- Un segundo llamado del frente de mujeres del EZLN hizo eco en colectividades nacionales e internacionales, por la vida y la libertad de las mujeres.
Texto y foto: Aida Maltrana.
Primer Llamado: “No basta un colectivo”.
En marzo de 2018, el frente de mujeres del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) convocó a un “Primer Encuentro Internacional Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan” en el Municipio Autónomo “17 de noviembre”, en el Caracol IV Morelia, en Chiapas.
Más de cinco mil mujeres de distintas partes del mundo se encontraron con las zapatistas para mirarse y reconocer “sus resistencias cotidianas”, cada una “a su modo y tiempo”, organizadas en campamentos, abrigadas por la seguridad del Caracol IV, alejadas de “las formas patriarcales”, y de muros o distractores que impidieran el diálogo. En su carta reciente las mujeres de la montaña del sureste de
Chiapas recordaban a las mujeres que luchan en el mundo, que “en territorio zapatista no ha sido asesinada ni una sola mujer en muchos años”.
Con sus formas autónomas y recursos, las zapatistas recibieron a mujeres indígenas y no indígenas, nacionales e internacionales, quienes aprendieron a escuchar y a conversar para ser escuchadas en este encuentro, sin negar las diferencias, pero al mismo tiempo manifestando causas en común como lo es “la lucha contra el patriarcado”. El evento que duró tres días culminó con reflexiones acerca de “ser mujeres” en un sistema capitalista y las constantes violaciones a sus derechos. El acuerdo principal entre todas fue “mantenerse vivas”, lo que en realidad significa “luchar por la vida”, postura que asumieron las mujeres zapatistas y sus compañeros, desde su levantamiento en 1994.
Esta experiencia afectiva quedó simbólicamente sellada con las palabras de las mujeres zapatistas, al cierre del encuentro:
- Llévala (la luz) a las desaparecidas, asesinadas, presas, violadas, golpeadas, acosadas y violentada, migrantes, explotadas, muertas. Llévala y diles que no están solas, que vas a luchar por ellas, por la verdad y la justicia que merece su dolor. Conviértela en rabia, en coraje y decisión.
Segundo Llamado: “¿Dónde está pues la lucecita que te dimos?”
Ante las decisiones del gobierno actual de continuar con los megaproyectos como el Tren Maya y el Plan de Desarrollo del Istmo de Tehuantepec, las mujeres zapatistas informaron que no podrían celebrar el segundo encuentro en sus Caracoles, debido a las acciones que han emprendido para defender sus tierras y territorios, sin embargo, dejaron abierta una pregunta como eje para el diálogo “¿Dónde está pues la lucecita que te dimos?”
Para seguir con el ejemplo de las zapatistas, mujeres de distintas nacionalidades se convocaron esta segunda vez en la Ciudad de México y en otros estados del país los pasados 16 y 17 de marzo de este año 2019, para compartir sus luchas y saberes, y así dirigir una respuesta colectiva a la pregunta de las mujeres zapatistas. El llamado se hizo a Mujeres Participantes en las Redes de Apoyo al Concejo Indígena de Gobierno (CIG), a Redes de Resistencia y Rebeldía, Colectivos de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y a otras organizaciones más.
La logística del evento, -cerrado a hombres-, estuvo a cargo de las mismas mujeres a través del trabajo voluntario, y con la aportación de colectivos para impartir actividades de movimiento como biodanza y sexualidad, parkour, movimiento gyrokinesis, técnicas básicas de defensa personal, capoeira y danza; además de charlas y foros con temas que nos afectan y preocupan a las mujeres en México como las violencias, la trata de personas y el trabajo sexual, la inclusión en los espacios de decisión, los abusos y desigualdades laborales para trabajadoras del campo, del sector universitario y de las maquiladoras; la relevancia de los feminismos, así como el papel protagónico de las mujeres indígenas en la defensa de la tierra y el territorio en el campo y en la ciudad. Asimismo un espacio se abrió para dialogar acerca de la revolución de las mujeres en Kurdistán. Sin faltar espacios para proyecciones, exposiciones de arte gráfico y mural, y expresiones musicales que formaron parte de este tejido de colectivos a favor de los derechos y las libertades.
“Nuestra esperanza es que un día la situación cambie”
Al inicio del encuentro, mensajes de distintos frentes de mujeres se escucharon, uno en común para “expresar a las hermanas zapatistas que no están solas, que si tocan a una, tocan a todas”, y con una frase con la que se recordaba a la Comandanta Ramona, se dejó al aire una reflexión: “la esperanza es que un día la situación cambie y las mujeres sean tratadas con justicia”.
Manifestaciones diversas, dolores y duelos sirvieron para trazar una cartografía de realidades de las mujeres en México, se escucharon las voces de trabajadoras representantes del Sindicato de la UAM que continúa en huelga en la Ciudad de México; de jornaleras que han sido despedidas a partir de las huelgas de las maquiladoras de Matamoros para exigir el 20/32, como derechos laborales legítimos; Mujeres Yaqui de Sonora, quienes junto con sus compañeros defienden su territorio de la instalación de un gasoducto que pone en riesgo la vida de sus pueblos; Mujeres de Amilcingo, Morelos, donde recientemente fue asesinado el defensor Samir Flores, una comunidad activa en el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua, en contra del Proyecto Integral Morelos y la termoeléctrica de Huexca. Por su parte, Doña Reyna Cruz, Concejala de Oaxaca, en representación del Congreso Nacional Indígena (CNI), compartió los sucesos alrededor de la lucha contra los megaproyectos en la región chontal, y la manera como han afectado a la tierra, de donde provienen los insumos animales y vegetales que dan sustento a la medicina tradicional, que ella protege y defiende.
- Los denunciamos porque queremos vivir sanos, porque queremos recuperar lo nuestro… no más a los químicos, la medicina natural no se fumiga…
Doña Reyna externó su preocupación por el envenenamiento de la tierra y de la importancia del trabajo del campesino, -que si este faltara-, dejaría de existir el alimento.
Alicia Castellanos, antropóloga y académica de la UAM destacó durante este acto de apertura, que “la lucha actual de las mujeres indígenas es inédita y que contribuyó a la conformación de un Consejo de Gobierno Indígena del que resultó como candidata una mujer que hizo retemblar conciencias en la esfera de la política…”
También explicó que “las mujeres se han convertido en sujetos fundantes de valores, y de un pensamiento crítico propio, a través del despliegue de una gran capacidad organizativa, de convocatoria a seminarios, semilleros, conversatorios, encuentros, festivales de música, y cine, nacionales e internacionales, en los que se reflexiona, analiza, intercambian saberes, se comunican experiencias, dolores y rabias, sueños en los que convergen muchas luchas”. Además recordó que después del Primer Encuentro convocado por el frente de mujeres del EZLN, mujeres del CNI y el CGI organizaron otro más en el mes de agosto, y es que, a decir de la antropóloga, “mujeres indígenas y no indígenas buscan nuevas formas de articulación entre las luchas de los pueblos originarios y las luchas en las ciudades…”
“Ya estamos por todos lados, unidas”
Mujeres de otras geografías, organizadas o no en colectivos, acudieron a este segundo llamado para recibir e intercambiar experiencias de luchas locales. Momo, una cantante alemana de hip-hop y simpatizante de las mujeres kurdas en Medio Oriente, expresó entre sus líricas, que las mujeres “ya estamos por todos lados, unidas”.
Las Mujeres del Kurdistán, quienes organizaron una lucha revolucionaria histórica en el Medio Oriente, hicieron llegar mediante un comunicado un mensaje solidario a las mujeres zapatistas:
- No solo estamos luchando por las mujeres de nuestra tierra, no podemos sentirnos libres si en otras partes del mundo no lo están… hemos aprendido la importancia de compartir nuestros resultados con todas las mujeres de mundo, para convertir el siglo XXI en la era de la mujer libre y dar lugar a la segunda gran evolución… Solo una lucha organizada puede lograrlo, colectivizar nuestra conciencia, no pelear por separado, sino juntas. Es el momento de la revolución de las mujeres.
De este lado del continente, Bettina Cruz y María de Jesús Patricio, Marichuy, ambas Concejalas del CGI en México compartieron sus experiencias de lucha por la defensa de la tierra y el territorio durante los conversatorios. Bettina, además integrante de la Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec, explicó cómo es que las mujeres indígenas se han involucrado en las acciones comunitarias contra los megaproyectos:
- Nos ha tocado luchar porque nos ha tocado vivir en este sistema patriarcal, somos las que más dudamos, las que más nos enfrentamos, y llegan las empresas con los hombres, no con nosotras, al hombre le cuentan, le engañan, les dicen ‘te vamos a dar un chingo de dinero y ya no vas a necesitar trabajar en el sol, ya no tendrás que ir a pescar, ya no vas a tener que plantar, ya nadamás vas a poder estar ahí en tu casa’ -y eso no es cierto-, convencen al hombre para que firme… Antes, las decisiones las tomaban en la casa la mujer y el hombre, porque la mujer es la que cuida, es el baúl que cuida los tesoros en la casa… pero llegan las empresas y rompen con eso, le dan la decisión al hombre, y la mujer va quedando relegada. Es un efecto de la intervención de las empresas.
Bettina Cruz también abordó el tema de la soberanía alimentaria como otro de los daños de esta “invasión”, y narra que cuando se instalan en sus territorios, -termoeléctricas o eólicas-, llegan los otros corporativos que venden comida, como Chedraui y Walmart, promoviendo una cultura de consumo que hace a un lado la propia producción. De lo que generalmente se produce en la tierra, o de la cría de los animales, una parte es para el auto consumo y otra parte, son las mujeres quienes transforman estos productos para su venta, y otra más, es para las fiestas tradicionales.
- Las costumbres de los pueblos indígenas están en la comida, la mayor parte de lo que consumimos aún, se ha basado en el maíz, plantas… cuando eso ya no está, ya no tenemos el control del territorio, ya no lo podemos producir y comer, ni intercambiar ni vender, ya tenemos que ir a comprar a esas tiendas. Eso es por lo que luchamos y eso es una vida, nuestras fiestas, los rituales se hacen gracias a la memoria que las mujeres vamos tejiendo, y vamos dejando en nuestras hijas, y nietas… todo eso es el territorio para nosotros, no solamente es el lugar donde vivimos o el lugar donde sembramos.
Marichuy hace un llamado a luchar de manera conjunta, pero pone el énfasis en dar un lugar importante a la mujer.
- El compañero tiene que entender que la mujer también lo tiene que hacer y debe respetar la manera, no se le tiene que imponer, y es difícil porque en los pueblos es diferente, -la vida y la lucha- pero ahí va caminando esa lucha por el territorio, porque es fuerte lo que viene… las mujeres estamos reforzando más la lucha por la medicina, la lucha por la educación, la lucha por el vestido, por la lengua, por la organización, participando más en la toma de decisiones en las comunidades…
Para Marichuy una organización se construye desde abajo, desde los pueblos, los barrios, las colonias, es ahí donde se defienden los espacios para la vida, considera que es importante pensar entre todos y todas, cómo hacer fuerza para frenar “las cuatro ruedas del capitalismo”.
- Creemos que detrás de esos proyectos hay una dependencia total, se va a acabar la tierra, el aire; se van a contaminar las aguas, los bosques… ¿De qué vamos a vivir en la comunidad? -Decía mi abuelita: ‘hay que cuidar las plantas porque ellas hacen que llueva, y va a haber un día en que vendan el agua’, y vean… ella no lo vio, pero ella lo dijo, ‘cuídenlas’- entonces ¿Qué hacemos los pueblos? Si cuidamos las plantas, los bosques, es porque tienen una conexión con nuestra vida, si se contaminan el agua, el bosque, nos contaminamos también nosotros, por eso hay muchas enfermedades cada vez más difíciles de curar, porque nuestra tierra está enfermándose… esa es nuestra tarea de nosotras como mujeres… ¿Cómo vamos a cuidar el territorio? Eso es lo que estamos viendo en el Congreso Nacional Indígena.
“Construyendo otros mundos posibles”
Durante la noche del primer día de este encuentro, las velas se encendieron para responder a las mujeres zapatistas que “no están solas”, y en un momento emotivo, se leyeron en voz alta las cartas de mujeres que se reunieron en otros estados como Nayarit, Jalisco, Estado de México donde las violencias hacia las mujeres han alertado a la organización solidaria:
- Aquí está la lucecita que nos dieron, se hace más fuerte cuando decidimos luchar juntas.
Al cierre del evento “desde esta ciudad monstruo” como se expresó una de las participantes, y donde también se escuchó la voz de la madre de unos de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, al grito de ¡Mujeres unidas jamás serán vencidas! Marichuy también expresó que “en estos tiempos ya no nos podemos dar el lujo de manifestarnos de poquito por un lado” que es mejor la unión.
Bettina Cruz externó en alguna de sus intervenciones que no hay que temerle a las diferencias reales que existen entre las mujeres que se encuentran en estos diálogos, que se tienen tareas, pero que la idea es multiplicarse.
“El regalo de la resistencia cotidiana es invaluable, en cada rincón del mundo” así se habló de la luz que las mujeres zapatistas encendieron para que otras mujeres del mundo continúen con sus luchas en sus lugares, “a sus modos y tiempos”.