Historia y futuro del rebozo, símbolo de la identidad mexicana

 

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«El rebozo tiene mucho futuro y una larga historia que se teje cotidianamente en las manos de hábiles artesanos, diseñadores y amorosos consumidores; es majestuoso, es eterno, es cuna, es mortaja, para ser vista o para esconderse. Va seguir siendo —en palabras de la cronista Beatriz Velázquez Inclán— un manto de identidad y un perdurable compañero de vida».

 

Así lo definió Eva Ayala Canseco, directora del Museo de El Carmen, para referirse al protagonista principal de la exposición Rebozo, prenda mestiza de México, como parte de los festejos por el 90 aniversario de este recinto museístico, las ocho décadas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la edición 162 de la Feria de las Flores del tradicional barrio de San Ángel.

Ayala Canseco manifestó que se trata, principalmente, de un elemento del vestir femenino, que durante el siglo XX trascendió a sí misma y, al menos desde 1950, ha sido llevada por la creatividad de las diseñadoras y diseñadores mexicanos, como base para otro tipo de prendas, desde vestidos de gala, abrigos, faldas, hasta vestidos de novia. “Es una prenda cercana de la piel y de las emociones de las mexicanas, de sus hijos y también de sus amores”.

 

Esta mantilla, dijo, que desde la Revolución es ícono de lo mexicano, es homenajeada a través de esta exposición, en la cual destacan siete rebozos que van de mediados del siglo XIX hasta 1930, “mismos que, como auténticos tesoros, han ido pasando de generación en generación, de suegras a nueras, de madres o padres a hijas, de abuelas a nietas, incluso a nietos”.

La exposición, cuya curaduría corrió a cargo de la directora del recinto museístico, revela cómo los distintos tipos de mantos prehispánicos se fueron mezclando con las técnicas y motivos asiáticos, europeos y africanos, dando origen al rebozo mestizo, al tiempo que destacó que que estas prendas pertenecen a mujeres y hombres de la comunidad, quienes generosamente las prestaron para goce y aprendizaje de los visitantes del museo.

La muestra resalta la importancia de esta indumentaria durante la Feria de las Flores, en el barrio sanangelino, por lo que entre las piezas exhibidas están dos rebozos de la autoría de Lorenzo Gómez Ortiz, quien en 1935 ganó un concurso por la calidad de sus rebozos, y tres creaciones de la reconocida diseñadora mexicana Lydia Lavín; también se incluyen poco más de una docena de imágenes antiguas sobre los procesos artesanales de la elaboración de estas prendas.

 

Eva Ayala Canseco explicó que el rebozo tiene sus orígenes en el mamatl prehispánico, prenda de forma rectangular a la que se le fueron sumando en su manufactura nuevos elementos, técnicas y materiales provenientes del Viejo Continente. En el siglo XIX, consumada la Independencia, esta prenda experimentó modificaciones, conservándose como vestimenta y herramienta de trabajo. Posteriormente, tras el triunfo de la Revolución, el rebozo desplazó al mantón de Manila, que era la preferida entre las aristócratas porfirianas, expandiendo su popularidad a todas las clases sociales.

 

La exposición permanecerá abierta al público hasta el próximo 29 de septiembre en el Museo de El Carmen, ubicado en avenida Revolución 4 y 6, colonia San Ángel. Horario: martes y domingo, de 10:00 a 17:00 horas. Costo 60 pesos. Los domingos la entrada es gratuita.

 

 

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