Por Anahí García Jáquez/Radio Gatell
Estados Unidos. Verano de 1922. Nick Carraway se muda del Medio Oeste a la Costa Este y se convierte en vecino de Jay Gatsby, un millonario rodeado de misterio que ofrece fiestas fastuosas. Nick trata de acercarse a este enigmático personaje para así poder conocer sus secretos.
El gran Gatsby es un trabajo del escritor estadounidense F. Scott Fitzgerald y es ya todo un clásico no sólo de la literatura del siglo XX sino prácticamente de todos los tiempos.
Y lo que lo convierte en un clásico atemporal es el retrato tan fidedigno que hace de un sector de la sociedad estadounidense de principios del siglo XX en la voz de Nick Carraway, el narrador que llega a ese círculo y, por lo tanto, posee una visión muy objetiva del ambiente y las personas que lo rodean, en ese caso su acaudalado vecino, así como su prima Daisy Buchanan (quien tuvo nexos en el pasado con Gatsby) y su marido Tom.
Aún y cuando la premisa es sencilla y la novela posee una duración corta, el autor la bordó de una manera por demás compleja ya que son variados los temas que toca, pero todos se relacionan entre sí.
F. Scott Fitzgerald aprovecha para mostrar a ese círculo con sus filias, fobias, pasiones, pensamientos que, si se compara con la actualidad, no suele ser tan distante ya que, en estos tiempos, aún existen personas capaces de todo por ascender en la escala social cueste lo que cueste perdiendo, en algunos casos, hasta la dignidad.
Pero en medio de los excesos, del despilfarro, del materialismo y la frivolidad surge un elemento que se convierte en el motor de las acciones de algunos de los personajes: el amor y, en este caso, nos habla de los amores perdidos en el pasado y lo que se está dispuesto a hacer por recuperarlos y volver a vivir aquello que ni todo el dinero del mundo podría comprar y que es lo más puro que puede existir aún rodeado de tanto oropel y decadencia haciéndolo sentir como un sueño imposible.
El autor ha delineado muy bien a sus personajes y es por ello que el lector podrá conocerlos y sentir desde empatía hasta desaprobación conforme avanza la lectura y se desarrolle la acción, la cual es continua por el ritmo que lleva además de que poco a poco se van desentrañando los misterios y se revela mucho del pasado y su influencia en el presente.
Como dato curioso, el texto fue publicado en 1925, años antes de la Gran Depresión de 1929, por lo que F. Scott Fitzgerald fue lo suficientemente visionario al mostrar la burbuja (que, como tal, es frágil y se puede romper en cualquier momento) en la que vivía la clase alta estadounidense y cómo es que se veía venir el fin de una era ya que fue capaz de plasmar en su obra que el American Dream, a fin de cuentas, era sólo eso, un sueño que podía terminar en cualquier momento por su misma vacuidad y por sustentarse en la nada.
A través de los ojos de Nick Carraway, el lector sabrá lo que es despertar a la realidad porque todas las fiestas, así como empiezan, tienen que acabar.
El gran Gatsby. F. Scott Fitzgerald. 1925. Editorial Anagrama.

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