La Mujer y la Poesía: Alfonsina Storni

Por Varinia De la Cruz

Primera de cuatro partes

Poesía, palabra grande como la vida misma, profunda, renaciendo en oportuna sincronía con el universo humano, la frágil verdad envuelta en los pétalos de la sensible virtud del arte, de lo sublime. La poesía vive, como el alma apasionada en el interior de todas las artes, en todos los tiempos.

Poesía “poíses” “crear”, dicta la etimología latina, hacer los pensamientos tácitos, figurar la idea, sentir hondo, pensar alto, dicen los griegos. El amor y la poesía, como el diamante en el carbón innegable al tiempo.

Ante sincera virtud, he aquí Alfonsina Storni Martignoni, profeta eterna, que bien sabe entender los idiomas de la musa y el poeta, al entrelazarlos en versos, y hacer poesía. 

Detrás de la pluma de Alfonsina, quien en sus versos nos describe lo que su pueblo siente, la mujer en su íntima nostalgia, ella, ellas, todas, captó en poemas sencillos, lo que aqueja al corazón de una mujer, sus más íntimos anhelos, los cuales son mostrados en tinta con idílica pasión, la virtud poética de una mujer humilde hija del pueblo, quien hace una muestra de su visión estética para describir en versos castellanos su sabiduría y pensamiento acompañado de sutileza y amor. 

La sensibilidad de la Señora Alfonsina Storni es admirable, la manera exquisita de hablar, con los sentimientos y hacernos reflexionar, sentir hondo.

Aquí humildemente ofrezco, algo de ello, una mínima parte de su obra, cientos de poemas, miles de versos, se quedan pendientes, en ti, amado lector, para que sea más tuya que nadie, Alfonsina.

Te dejo aquí una muestra de tan gran mujer, la poetisa de América, yo, agradecida.

“Entre negras tintas donde te encontré”

Una mañana de octubre, 25 de 1938, en un diario de Mar del Plata, una pequeña gacetilla policial, refería que había sido encontrado el cadáver de una mujer pobremente vestida, sin documentos de identidad. 

Más tarde se supo que la mujer sin vida portaba el cuerpo amado, de la señora Alfonsina Storni, una de las más notables poetas en aquella Argentina, quien se había suicidado arrojándose de una alta codillera al margen profundo de Mar del Plata.

La noche anterior de aquel día incierto, Alfonsina, mujer amante de la vida serena, soportó dolores agudos que sólo las altas dosis de morfina le prestaban calma, según reportes médicos. La ciudad elegida para terminar con su vida fue Mar del Plata, se le vio sentada en el escritorio de su habitación donde escribió una nota en tinta roja que decía -Me arrojo al mar-.

Dos días antes había garabateado su famoso poema “Voy a dormir”, dedicado a su hijo, haciéndolo llegar al diario La Nación. El cadáver de la escritora fue encontrado por los obreros Atilio Pierini y Oscar Parisi postrado en la orilla, ella tenía un color azul por el frío y salpicado de arena. Llevaba horas humedecido por el mar de octubre. 

La Nación tituló al día siguiente “Ha muerto trágicamente Alfonsina Storni, gran poetisa de América”. Con su trágica muerte de forma ambigua nació el mito que envuelve a la Madre de la poesía en América, Afonsina Storni.

Hasta nuestros días, sus versos prevalecen. 

Dicen los críticos que sus poemas tienen líneas “romancistas, vanguardistas, intimistas”. Creo, que la melancólica versión de su suicido nos la describe en la profundidad de su pensamiento, la mujer capaz de hacer más de mil versos en tan corta vida, el talento de Alfonsina Storni no es un invento a su posterior tragedia, mujer que a pesar de su circunstancia, encontró el verso y palabra, su obra que la describe en su época de mayor madurez literaria, Ocre, la cual fue un punto de inflexión en la literatura argentina.

En su obra periodística, por el género femenino hizo bastante. Instó al gobierno a otorgar el voto a las mujeres y escribió artículos y ensayos sobre los derechos de las mujeres. El diario La Nación de Buenos Aires publicó varios artículos suyos que escribió con seudónimo y se convirtió en parte de un grupo de escritores, poetas, artistas y músicos de la época que juntos visitaban La Peña, un restaurante donde Alfonsina recitaba su poesía. 

La vida periodística de Alfonsina es continua, desde 1919, cuando obtiene una sección fija en la revista La Nota y más tarde en el diario La Nación. En sus escritos plasma con rotundidad sus creencias, su periodismo combativo defiende el derecho al voto femenino y carga contra los arquetipos y tópicos que marcan a la mujer de su época. 

El poeta y amigo contemporáneo y cercano a ella, Horacio Quiroga, la introduce en las tertulias literarias masculinas y Alfonsina se labra un prestigio poco a poco. Lidiando con su condición femenina, se codea con Gómez de la Serna, García Lorca o Enrique Amorim entre otros destacados literatos de la época.

En 1920 Alfonsina Storni ganó el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura por Languidez. 

En 1921, el Teatro Infantil Municipal Labardén creó un puesto para ella y en 1923 se convirtió en profesora de Lectura y Declamación en la Escuela Normal de Lenguas Vivas. Poco después obtuvo una cátedra en el Nacional de Música y Declamación.

Sin dejar de escribir, sus obras Ocre (1925) y Poemas de amor (1926) expresan el resentimiento femenino hacia el hombre que simplemente busca la comodidad. Aquí demuestra el sentir de la mujer, frente a la vida, de manera más profunda.

Su obra poética y teatral es de profundo valor literario, su poesía es eterna, de gran originalidad. Según la crítica, Alfonsina cultiva el posmodernismo y culmina su obra con Mascarilla y Trébol, su último libro de género vanguardista. Un mes después le es diagnosticado el cáncer que le arrastrará al suicidio.

Alfonsina, poeta de alma sensible como los pétalos que defienden las guindas espinas del rosal, fue poetisa de la verdad sencilla, abría su alma entre los versos y exponía su dolor, sus deseos, sus penas y como buena artesana; describía el sentimiento remendado con su pluma que zurcía los versos, ella sabía que su dolor es el dolor de todos, ella entendió su papel y lo defendió con la punta de lanza en sus letras eternas.

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