Un acercamiento a la obra de la artista israelita
Por Gerardo Motagno
“La inquietante yuxtaposición de órganos y objetos”
Siendo la boca y los dedos la parte más sensual en el arte de degustar y reconocer, así como nuestros primeros sentidos para entender el mundo, Ronit Baranga logra aplicar en la rememoración de éstos, la sensación primigenia con la aceptación del mundo.
Nacida en Israel a principios de los 70s y con dos licenciaturas en Literatura Hebrea y Psicología e Historia del Arte, Ronit se adentra en la psique para sumergirse en estas dos partes del cuerpo humano e innovar en los utensilios cotidianos haciendo una clara diferenciación entre lo que se ve y lo que sentimos.
Ronit Baranga utiliza material orgánico para plasmar el universo con el que los bebés reconocen el mundo, por lo cual al llegar a la etapa adulta, es la manera de entender en el otro su propia esencia.
Bocas y dedos se funden en cerámica y barro y se inspiran en esmaltes, vidrios y calcomanías para cambiar la cosmogonía de las tazas y los platos, haciendo con ello un arte que nos regresa al mejor proto-surrealismo.
Característica que impacta a los espectadores de las obras.
Inquietante trabajo que altera el sentido de las cosas y el significado de las mismas al proponer y yuxtaponer objetos y órganos a algo que creíamos reconocer.
Ronit Baranga conoce y altera el mundo desde donde más nos afecta a nuestra propia realidad: desde la cotidianeidad y las primeras experiencias para reconocerlo.
Si pudiéramos tomar un café en esas tazas y degustar unas galletas en esos platos, estaríamos entrando a un mundo bizarro en el que cabría todo.
Empezando por la visión e interpretación del arte de Ronit. Arte en el que lo inaudito tiene sentido.