Priscila Alvarado Solana
La mafie é un fenomeno umano
e come tutti i fenomeni umani
ha un principio, una sua evoluzione
e avra quindi anche una fine
Giovanni Falcone
Bronx es el escenario de dos mundos (uno negro y el otro blanco) contenidos en vecindarios aledaños. Webster Avenue –barrio afroamericano– y Arthur Avenue –barrio italoamericano– comparten la herencia de familias emigradas, los tiempos de crisis económica y los dolores marginales del racismo, sin siquiera percatarse de ello.
El barrio neoyorquino, hecho de italianos expulsados por la violencia de finales del siglo XIX y de la Segunda Gran Migración Negra (Great Migration), nos permite un film –dirigido por Robert De Niro– oscuro pero al mismo tiempo luminoso.
Oscuro porque con sutileza, e incluso humor, plasma la realidad de la mafia siciliana y, al mismo tiempo, el panorama atroz del racismo sistémico de los años 60 en Estados Unidos.
Y luminoso porque nos da cuenta del ojo histórico que en los 90 –década en el que se publicó la película– empezó a asomarse con las declaraciones de los pentiti (los “arrepentidos” de la mafia), que revelaron modelos de organización, nombres, localización y hasta historia de las mafias italianas que residían en la Unión Americana.
El film nos recibe en un Nueva York nocturno, con encuadres y movimientos de una elegancia sutil que, a decir de muchos críticos, hace honor a Scorsese –el director favorito de Niro–. El encanto de las imágenes, ad hoc con la época, fluye musicalizado con la delicadeza exquisita de Streets of the Bronx, de Cool Change. Al fondo la voz profunda y serena de un Calogero adulto, comienza el relato de la que fuera su historia.
Con una ternura serena, el narrador nos envuelve en anécdotas melancólicas que corren en el año de 1960, con el recuerdo de su figura infantil de nueve años, el bar de Chez Bippy, las calles, la iglesia y el edificio decadente de tres pisos en el que vivió.
- (como fue apodado en su adolescencia) centra inmediatamente el relato en Sonny, un mafioso siciliano de particular encanto, dulzura, cinismo y perversidad. El pequeño niño, sarcástico, sensible, serio y sagaz, acostumbraba contemplar a aquel personaje con admiración, anhelo e idolatría desde su pórtico.
Cuando el gangster mata a un conductor que disputaba con otro aparentemente por un aparcamiento, la presencia de C. toma relevancia para él. El niño lo ha visto todo, y ante el interrogatorio policial logra salvar a Sonny, cuando niega reconocer al culpable. En ese momento nace la amistad fraternal entre ellos.
El padre de C. se opone durante años a dicho lazo. Motivo suficiente para el nacimiento de dos vidas que, aunque paralelas, terminan siempre en conflicto: C. educado por su padre y C.educado por Sonny. Una trilogía caótica que explica el carácter, destino y las decisiones del protagonista.
- es el resultado de la educación de un modesto y honrado conductor de autobús, y del lúgubre mundo aleccionador del dinero fácil, el crimen y la personalidad de mando de un fascinante mafioso.
A mitad del film presenciamos el crecimiento de C. y viajamos al año de 1968. En la escena podemos atisbar a un adolescente de 17 años, alto, delgado, pálido y miembro de la mafia local. Al poco tiempo C. se enamora de Jane, una chica de color. Con esto De Niro logra plasmar con destreza a la “América” infectada de racismo. La “América” violenta, despiadada y mortal.
Para este momento la presencia del padre es casi inexistente. Sonny domina el panorama como patriarca e inculca al muchacho una serie de valores, apoyándolo en su relación romántica.
Sin embargo, a pesar de la ternura paternal del mafioso para con C., su figura como heredero inconsciente de la Cosa Nostra siciliana del siglo XIX, permanece flotando en el prejuicio de la clase dominante anglosajona americana y una base del “carácter propio siciliano” –denominado así por Yolanda Pardo– caracterizado por el orgullo singular, principios caballerescos y una endogamia sociológica, con fuertes sentimientos pasionales.
Quizá por todo ello es Sonny, el “talento malgastado”, quien enseña a C. valores como el respeto y la honradez, hasta el punto de salvarle la vida. Un gángster, que sin dejar de serlo, adquiere un gesto humano y una personalidad plagada de sentimientos, nostalgia, violencia y dilemas morales de entidad.
Bibliografía:
- Yolanda Pardo. (2017). Organizaciones mafiosas italianas. Estudio particular de la implicación de menores. Barcelona: Universitat Abat Oliba. Departament de Ciències Jurídiques i Polítiques.
- BALSAMO W., La Mafia de ayer a hoy, Robinbook, Barcelona, 2011 BLANCO A., Psicología de los grupos, Prentice Hall, Madrid, 2005
- Sorin Alexandru Costache. (2018). Fenómeno mafioso; crimen organizado y la Cosa Nostra. España: Facultat de ciéncies Jurídiques i Económiques . Enlace: http://repositori.uji.es/xmlui/bitstream/handle/10234/177074/TFG_2018_Costache_Sorin%20Alexandru.pdf?sequence=1&isAllowed=y
- Francesco Casetti. (1990). Cómo analizar un film. Barcelona: Paidos.
- Lemann, Nicholas. (1991). La Tierra Prometida: cómo la gran migración negra cambió a Estados Unidos. Bueno Aires: UDLA.