Roy Orbison, Black and White Night

Por Marco Jiménez

 

 

Era el 30 de septiembre de 1987. Un escenario se llenó de estrellas. Entre los presentes estaban T-Bone Burnett, Bruce Springsteen, Elvis Costello, Bonnie Raitt, K.D Lang, Jackson Browne, Jennifer Warner, Tom Waits, entre otros. Era una noche que marcaría uno de los conciertos tributos más importantes que se le haya hecho a un músico en vida. Las notas sonarían en su mayor esplendor. Voces afinadas y un característico falsete resonaría ante una audiencia elegida casi con dedillo.

Aquella noche las estrellas brillarían por su estancia en el escenario. Esperaban a uno de los mejores cantantes en la historia del rock, la estrella principal, Roy Orbison, el ángel del Rock and Roll. Era una noche para recordar los mayores éxitos del interprete que recién regresaba a las listas después de que su carrera estuviera en declive en la década de los setenta, casi desaparecido como la mayoría de sus contemporáneos, Elvis, Little Richard, Jerry Lee Lewis, Chuck Berry, que en dicha década prácticamente eran fantasmas en las listas de popularidad. Sin embargo, Orbison, a mediados de la década de los ochenta, comenzó a resurgir con fuerza, lo cual sería su último aliento, ya que moriría en 1988 a los 52 años de edad.

Aquel concierto marcaría algo que pocas veces se vive en la historia de la música con una leyenda como Orbison. Prácticamente grandes músicos estaban rindiéndole tributo en vida a una de las figuras más icónicas y tal vez más infravaloradas en la historia de la música y del Rock And Roll de la década de los años cincuenta, ya que todos lo recuerdan por Oh, Pretty Woman. Sin embargo, como muestra de dicha noche tiene mucho más canciones y éxitos que los que podemos recordar o hayan llegado al mercado mexicano.

Black and White Night tiene una atmósfera de los años cincuenta. Está grabado en blanco y negro, poniendo atención al video podremos ver qué hay vendedoras de cigarros como antes había en los lugares de moda y que traían una charola en su estómago, ofreciéndolo a los clientes. Incluso algunos invitados van vestidos de esos años; los músicos, la mayoría de traje como se estilaban en las bandas tipo Jazz y Swing de dicha época.

El concierto comenzó con Only the Lonely acompañado de una orquesta, músicos de ensueño, coros que tienen en su haber premios Grammy´s, ¿Quién se da el lujo de tener en sus coros a ganadoras de Grammy´s como Bonnie Raitt o K.D. Lang? Sólo Roy Orbison. El concierto seguiría con éxitos como Dream baby, Blue Bayou, Leah, In Dreams, Crying, Candyman,  Dream you, Claudette y su canción más famosa Oh, Pretty Woman entre otras.

Sería una noche espectacular. Público y músicos portaban lentes oscuros, como los de Orbison. Recordemos que estas gafas oscuros lo hicieron famoso porque se le habían olvidado en el avión sus lentes de uso diario, por lo que no quiso salir sin lentes en una presentación en la televisión en vivo,  así que decidió usar sus lentes negros que tenían la misma graduación que los de uso diario. Así, con esa anécdota, marcaría un estilo y quedaría en la memoria de melómanos por todo el mundo.

Sin duda un concierto que se puede ver de diferentes formas, por lo histórico, por los invitados y por una reinvindicación y descubrimiento de la música de Orbison, la cual no es muy conocida y que escuchando canciones se darán cuenta de lo melodiosa y excelsa que era su voz. Un cantante que sin ningún esfuerzo llegaba a notas que podían topara cualquier instrumento, con un falsete característico y su emblemático “rugido” en Oh, Pretty Woman.

Un artista que debe ser explorado y reivindicado en la historia de la música y que es recomendable que las siguientes generaciones conozcan, ya sea por su música o su forma de cantar que esta última lo hacía con maestría, sin duda un icono del Rock and Roll.

 

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