Por Guillermo Torres
Originario de la Alcaldía de Milpa Alta, en la Ciudad de México, Jovany Laguna se define como autodidacta. Su obra posee un gran contenido de sensibilidad al dolor y al sufrimiento de la humanidad.
Describe su obra como “una galería de personajes cotidianos llenos de dolor, mostrando la decadencia humana, criaturas abandonadas que aparecen sin escenarios protectores”.
Su obra expresionista ha tenido un proceso importante de maduración en los últimos tres años. Su estilo rompe con la estética humana para tomar énfasis en sentimientos y emociones como la tristeza y el dolor.
Además, el artista conceptualiza a la mujer como un ser fuerte con la capacidad de afrontar cualquier adversidad a pesar del sufrimiento. Exalta la delicadeza de la feminidad y todo lo que puede hacer sentir y presente en su entorno ya sea de manera consciente o inconsciente.
El pulso de su mano es un conjunto de elementos cotidianos que muestran, con belleza, que la mujer es capaz de hacer sentir lo más hermoso y sublime, pero también parte del sufrimiento que como parte de su experiencia personal refleja en su obra.
Desde los seis años de edad comenzó a dibujar con la influencia y herencia de su padre, y a los 18 decide dar el salto para la realización de sus primeras obras al óleo. En 2014 participa en su primer concurso de manera profesional y obtiene el primer lugar.
En 2015, Eduardo Getino, profesor de la Academia de San Carlos, lo invita a participar en un curso de pintura. Asimismo participa en diferentes exposiciones colectivas, mostrando su capacidad como pintor que lo impulsa a desarrollar su propio estilo y a llevar su obra a varias partes de México. Su obra se ha expuesto incluso en Holanda.
Como todo artista, la sensibilidad y catarsis le llevan a plasmar su pensar, su sentir, su percepción de la realidad, dentro de un contexto que, sin duda, refleja en lo cotidiano lo que Jovany plasma en su obra, adentrándose así en la vertiente de una problemática social que ha de resolverse, y que por medio de la sutileza del arte y la cultura le dan una connotación más fácil de asimilar.
Pero sobre todo, en la que convergen las ideas para la solución requerida para un tema tan trascendente como la mujer, con especial énfasis el reencuentro de ambos géneros como parte de un todo, en medio de la cordialidad y la armonía, con posibles discrepancias, sí, pero con el debido respeto, reconocimiento y complementariedad.