Texto y fotos: J. Tonatiuh Pérez Cisneros
Lo entrevistamos a inicios del 2014 en su residencia de Guadalajara para un proyecto del productor José Luis Rueda. Después de esperar cinco minutos en el exterior de su casa nos abre la puerta, justifica su tardanza a que no escuchó el timbre. Nos presentamos y nos invita a pasar.
Ese día vestía una playera azul tipo polo, con botones blancos. Sus inseparables jeans azules, un reloj con extensible color café de piel, lentes, barba blanca, un cabello entre cano y un rostro que tenía un reflejo de mil batallas,
La entrevista giró en torno a un tema que domina: el movimiento estudiantil del 68. Recordó su paso por las batallas del 68, el 2 de octubre, sus mitos y leyendas, su supervivencia en el Campo Militar Número 1, las comisiones de la verdad creadas en torno al movimiento, el conflicto con Elena Poniatowska por no darle créditos en sus escritos en el libro La noche de Tlatelolco, su exilio en Chile, su andar por la vida.
Una persona muy sonriente, crítica con todo y hasta con el mismo movimiento estudiantil del 68. Expone que por eso fue el distanciamiento con los líderes autoritarios del Comité 68. “Les dolió que no reconociera que el 68 fue un genocidio, abierto a todo y, sobre todo, a desenmascarar a los vividores del movimiento”.
Durante la entrevista recordó diferentes pasajes de su vida. Nos contó de su sobrino que quería mucho y que se encontraba en Israel. No guardó nada y respondió a todo cuestionamiento con detalles que muchos libros no traen.
Su casa horizontal, con una planta baja y un piso, con interiores en blanco, cuadros colgados en la pared, espejos y una planta que lo acompaña día a día; una mesa de centro de madera con cubierta de cristal. Destaca un portarretrato de madera con la foto de su amado sobrino, libreros y libros por todos lados.
Creemos que no se llevó ningún secreto del movimiento del 68, dijo todo e incomodó a todos, sobrevivió a las proyectiles de los soldados y del Batallón Olimpia, sobrevivió a las críticas, al tiempo, pero creo que no a la soledad.
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