Marilyn, la diosa que tenía todo y no quería nada

Por Paloma Takahashi

Cabello rubio casi blanco, labios rojos, pestañas adornadas con rímel, sonrisa perfecta, un lunar en la mejilla izquierda, ojos azules, figura deseable, mujer invaluable.

Al mirar la fotografía pareciera que se pude percibir el peculiar aroma del perfume que anuncia que –alguna vez dijo—, es lo único con lo que se va a la cama. Figura icónica, con un carisma especial. Mujer ideal, mujer rubia.

Como ella “jamás habrá dos”, decían. Como ella “jamás habrá nadie”. Detrás de la glamorosa figura los colores se vuelven tenues, cada vez más oscuros. El rojo brillante de sus labios pierde color, pierde sentido. El brillo de sus ojos azules se va apagando. La sensualidad comienza a tener sensibilidad.

Una pose, no es más que eso. El peso de la fama comienza a oprimir. La vida deseada, la mujer idealizada se siente atrapada en un mar de fotógrafos que le han robado su intimidad.

Pertenece a todos y al mismo tiempo no pertenece a nadie. Tan sola, tan vacía, tan insegura. Sus colores ahora son grises y negros, con pequeños reflejos de claroscuros. La mujer tiene el deseo de ser amada, de sentirse protegida. La mujer se siente insegura y necesita confirmar con opiniones externas su notable belleza exterior, olvidándose de su delicado interior.

El mundo la acaparó y ella no pudo controlarlo. Diamantes, limosinas, hombres. Los diamantes solían ser sus mejores amigos, pero al final se convirtieron en una contribución más para su decadencia. La mujer más deseada, sintiéndose la mujer más vacía.

Nadie pudo salvarla. Nadie pudo amarla. Nadie pudo hacerla sentir como amuleto en vez de objeto. Materializada terminó por desmaterializarse, por desvanecerse, como el perfume, dejando sólo rastros de lo que fue. No tienes nada y quieres todo. Ella tenía todo y no quería nada.

Ansiedad, depresión, confusión, soledad, tristeza, terminaron por consumirla. La bella figura desapareció. La pose expiró y solamente de esta manera fue retratada su belleza, exterior e interior.

Nunca dejará de ser un ícono. Personas como ella nacen para ser y se van para seguir siendo. Ella, al igual que sus diamantes y viejos amores, terminaron por convertirse en polvo.

Related posts