profundamente y experimenta sus altibajos emocionales, además de que nos muestra la interacción con su entorno para mostrarnos cómo se va dando el colapso de la protagonista (que no es de la noche a la mañana), así como su incapacidad de encajar en este mundo tan frívolo.
A través de sus relaciones con diferentes hombres, tanto amigos como prospectos, Esther se nos revela como una chica con pensamientos que hasta
podrían ser definidos como feministas.
En ellos, cuestiona su rol como individuo y como mujer en una sociedad en la que pareciese que las mujeres siempre llevan las de perder, además de que ya poseen papeles asignados que vienen acompañados de su respectiva expectativa, lo cual suele abrumar si no se llega a cumplir con ella.
La autora nos habla también sobre las enfermedades mentales, su tratamiento o la falta de éste, así como la incomprensión que existe por parte de las personas alrededor de quien la padece, y hasta de la persona misma, que no entiende por qué se siente de tal o cual manera, pero que es capaz de explicarlo de una manera muy clara.
La campana de cristal es un libro complejo, ya que la primera parte puede pecar de aburrida y hasta innecesaria debido a la cantidad y calidad de personajes de la etapa en Nueva York, sin embargo, se requiere su lectura para poder llegar a la segunda parte, donde se nos cuenta el descenso y el proceso en el cual Esther lucha por salir adelante, aun y cuando las ganas de vivir se le van entre las manos.
El estilo de escritura es muy fluido y el lenguaje usado es claro, pero muy
cargado de emociones, ésas de las que Esther quiere tomar las riendas para alcanzar la felicidad y ser capaz de desarrollarse profesionalmente y, a la vez, logra transmitir el infierno interno de quienes sufren de depresión y cuya sensibilidad hace que todo lo vivan como si contaran con una capa menos de piel.
Esther Greenwood no es una chica cualquiera, pero a la vez puede ser como
muchas que están lidiando con algo más fuerte que ellas. No es tan distinta, pero también puede ser única.
La campana de cristal. Sylvia Plath. 1963. Editorial Pocket Edhasa.
