Por Varinia De la Cruz
El último poema de Alfonsina Storni, su despedida; voy a dormir
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes…
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides… Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido…
VOY A DORMIR.
La idea de irse de este mundo, se fortaleció a raíz de cáncer de mama y los dolores que iniciaba soportando ya, de hacía unos meses atrás, le restaba energías y quizá la idea de vivir en un mundo frío, la hizo despedirse de esa manera de su vida material.
El penúltimo día de su vida, Alfonsina hace un viaje a Mar del Plata, cuando se despide de Alejandro, en el tren, le dice: me voy contenta. El médico, tras su última recaída, le confirmó sus sospechas de una muerte irremediable y temprana. Le escribe dos cartas a su hijo Alejandro, días antes de su muerte:
Cartas de Alfonsina a su hijo Alejandro
°Sueñito mío, corazón mío, sombra de mi alma, he recuperado el suelo, ya es algo. Dormí en el tren toda la noche. Te escribo ésta recostada en mi sillón, la mano sin apoyo. El apetito mejor, pero sigo con una gran debilidad. Lo mental es lo que está todavía debilísimo. ¡Ay mis depresiones! Y qué temor me dan. Pero hay que confiar, si el cuerpo se levanta puede que lo demás también. Te abraza largo y apretado,
Alfonsina
Querido Alejandro: Te hago escribir con mi mucama; pues anoche he tenido una pequeña crisis y estoy un poco fatigada, solamente para decirte que te adoro, que a cada momento pienso en ti, nada más por ahora para no cansarme e insisto en decirte que te adoro, sueña conmigo, lo necesito. Besitos largos,
Alfonsina
Esa fue la última carta que le escribió a su hijo, pero todavía le quedaban las más difíciles. Cuando el médico le confirma sus sospechas, toma la decisión. Deja una nota muy sencilla: Me arrojo al mar. Pero antes, muy consciente, le deja una carta dirigida a Manuel Gálvez:
Carta de su hijo
«Mi madre era una mujer luminosa, con un sentido casi masculino de la amistad pero profundamente femenina. Una melena prematuramente cana, enmarcaba un rostro sumamente joven, tenía los ojos azules, ora verdes, ora acerados; una sonrisa triste y una risa alegre.
Su figura era menuda; su andar nervioso; caminaba a pequeños pasos. Costaba seguirla.
Si se me preguntara qué rasgo de su carácter podría destacar, contestaría sin titubear el amor a la verdad».
Alejandro Alfonso Storni
La Obra de Alfonsina Storni
– La inquietud del rosal. Buenos Aires: Librería de La Facultad, 1916. Poesía.
– Dos farsas pirotécnicas. Buenos Aires: Cabaut. Teatro.
– El dulce daño. Buenos Aires: Sociedad Cooperativa Editorial Limitada, 1918. Poesía.
– Irremediablemente. Buenos Aires: Sociedad Cooperativa Editorial Limitada, 1919. Poesía.
– Languidez. Buenos Aires: Sociedad Cooperativa Editorial Limitada, 1920. Poesía.
– Ocre. Buenos Aires: Babel, 1925. Poesía.
– Poemas de amor. Buenos Aires: Porter, 1926. Poesía.
– Mundo de siete pozos. Buenos Aires: Tor, 1934. Poesía.
– Mascarilla y trébol. Buenos Aires: Mercatali, Impr., 1938. Poesía.
– Entre un par de maletas a medio abrir y Las maneci. Buenos Aires: Ediciones Católicas Argentinas, Tall. Graf. De, 1939. Discurso/Conferencia.
– Teatro infantil. Buenos Aires: R.J. Roggero, 1950. Teatro.
– Cinco cartas y una golondrina. Buenos Aires: Inst. Amigos del Libro Argentino, 1959. Miscelánea.
– Obra poética completa. Poesías completas. Buenos Aires: Sela, 1968. Poesía.
Adiós Alfonsina
Yo, le agradezco su poesía que conocí de niña, en libros impresos, entre versos tiernos, provenientes de distintas ediciones que pertenecen al viejo librero de mi padre, leía entre sus metáforas sus pasiones y entendí el color de la tierra.
Escudriñé entre sus versos abiertos la indecencia del divino amor, vi la tristeza en los negros ojos de sus golondrinas, reconocí la furia entre serpientes y tigres, recibí el color del sol de sus mares verdes, la frescura de su briza llegó hasta mi estancia, durante mi vida.
Con cariño y eterno agradecimiento a la señora, Alfonsina Storni, quien con poesía denuncia ante el mundo que la mujer es sensibilidad, es pasión, es arte, es revolución.
La mujer y la tinta, como el amor y el mar cuando se funden, escriben un nombre en el agua salada del mar eterno de la poesía, que deletrea su nombre, Alfonsina Storni.
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