Por Anahí García Jáquez/Radio Gatell
Inglaterra, 1885. Philip Carey ha quedado huérfano y al cuidado de sus tíos. Padece pie equino, lo que le causa una tremenda vergüenza y pesar y su vida girará en torno a ello, mientras que, como todo ser humano que se respete, lucha por alcanzar su felicidad.
Servidumbre humana, publicada en 1915, es catalogada por algunos como la obra maestra de William Somerset Maugham y es también un retrato de la vida bohemia a inicios del siglo XX.
Esta obra relata el viaje de su protagonista desde su infancia, donde ha sido criado en una familia muy religiosa, hasta su adultez, donde está en busca de su vocación.
Philip va conociendo las diferentes caras del ser humano ya que decide salir del ambiente gris en el que ha crecido y se hace de la fuerza suficiente para dejar ese entorno. Se encontrará con personajes que forman parte de sus vivencias y a quienes les deberá su felicidad o infelicidad, generando con esto una empatía entre personaje y lector, quien es testigo de los juicios que Carey se va haciendo a sí mismo.
El lector se vuelve un espectador de los giros que va tomando la vida de Philip: el surgimiento de ilusiones que se van rompiendo, los anhelos que no se cristalizan, la maduración de su carácter, la soledad en la que vive y que le pesa.
Servidumbre humana es también, de acuerdo con los conocedores, el trabajo más autobiográfico de su autor, siendo así Philip un alterego de Maugham dándole con ello la oportunidad al lector de conocerlo y comprender mejor su obra.
En sus más de 600 páginas, el texto puede tornarse largo y complicado, pero esto es debido a la forma pesimista en la que aborda temas tales como la pérdida de la fe, la crueldad, la represión, el deseo de amar y ser amado, la insatisfacción, las múltiples caras de la miseria humana y los claroscuros en la personalidad del protagonista.
El lector podrá reflexionar sobre la responsabilidad de los actos de cada ser humano y el poder de cambiar el rumbo para obtener segundas oportunidades. El autor comenzó a escribir esta novela a sus 23 años y la terminó a los 40, quizá después de hacer un balance de su vida y eso se llega a notar en el tono sombrío que a ratos tiene este libro, que posee un lenguaje directo y una narrativa lineal.
Servidumbre humana no deja indiferente a quien se sumerge en ella, ya que será capaz de encontrar algo de Philip Carey en sí mismo sin necesidad de escarbar mucho. Es la cualidad de los buenos textos, jamás dejan de ser vigentes.
Servidumbre humana. William Somerset Maugham. 1915. Editorial George H. Doran Company

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