Man Down y las adversidades de la guerra

Por Víctor Del Real Muñoz

Ilustración: Ricardo Camacho

 

Los estragos que se tienen que vivir cuando se está dentro de una guerra como soldado, desde el terreno moral hasta el desgaste emocional, son muy fuertes para cualquier ser humano. En la generalidad dichos estragos son muy difíciles de administrar. Todo tipo de guerras, intervenciones, tienen y seguirán teniendo un trasfondo económico.

 

El expansionismo tiene como reducto la vía política, pero como fin el despojo en todas sus manifestaciones de otras regiones del mundo por parte de los países dominantes.

 

En ese sentido cuando se diseña una guerra o una intervención, las fuerzas armadas de cualquier nación prevén escenarios en los cuales sus soldados puedan incurrir en un problema de orden emocional o de salud, por la poca adaptación a los lugares desconocidos que intervengan.

 

Aquí el asunto es cuando los soldados cumplen sus misiones y se retiran del ejército. ¿Quién ve por ellos?, como cualquier otro tipo de trabajador. En esta última parte la situación del momento económico con las formas de gestionar el gasto social entran al quite.

Man Down (“Hombre caído”) nos narra la manera en que el regreso de un ex combatiente van en torno a la crisis existencial, humana, económica y emocional. Muchos militares regresan a Estados Unidos sin garantías sociales, sin fondos de retiro, listos para vivir el infierno de la calle luego de haber vivido las imágenes más crueles de asesinar personas extranjeras que nunca conocían pero que les correspondió matar en lo que la rimbombancia del lenguaje militar llama “una misión”, aunado a todas las secuelas mentales que esto trae consigo.

 

Se puede apreciar la vida de un hombre que se recluta en las fuerzas militares norteamericanas como cualquier ciudadano estadounidense que ante la falta de expectativas de empleo junto a su amigo de la vida se inscribe; recibe los entrenamientos con todos los protocolos de la marcialidad y el progreso de la hombría ante cualquier escenario de ataque, y posteriormente antes de partir a Afganistán celebra con un ánimo parcial y la compañía de su familia (hasta el momento feliz y estable, muy en el devenir de la armonía familiar estadounidense) la encomienda por cumplir al servicio de la humanidad y los Estados Unidos nuevas tareas militares.

 

El soldado Gabriel Drummer (interpretado por Shia LaBeouf) es un hombre cumplidor de familia, enganchado con ese discurso moral de la paternidad correcta, del amor por su esposa, del incondicional apego a su pequeño hijo y se va a la guerra con la imagen de su familia bien marcada en el subconsciente, su mejor amigo, que posteriormente se queda al resguardo de su familia pero que tiempo después incurre en una infidelidad (rompiendo esa supuesta armonía familiar y amorosa) contribuye al mismo tiempo a que junto a pasajes tétricos de la guerra y una aguda y progresiva pérdida de conciencia Drummer tenga que volver a Estados Unidos a enfrentar un problema de estrés post traumático, un poco de demencia y situación de calle.

 

¿Es esta película una crítica al manejo y el trato de los ex combatientes de guerra en Estados Unidos?, ¿Es una crítica más a la política bélico-militar-expansionista norteamericana por el mundo?, ¿Sigue teniendo legitimidad social la milicia estadounidense dentro de Estados Unidos?, estas son algunas interrogantes que dicho filme cuestiona.

 

Datos técnicos

Nombre: Man down “Hombre caído”. Estados Unidos. 2017, dirigida por Dito Montiel e interpretada por Shia LaBeouf, Kate Mara, Jair Courtney y Gary Oldman.

 

Related posts