Por Anahí García Jáquez/Radio Gatell
Eva Khatchadourian es una editora de libros de viajes que, al llegar a sus 40 años de edad, decide tener un bebé con su esposo Franklin. Desde el nacimiento de su hijo Kevin, al que recibe con toda clase de sentimientos menos alegría, su vida se trastoca hasta llegar a un punto donde ya no hay retorno puesto que su hijo comete un acto abominable con consecuencias para muchas personas, incluida ella.
Tenemos que hablar de Kevin es un trabajo de la escritora Lionel Shriver y es básicamente una novela de corte epistolar en la que Eva, a través de cartas dirigidas a Franklin, desvela todo aquello que guardó dentro de sí por años, así como su vida previa a convertirse en madre y lo que esto significó para ella debido a que su deseo por serlo no era tan grande.
La forma en la que la protagonista lo cuenta es muy fría y analítica, casi como haciendo una disección de cada hecho para así poder analizar y tratar de entender qué llevó a su hijo a cometer ese acto tan reprobable que se sugiere en las primeras páginas pero que no se mencionará del todo hasta ya avanzada la lectura.
El texto trata temas muy interesantes y que resultarán incómodos para muchos ya que habla sobre ese lado de la maternidad que pareciese que no existe pero que esconderlo o sirve de mucho; es ese embarazo no deseado (al menos por la madre, pero sí por el padre) debido a la falta de instinto maternal, así como un alumbramiento doloroso no sólo en lo físico y la posterior crianza que se vuelve un tormento tanto para la madre como para el hijo.
Todo ello en aras de satisfacer a la pareja o al entorno cercano que no toma en cuenta los deseos propios de una mujer, quien va acumulando dentro de sí misma un sentimiento de culpa por no poder llenar esas expectativas aunado al hecho de no contar del todo con el apoyo del padre por estar ausente, ya sea física o emocionalmente, durante la crianza.
La autora hace preguntas incómodas tales como ¿es posible no querer a un hijo?, ¿tienen que amarse en automático?, ¿qué se hace si nunca se genera ese amor?, ¿existe tal cosa como la maternidad feliz? Y esto se liga a las otras interrogantes que van surgiendo conforme Kevin crece y muestra señales de un comportamiento violento y antisocial. ¿Eva tuvo que ver en ello debido a su falta de amor por él?, ¿Kevin nació siendo una mala persona o se hizo así?, ¿qué pudieron haber hecho sus padres para detenerlo?
Tenemos que hablar de Kevin es un libro muy duro y pesado (no sólo por sus más de 600 páginas) debido a que la angustia y el remordimiento de Eva se hacen cada vez más palpables al llegar a la parte cumbre de la obra, pero aun así es muy difícil de soltar su lectura.
Su miedo y su soledad, pero, sobre todo, la incomprensión de quienes la rodean y que no pueden o quieren ver lo mismo que ella, así como su impotencia hará que el lector se involucre con su situación aún y cuando, al igual que Eva, le toque ser testigo de una tragedia que se pudo haber evitado…o quizá no. Por eso la necesidad de ir hasta el origen de las cosas.
Tenemos que hablar de Kevin. Lionel Shriver. 2003. Editorial Anagrama.

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