Día 79: Las nanomoléculas en gotas y las 314,063 personas que han sido deshonestas

Por Rivelino Rueda

Foto: María Fernanda Rueda Frías

Yo no me empeño en nada.

Exijo pruebas. No gauchadas.

Además no he dicho que

no crea en la videncia.

Te dije que hasta hoy

no he tenido ninguna prueba concluyente.

Que alguien pueda ver

lo que está en otro cuarto, es posible.

Pero el futuro…

Lo que pasa es que muchas veces

se considera futuro lo que es presente.

Ernesto Sabato/Abaddon El Exterminador

Hoy María Dolores Frías atrapó al “coronavirus madre”. La puntada de mamá hizo reír a todos. Se trataba de un arma medieval, conocida como mangual (bola con picos), que data de los primeros años en que mis padres se mudaron a esa casa, allá a finales de los sesenta del siglo pasado.

Con esos artefactos, además de espadas reales de metal, los tres hijos de Dolores y Mónico guerreaban en la niñez. Llegó un día que esas bolas negras con picos se desprendieron de la cadena y el mazo que las sujetaban y quedaron ahí olvidadas. Hoy mi madre encontró una de esas reliquias y sí, son muy parecidas al virus.

Hoy Dolores se aventó uno de esos comentarios chuscos que perdurarán en el tiempo. Y se quedará en eso, en una observación chusca entre la familia. De esas anécdotas hay muchas en el currículum familiar.

Pero hay otras que podrían pasar por gracejadas y no lo son. Y no sólo trascienden en el ámbito de una familia, sino de un país entero. Son de esos chistes de humor negro que repercuten y calan hondo en una sociedad harto lastimada por la crisis epidemiológica.

Lo lamentable de que son creencias enraizadas en las personas que lanzaron estos (¿irresponsables?) comentarios. Uno el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y el otro, horas más tarde, de su secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

–¿Cómo se está cuidando?—preguntaron al tabasqueño en la conferencia mañanera que se realizó en Chiapas.

–Mantenerse a la distancia, el aseo, lavado de las manos […] Y estar bien con nuestra conciencia, no mentir, no robar, no traicionar. Eso ayuda mucho para que no dé el coronavirus—respondió el jefe del Ejecutivo federal.

Los caprichos presidenciales por encima de la ciencia. La reiteración de que el presidencialismo ocurrente, desafiante, nunca se ha ido del endeble sistema democrático. López Obrador recurre, como cuando dijo que una imagen religiosa (un “detente”) lo protegía de un posible contagio, de las malas vibras y de sus adversarios políticos, al deslinde fácil, a la declaración simulada.

Y el presidente de la República lo hace deliberadamente, en medio de una crisis epidemiológica que hoy alcanzó los 12,545 decesos por coronavirus y 18,377 casos activos. En la cresta de una peste de proporciones inimaginables hasta el momento.

Pero aparte AMLO deja entrever que las 314, 063 personas que han sido estudiadas hasta el momento por contagio o posible infección de la Covid-19 fue o porque mintieron, o porque robaron, o porque traicionaron. De ese tamaño.

Y sí. También deja entrever que dos de sus más allegados o han mentido, o han robado o han traicionado, como son los casos de Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública (SFP), y del gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, quienes contrajeron la enfermedad en semanas recientes.

Pero eso no paró ahí. Los remedios caseros para eliminar al bicho también salen de las oficinas de la responsable de la política interna de México, Olga Sánchez Cordero. Surge una pregunta: ¿Para qué insisten desesperadamente los científicos de todo el planeta en encontrar una vacuna que ponga fin a este virus si con pócimas que se pueden encontrar en el Mercado de Sonora se puede aniquilar el bicho?

Como si se tratara de colocar un hilo rojo en la frente de un bebé para erradicar el hipo o colgarse un ojo de venado para ahuyentar las malas vibras, la secretaria de Gobernación señala que ella no utiliza cubrebocas para protegerse de un contagio por Covid-19, pero que sí usa “gotas cítricas”.

La funcionaria va más allá. Y no, no es una gracejada de temporada. La exministra va en serio: «Yo no, no, no. Yo estoy blindada con mis gotas. Son nanomoléculas de cítricos. Las vi en varias entrevistas a una chica inteligentísima, ingeniera bioquímica, que sacó esta maravilla de productos que van directamente a destruir los virus, yo le pedí y para mis colaboradores. Se las di al gobernador de Querétaro, al de Hidalgo y al de Tabasco”.

Es una lástima que María Dolores Frías no sea ni presidenta de la República ni secretaria de Gobernación. Así no tendría que estar a la espera de la miserable pensión que recibe Mónico del ISSSTE ni el chantaje bimestral disfrazado de apoyo a adultos mayores.

Pero seguramente le arrancaría la risa a más de uno por sus chistes de temporada…

¡Suscríbete a nuestro newsletter y recibe lo mejor de Reversosmx!

Related posts