Por Anahí García Jáquez/Radio Gatell
Australia. 1926. Tom Sherbourne es un guardafaros que vive en la costa junto con Isabel, su esposa. Un día se encuentran un bote con un hombre muerto y una bebé viva y, al no tener ellos hijos propios, deciden quedársela.
Todo transcurre en calma hasta que la madre biológica aparece, trayendo consigo una serie de decisiones por tomar que no harán felices a todos los involucrados.
La luz entre los océanos es el primer trabajo de la escritora australiana M.L. Stedman y es justo en su tierra natal donde sitúa su historia en la que nos cuenta la vida y desventuras de los Sherbourne, quienes han deseado ser padres pero se les ha negado la posibilidad.
Por ello, al llegar esa bebé a sus vidas, se les abre el cielo, en especial a Isabel, que quiere ser madre más que nada en el mundo.
Janus Rock, la isla donde se encuentra el faro donde trabaja Tom, es el escenario perfecto para el desarrollo de esta trama ya que, por todo aquello que arrastra de su pasado (peleó en la Primera Guerra Mundial), él se ha podido aislar del mundo pero a la vez su esposa ha caído en depresión por la dificultad para concebir.
Así que, el estar apartados de todo, exacerba sus malestares hasta que llega la bebé, a la que llaman Lucy, quien les cumple su máximo deseo de ser padres.
A partir de ese momento se presentan una serie de dilemas morales que son los que determinan la trama, así como el actuar de los personajes:
¿Es correcto quedarse con el hijo de alguien más, sabiendo que probablemente lo estén buscando? Y si algún día alguien regresa a buscar a la criatura, ¿qué hay que hacer?
¿Es mejor mentir para ser feliz, en vez de revelar una verdad que puede traer sufrimiento?
A través de estas disyuntivas se plantean temas tales como ¿quién es más padre: quien engendra o quien cría, así como se nos habla del amor de madre, tanto el de Isabel como el de Hannah, la madre biológica de Lucy, quienes desde su posición luchan por lo que consideran justo y así se nos muestra hasta dónde es capaz de llegar una madre por proteger lo suyo o lo que considera como tal.
Se habla también de la pérdida y el dolor que ésta trae, del sentimiento de culpa que experimenta Tom al sentir que no está haciendo lo correcto por tener con ellos a un hijo ajeno, presentando esto como el enfrentamiento entre el bien y el mal.
La autora nos presenta a personajes de más de una dimensión que, por la misma razón, no entran en la categoría de “buenos” o “malos”, mostrando así todos los matices comprendidos dentro del concepto de “ser humano” y cómo a veces la línea que los separa puede llegar a ser tan delgada, aun y cuando sean los opuestos totales.
Y como fundamento está el poder de las decisiones que se toman, así como sus consecuencias, que no siempre se pueden elegir ni mucho menos medir su dimensión.
La luz entre los océanos no es de lectura fácil puesto que en ratos es de ritmo lento y no ahonda mucho en lo que podría considerarse importante, pero se anota un triunfo al conmover al lector hasta el punto de las lágrimas, ya que apela a emociones universales, como por ejemplo, el concepto de una familia.
En esencia, es un drama contado con un lenguaje apropiado y comprensible y utilizando flashbacks, así como los pensamientos de Tom como referencia. El lector empatiza y hasta evitará juzgar a los personajes principales ya que podrían ser como cualquiera de nosotros.La luz entre los océanos. M.L. Stedman. 2012. Editorial Salamandra.
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