Por Víctor Del Real Muñoz
El mundo moderno, por demás dependiente de la tecnología para el cumplimiento de tareas básicas del hombre y del sistema económico actuales, pero también, condenado a todos los mecanismos funcionales en torno a la digitalización, la virtualización, la era artificial, la telemática aplicada, la guerra virtual, las energías limpias, la codificación analógica, la encriptación de datos y la comunicación en su concomitancia con la era de la información es una realidad insuperable, sin vuelta atrás.
Sin embargo, a pesar de que la resiliencia, la adaptación y la aceptación en la vida son valores que, más allá de la cultura, son rasgos espirituales profundos que contribuyen a la armonía y el equilibrio emocional y colectivo, ¿hasta dónde el ser humano será un sujeto pasivo y contemplativo de su sustitución paulatina de intrascendencia, aún dentro de su modelo mismo de sociedad?
Si el mundo apunta hacia una realidad donde cualquier necesidad, adversidad clínica, situación de angustia, desafío, tarea, rol, circunstancia, esté, o por lo menos tienda a ser resuelta en la inmediatez, entonces, ¿qué desafiara al hombre por sí mismo? Literalmente ¿qué chiste tendrá la vida? ¿qué picantes y aderezos ostentará?
Si el espectro moral, ético, funcional y espiritual del transhumanismo, la ingeniería biónica, la inteligencia artificial, la tecnología in vitro, la modernidad telemática y virtual, la digitalización y el mundo por la nube harán más rápido, eficiente, progresivo, dinámico y funcional al sistema ¿qué utilidad adquirirá el hombre de a pie en todo este show?
¿Se avizoran épocas donde exista un volumen de desempleo, cubierto de actividades de ocio, pero financiadas por los Estados? ¿cobrarán vigencia las tesis, algunas alternativas, otras formales, y una que otra conspirativa, que apuntan hacia una pensión universal disfrazada de beca o seguro de desempleo permanente, considerando que no habrá ya tantas tareas por hacer en el planeta?
¿Usted se ha percatado que, en tiendas virtuales, no físicas, sino esas que, en cada celular, tablet o computadora están, tipo Google Play, existe de todo, y de todos los rubros, hasta de sexo jijiji?
Yo a usted le pregunto, o, mejor dicho, le pongo en la mesa, y a como se están dando las cosas en general, en la actualidad, ¿qué utilidad tendrán de cara al futuro los contadores, los profesores de oficio, los científicos sociales, los entrenadores deportivos, los antropólogos, los periodistas, por citar algunos de miles más que no me alcanza el espacio para citar?
¿Por qué le hago esta pregunta? Corrobore usted, por cuenta propia, que hoy existen apps, blogs, canales, programas, y cursos en línea que solventan casi en su totalidad las tareas funcionales, ordinarias y elementales de algunas de las áreas que le acoto en el párrafo anterior, y otras, por no decir, miles que no menciono.
Y a partir de aquí, ¿qué rol tiene la filosofía en términos actuales? ¿La legitimación de la progresiva sustitución de la trascendencia humana? ¿o el cuestionamiento crítico y combativo al respecto? ¿ambas por separado? ¿o el equilibrio entre ambas?
Sin duda, se tiene mucho que pensar en las universidades y centros intelectuales del mundo.
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