Sin memoria

Por Marco Jiménez

Esta semana, Donald Trump salió a decir que no había visto a nadie inclinarse como el presidente de México. Lo había hecho para poner a 28 mil soldados gratis a detener a migrantes en su frontera sur. Esto lo dijo con tono despectivo, como lo ha hecho desde que estuvo en su precampaña, antes de ser presidente. Es un tema que le ha servido y le seguirá sirviendo.

Les tengo una sorpresa: los presidentes mexicanos se han inclinado desde el inicio de sus sexenios hasta la finalización de ellos, poniendo el nombre que sea, el partido que sea y en el tiempo de la historia que sea.

Y les tengo otra sorpresa: esto seguirá pasando en el futuro, porque Estados Unidos, así como ha dominado a países de Europa, Asia, África, Oceanía, es imposible pensar que no lo ha hecho con México que es su vecino del sur y la puerta de entrada a Latinoamérica. De hecho, ellos piensan que América es su continente.

Han doblado a líderes no solo mexicanos, incluso emperadores como el de Japón, al único país al que le han tirado dos bombas atómicas y ahora es aliado de su verdugo.

Alemania, que es la cabeza económica de Europa, prefiere comprar 40% más caro el gas a Estados Unidos que comprarlo a Rusia, porque es mal visto a los ojos de la potencia, o Colombia, que fue un experimento del narcotráfico auspiciado por agencias estadounidenses y ahora es un socio global de la OTAN.

Y podría seguir con cada uno de los países latinoamericanos, incluido el nuestro que, con ayuda de Estados Unidos, se trafican armas hacia México. Obviamente también en política interna hay mucha culpa por no hacer absolutamente nada para que este país deje de ser una fosa común.

Hemos sido intervenidos por Estados Unidos, lo cual llevó a la perdida de la mitad del territorio. En 1914 bombardearon el Puerto de Veracruz, tres expresidentes mexicanos trabajaron para la CIA: Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez.

¿Y ahora la sociedad se espanta porque Trump dijo que dobló a AMLO? Tal vez argumentarán que nadie lo había dicho, pero tampoco nadie de nuestros presidentes se le ha puesto al tú por tú a un gobierno del vecino del norte.

Hagamos memoria de donde surge esto. Robert Lansing, secretario de Estados Unidos de 1915 hasta 1920, en el gobierno de Woodrow Wilson, fue un conocedor de nuestro país.

Por esos años, la cadena de periódicos del empresario Randolph Hearst emprendió una campaña para imponer la paz a cualquier costo, incluso, poner a quien fuera en la silla presidencial, por lo que Lansing decidió enviarle una carta donde le proponía no emplear las armas, ni siquiera un disparo.

En esa carta proponía un plan que hasta la fecha se ha llevado a cabo. Aunque, hay que ser honestos, no del todo. Su idea se basaba sólo en un punto: dominar al presidente para así dominar a todo el país.

El cómo lo lograría se enfocaba en abrir a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de las universidades estadounidenses, educarlos con el estilo de vida americano, incluidos valores y respeto del liderazgo estadounidense.

Esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y se adueñarán de la misma Presidencia, sin disparos y de una manera más efectiva que si lo hiciera un estadounidense.

Estados Unidos quita y pone presidentes en América Latina a su antojo, los deja siempre y cuando cumplan con los intereses que ellos tengan.

En caso de que no sea así, los quita y los lleva a juicio como, con Manuel Antonio Noriega, en Panamá, que era aliado de la CIA y después fue encarcelado por ellos.

Decir que un presidente estadounidense “dobló” a otro presidente y no ver la historia es risible. Ha “doblado” a casi todo el mundo desde la Primera Guerra Mundial. Ahora lo intentará con Rusia y China, pero en caso de no conseguirlo, seguirá haciéndolo con América y Europa sin importar quien esté en el poder.

¡Subscríbete a nuestro newsletter!

Related posts