Un reflejo en el tiempo

Por Marco Jiménez

La guerra es un evento catastrófico para cualquier país y sobre todo para la población civil de ambos bandos. 

El caso de Rusia y Ucrania es uno de ellos, donde miles de personas morirán por decisiones de personas que jamás empuñarán un arma o sufrirán las carencias como la población común y corriente de sus países.

Sin embargo, hay niveles de humanidad y de perversidad sobre la toma de decisiones que los altos mandos tomarán para terminar esta guerra.

Recordando la Segunda Guerra Mundial, Adolf Hitler llevó a Europa a un genocidio por su ideología más que conocida; por otro lado también cometió un genocidio hacia sus propios connacionales, llevándolos a la aniquilación y pidiendo que cada alemán defendiera la ciudad, con civiles reclutados que se conocían como Volkssturm, donde debían servir todos los hombres de 16 a 60 años y los capaces de portar un arma y defender su patria.

Incluso niños tuvieron que defender su patria con el fanatismo ideológico de los nazis. La última estocada dada por el Führer fue la firmada el 19 de marzo de 1945 y llamada la Orden Nerón, la cual era una táctica donde prácticamente destruyeron toda la infraestructura alemana para evitar el avance de las unidades militares soviéticas y de los aliados, pero también aniquilando a los berlineses que se quedaron defendiendo la ciudad.

Volomir Zelenski, un judeo-ucraniano, nacido en la antigua Unión Soviética, hijo de un coronel del ejército rojo que luchó para derrocar al nazismo, ha decidido olvidar todo este pasado para llevar a la población ucraniana a su aniquilación.

Prohibió que hombres entre 18 y 60 años salieran de Ucrania para defender su territorio, algo parecido a lo hecho por Hitler; sin embargo, la aniquilación de los hombres ucranianos será lenta, ya que occidente, principalmente Estados Unidos, ha enviado armas desde inicio del conflicto, al igual que sus aliados europeos.

Esta práctica continúa hasta esta fecha, lo que provocará una guerra más larga que conviene a intereses económicos, como es la venta de armas, al contrario de la búsqueda de la paz, que tendría que ser el principal tema entre los involucrados. Pero esa paz tiene un costo y es la tripolaridad global, el mundo, manejado por tres potencias: Estados Unidos. Rusia y China.

Estados Unidos está logrando varios puntos favorables al parecer para ellos, entre los que se encuentran la activación de su economía con la venta de armas.

Los países de la Unión Europea que están dentro de la OTAN invertirán el 2% de PIB en defensa militar. Esto fue propuesto desde el año 2002 y, 20 años después, es una realidad para los países miembros de la OTAN.

La venta directa de petróleo y gas a la Unión Europea y la cancelación del gasoducto Nord Stream 2, por Alemania, que debemos recordar es muy dependiente del gas ruso, son acciones que al parecer están beneficiando a occidente.

Nuevamente la guerra se hace presente en el viejo continente. Ucrania es un país dividido, una parte quiere pertenecer a la Unión Europea y otra tiene afinidad con la cultura rusa; un país que tiene de presidente a un actor y que al parecer no le importa que su población sea aniquilada.

Esta intervención militar la pudo evitar firmando un acuerdo de no entrar a la OTAN que, por motivos geopolíticos, entre muchos otros, eran de preocupación para Rusia, principalmente la expansión de esta Organización de Tratado del Atlántico Norte hacia sus fronteras, el colocar armas nucleares, lo que haría imposible una respuesta de los rusos en un posible ataque de esta naturaleza.

Estados Unidos, con el fin de la Segunda Guerra Mundial y su poder e influyentismo que tiene en regiones de América Latina, Europa y parte del Medio Oriente, ha incrementado sus fronteras artificialmente, donde tiene bases militares en cada rincón del mundo.

Incluso se puede decir que Colombia es la frontera sur de Estados Unidos. Tan es así que, en 2021, firmaron un nuevo acuerdo donde se establece al país del sur como socio global y, el 1 de marzo de este mismo año, hicieron conjuntamente ejercicios en el Mar Caribe.

Estados Unidos no permitirá que ninguna potencia económica o militar ponga misiles cerca de sus fronteras. Mucho menos en países como México, Canadá o Cuba.

Los dos primeros tienen frontera con Estados Unidos, y Cuba ya los puso una vez y desencadenó la llamada Crisis de los Misiles (1962) en la Guerra Fría.

La consecuencia entre los hechos actuales y los del pasado es que si Ucrania entra a la OTAN, esta organización podría poner misiles nucleares apuntando a Moscú y este no podría contestar un ataque iniciado desde Ucrania.

Y Estados Unidos no podría contestar un ataque nuclear desde Cuba. Se dice que requieren un tiempo de respuesta de al menos siete minutos para poder contestar cualquier ataque nuclear, lo cual hace que ambos casos sean legítimos en la protección de sus fronteras y en la no expansión de organizaciones como la OTAN en las fronteras rusas.

La Segunda Guerra Mundial parece un evento lejano, algo que se ha olvidado por los europeos, aunque la cinematografía nos lo recuerda cada vez que se puede.

Esos eventos hoy se ven como un reflejo del tiempo presente que vivimos. La historia cambió y volvemos a ver un reacomodo mundial, donde los libertadores se volvieron víctimas y victimarios, donde la verdad es lo que menos importa en el negocio de la muerte.

Donde los niños blancos son víctimas de lo más atroz del ser humano, pero donde el color de piel de niños de Medio Oriente son estadísticas, donde no tienen cabida en naciones civilizadas como las europeas.

¡Subscríbete a nuestro newsletter!

Related posts