La barbarie de la guerra contra el narco se libra en el cuerpo de las mujeres

 

Por Rivelino Rueda

La vergüenza obliga a bajar la mirada, a mantenerla clavada en algún punto del piso. María del Sol Vázquez Reyes narra el terror de la tortura sexual de la que fue objeto en octubre de 2012 y la vergüenza flagela hondo.

La voz glaciar de Marisol, su historia y su testimonio, hacen a todos y cada uno de nosotros culpables de este horror. Las palabras de esta veracruzana de una dignidad cósmica es una lápida impasible en un país de ciegos, de cómplices, de apáticos soñadores.

México vive una guerra que se libra en el cuerpo de las mujeres. México es un país donde se dan nueve feminicidios cada día y donde hay una denuncia de violación sexual en contra de mujeres cada hora. México es una nación en donde las fuerzas de seguridad, policiacas o militares, en complicidad con las instituciones encargadas de impartir justicia, utilizan un arma de guerra focalizada en contra de las mujeres.

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El 26 de octubre de 2012 Marisol salía de trabajar, entre las nueve y diez de la noche, de las oficinas de Hacienda del Estado de Veracruz, en Córdoba.

Fue detenida sin orden de aprehensión por agentes de la extinta Agencia Veracruzana de Investigación (AVI), y luego trasladada a las oficinas de ese macabro organismo, donde sufrió actos de tortura, tortura sexual, amenazas de violación, desnudez forzada, cachetadas, manoseos, golpes, descargas eléctricas en todo el cuerpo, entre otros.

“A mi familia le dijeron en esa corporación que seguramente me había ido con mi novio. Me llamaron mentirosa, llamaron mentirosa a mi familia. La denigración fue tanta que durante los cinco años que estuve en prisión tenía cero dignidad”.

Marisol es madre de dos niñas. Estudió Derecho en la Universidad del Golfo de México, una carrera técnica de diseño gráfico e inglés. Marisol es una de las pocas sobrevivientes que pueden contar su historia, es de las pocas mujeres valientes y dignas que se atrevió a levantar la voz frente a estas atrocidades del Estado mexicano, ante este silencio cómplice de todos y cada uno de nosotros.

Muchas mujeres sobrevivientes víctimas de tortura sexual en México todavía no se atreven a denunciar, por miedo o por amenazas. Pero 29 de ellas, con la frente en alto, levantaron la voz y denunciaron las atrocidades que padecieron.

Muchas otras, con vida y rostro propios; con nombre; con sueños, con alegrías, tristezas y esperanza, no pueden hacerlo porque se encuentran en la ignominiosa lista de los 30 mil desaparecidos en el país desde que inició esta absurda guerra contra el crimen organizado, en diciembre de 2012.

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El informe Mujeres con la frente en alto. Informe sobre la tortura sexual en México y la respuesta del Estado, del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, es uno de esos documentos que retrata las acciones más cobardes en estos años de terror.

Los datos no sólo son desgarradores, sino que manifiestan el estado de descomposición de un país al borde del abismo. Y es que si no preocupa esto, si no incomoda, si no hace reflexionar sobre nuestro grado de degradación humana, ¿qué lo va a hacer?

El Centro Pro señala que de 2006 a 2016 el 72 por ciento de las recomendaciones emitidas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) por violación a la integridad personal en casos de mujeres incluyeron actos de índole sexual; que en 2013 el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) advirtió que el 27.8 por ciento de las mujeres que reporta golpes afirma que fue víctima de violencia sexual, frente a 6.2 por ciento de los hombres.

Amnistía Internacional informó que de 100 casos documentados de mujeres presas, 72 afirmaron haber sufrido actos de violencia sexual en el momento de la detención o en las horas siguientes y 33 denunciaron haber sido violadas. La Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (ENPOL) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) advierte que la violación estuvo presente en un 12.7 por ciento en casos de mujeres y un 4.0 por ciento tratándose de hombres.

World Justice Projet concluyó que 8 de cada 10 mujeres detenidas entre 2009 y 2016 fueron víctimas de tortura antes de ser presentadas frente a un juez. En estados como Coahuila y Tabasco, más del 30 por ciento de las detenidas refirieron haber sobrevivido a tortura sexual. La cantidad de mujeres privadas de la libertad en Centros Federales de Readaptación Social aumentó de 63 en 2007 a 2 mil 731 en 2017.

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Daniela Rodríguez Treviño (23 años). Nació en el Estado de México. Tiene una hija y un hijo. Fue detenida el 8 de junio de 2014, a las 15:00 horas, mientras se encontraba en un baño cerca de la alberca del hotel Viva Inn, de Ciudad Victoria, Tamaulipas.

En ese momento llegaron al estacionamiento del hotel agentes pertenecientes a la Policía de Investigación Acreditable del Estado de Tamaulipas y dos policías de dicha agencia la interceptaron y comenzaron a golpearla.

Por medio de amenazas, golpes, gritos e insultos la obligaron a subir a una de las camionetas y la trasladaron a las instalaciones de la citada corporación en donde fue víctima de asfixia, desnudez forzada, tocamientos, insultos, descargas eléctricas y violación sexual tumultuaria.

Daniela les suplicó a los agentes que dejaran de hacer esos actos pues se encontraba embarazada de gemelos, sin embargo, éstos incrementaron la intensidad de la tortura y le dijeron que querían matar a sus bebés.

Además, mujeres policías le mutilaron y quemaron el cabello con un encendedor y durante el periodo en el que estuvo retenida ilegalmente, también fue obligada a escuchar los gritos de otras personas a quienes torturaban en el mismo lugar.

La puesta a disposición oficial ocurrió hasta las 15:15 horas del 9 de junio de 2014, de acuerdo con el acuerdo ministerial de puesta a disposición, lo que indica que Daniela fue retenida ilegalmente por 24 horas. Al llegar a la SEIDO en la Ciudad de México, presentaba un fuerte sangrado vía vaginal, sin embargo, la doctora que la revisó le dijo que no presentaba lesiones.

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GMT (iniciales) (25 años). Nació en el Estado de México. Tiene una hija de seis años. Fue detenida el 15 de abril de 2015 a las 18:00 horas por policías ministeriales del Estado de México, en un restaurante de comida rápida en la plaza comercial Town Center en san Pedro Atizapán, junto a un sobrino que en ese momento tenía 17 años de edad.

Ambos fueron trasladados a las instalaciones del C-4 de Santa Anita, donde GMT fue sometida a actos de tortura. Durante el traslado a las instalaciones oficiales fue víctima de amenazas, insultos y tocamientos lascivos en pechos, piernas ante la presencia de más de tres elementos.

Mientras la asfixiaban con una bolsa de plástico, GMT intentó defenderse diciéndoles que conocía sus derechos. La respuesta de los ministeriales fue introducirle en la boca una pistola y cortar cartucho.

En algún momento los agentes detuvieron el vehículo en un paraje solitario supuestamente para buscar a una persona secuestrada. En ese lugar, uno de ellos la violó sexualmente. Posteriormente, fue llevada a las instalaciones del Ministerio Público en Tlalnepantla de Baz, donde nuevamente fue torturada y violada sexualmente con el objetivo de que confesara y diera información sobre un delito que no cometió.

Además, sufrió asfixia húmeda (le pusieron agua mineralizada con chile pequín por las fosas nasales); la sometieron a lo que denominaron el “juego de la pirinola”, que consistía en hacerla girar en una silla y cada vez que un agente la detenía, le daba una cachetada. GMT fue golpeada y pateada en múltiples ocasiones por una mujer a quien identificó como “la licenciada”, quien traía puestas unas zapatillas.

Los policías ministeriales utilizaron una máquina para darle descargas eléctricas en las costillas, piernas, pechos y cuello. Ante los actos de tortura física, psicológica y sexual a los que fue sometida, se desmayó en más de una ocasión. Uno de los policías ministeriales le mordió el pezón izquierdo, haciendo que sangrara. Fue violada dos veces más por agentes ministeriales en presencia de “Ángela”, a quien tenían sometida apuntándole un arma en la cabeza para que observara.

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Alejandra Amezcua Alcalá (35 años). Nació en Torreón, Coahuila. Tiene un hijo. Antes de su detención tenía una tienda de frutas y verduras.

Fue detenida el 20 de octubre de 2014 a las 16:00 horas por elementos de la Policía Federal vestidos de civil. La subieron a una camioneta y la taparon con una cobija. Posteriormente la llevaron a un lugar clandestino que ella recordó era una finca o una granja. En ese lugar estuvo retenida ilegalmente hasta la una de la mañana del 22 de octubre. En ese lugar escuchó que torturaron a otras personas.

Entre los actos de tortura que sufrió se encuentran gritos, golpes, desnudez forzada, manoseos, asfixia húmeda y seca –los elementos de la PF le pusieron una toalla en su cara a través de la cual le aventaron agua mientras le pegaron en el estómago por alrededor de dos horas–; también le colocaron una bolsa de plástico, lo que le ocasionaba dificultades para respirar. Después de los golpes, Alejandra se percató de que le comenzaron a tomar fotografías.

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Alma de León Ramos (52 años). Nació en Laredo, Texas. La detención de Alma ocurre el 13 de mayo de 2013 a las 15:30 horas cuando regresaba de vender un automóvil en la ciudad de Zihuatanejo, Guerrero. El autobús en el que viajaba como pasajera se detuvo en un retén de elementos del Ejército, la Marina y la PF.

Ahí, dos “madrinas” de la PF la subieron al autobús y encontraron una bolsa de narcóticos en uno de los asientos cercanos a Alma. Al pedirle sus documentos de identificación, Alma les mostró su pasaporte y al notar que era ciudadana estadounidense le pidieron que descendiera.

Alma fue trasladada a las instalaciones de la SEIDO en Monterrey, Nuevo León. El 14 de mayo personas encapuchadas entraron al cuarto donde la tenían retenida, la tomaron del cabello y le doblaron los brazos. Le pusieron una malla en la cara para que no pudiera ver y le pusieron un celular con una voz que no pudo reconocer.

Posteriormente, los policías la llevaron a un excusado que contenía orina, excremento y ratas. Le metieron el rostro a la fuerza y le dijeron que tenía que hablar y conseguir tres millones de pesos para dejarla en libertad.

Durante la tortura uno de los policías le dijo que él tenía sida y la violaría. Además, le levantaron la blusa, le hicieron tocamientos en los senos, abusaron sexualmente, le quitaron la malla de la cara y la violaron vía oral. No pudo mirar las caras de los perpetradores pues tenían puestos pasamontañas que cubrían sus rostros.

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Ana Georgina Domínguez Macías (35 años). Nació en Agua Dulce, Veracruz. Tiene dos hijos. El 9 de septiembre de 2009, a las 04:00 horas, elementos del Ejército irrumpieron en su domicilio ubicado en Puerto Carrillo, Coatzacoalcos, Veracruz, mientras se encontraba durmiendo con sus dos hijos y su esposo, y se la llevaron detenida en una camioneta.

Aproximadamente a las 10:00 horas, los militares llevaron a Ana Georgina a la base militar de Coatzacoalcos. En dicho lugar estuvo retenida por casi 20 horas y fue sometida a actos de tortura y tortura sexual tales como: amenazas de violación, burlas que hacían alusión a su físico, golpes, groserías y manoseos. Fue obligada a escuchar los gritos de personas a las que también estaban torturando.

Fue trasladada en avión a la Ciudad de México para ser presentada ante el agente del Ministerio Público de la SEIDO. Una vez que ingresó a la SEIDO, mujeres pertenecientes a la PF la siguieron golpeando con la culata del arma en la cabeza y en las costillas, con la intención de obtener información de otros hombres que ella no conocía.

Como consecuencia de la tortura física, psicológica y sexual, Ana Georgina firmó una declaración auto inculpatoria.

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“Ángela” (32 años). Nació en la Ciudad de México. Fue detenida el 9 de abril de 2015 a la 01:00 de la mañana por policías ministeriales del Estado de México mientras caminaba por la calle a la casa de su ex suegra. La subieron a un vehículo no oficial y fue llevada a una “casa de seguridad”.

Ahí estaba “José” –su coprocesado–, quien estaba semidesnudo y golpeado. Luego fue el turno de “Ángela” de recibir golpes. Posteriormente fue trasladada a las instalaciones del Ministerio Público en Tlalnepantla de Baz, Estado de México.

“Ángela” fue amenazada, asfixiada, golpeada, insultada en razón de su género y orientación sexual, tocada en las nalgas, parcialmente desnudada –le quitaron la ropa de la parte superior del cuerpo, quedando sin brassiere, pero con una camiseta—y obligada a observar mientras violaban a su pareja (GMT), bajo la amenaza de que seguiría ella, mientras le pusieron un arma en la cabeza.

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Yadira Quirarte Fuentes  (36 años). Nació en San Andrés Jaltenco, estado de México. Tiene tres hijos. Fue detenida por elementos de la PF el 12 de marzo de 2015 en casa de su suegra sin que mediara orden de aprehensión en su contra.

Los agentes, con el rostro cubierto, golpearon y sacaron de la casa a su esposo, mientras que a su suegra y a su cuñada las tenían boca abajo apuntándoles en todo momento con armas en la cabeza. Luego de 10 minutos, regresaron por ella y le gritaron que saliera.

Yadira fue víctima de tortura física, psicológica y sexual. Cuando la estaban golpeando, ella les pidió a los policías que se detuvieran, pues en ese momento se encontraba embarazada, lo que sólo incrementó el enojo de los policías federales, quienes con más fuerza la golpearon en todas partes del cuerpo y algunos golpes fueron dirigidos específicamente en su vientre.

A causa de los golpes, fue llevada a la Cruz Roja de Polanco, lugar en el que a su ingreso le cambiaron de nombre a “Yadira Quirarte”. Posteriormente la trasladaron al Hospital general de La Villa. Tras horas de intensos dolores y abundante sangrado, abortó en un baño a consecuencia de la tortura y tortura sexual sobrevivida.

Actualmente Yadira se encuentra en prisión preventiva en el Estado de México en espera de sentencia.

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BGAF (Iniciales) (34 años). Nació en San Luis Potosí. Tiene dos hijas. El 5 de abril de 2011, aproximadamente a la 1:00 de la mañana, BGAF salió dela casa de su hermana para regresar a su domicilio. En el trayecto observó varias camionetas en la calle. Se asustó al verlas porque unos sujetos en el rancho donde vivía –quienes tenían una camioneta igual—intentaron abusar sexualmente de ella con anterioridad.

De pronto, elementos de la PF la sujetaron, le patearon la cara, cayó al piso sobre su propio estómago, lo que provocó que sangrara. Consecuencia de estos y otros golpes, más tarde abortó. Se percató de la presencia de 11 vehículos sin placas. La obligaron a ascender a una camioneta Suburban dorada.

Dentro de los actos de tortura a los que sometieron los policías federales a BGAF durante el tiempo que la mantuvieron en la camioneta fueron las constantes amenazas con armas, apuntándole en la nuca y cortando cartucho. Otro de los agentes policiacos colocó uno de los dedos de BGAF en una botella de refresco y amenazó con mutilarle el dedo.

La bajaron de la camioneta detrás de una tienda de Bodega Aurrerá, la vendaron, la amenazaron y le dijeron que la matarían. Hasta el día 6 de abril, a las 12:00 de la noche, la llevaron al aeropuerto para trasladarla a la CDMX.

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Brígida Laurentina Guerrero Aguilar (30 años). Nació en Ciudad Victoria, Tamaulipas. Madre de una niña y de un niño. Para solventar sus gastos personales y los de sus hijos, Brígida se dedicaba al trabajo sexual.

El 15 de agosto de 2015 Brígida se encontraba en el domicilio de un hombre de nombre “Óscar” (hoy coprocesado), quien había contratado sus servicios después de ver un anuncio en el periódico.

La detención ilegal y arbitraria de Brígida se dio aproximadamente a las 23:30 horas de ese mismo día. Óscar y Brígida se dieron cuenta que afuera del domicilio de él comenzaron a llegar patrullas pertenecientes a la policía de la Fuerza Tamaulipas, de las que descendieron algunos elementos y empezaron a tocar el portón de la casa.

Los policías –uniformados y algunos con pasamontañas—les dijeron que tenían que revisar su domicilio ya que habían recibido una llamada anónima que avisaba que había una persona secuestrada en ese lugar. Óscar les permitió ingresar a su domicilio para que verificaran que en dicho lugar no había ninguna persona secuestrada. Al percatarse que no había ninguna persona privada de su libertad, se llevaron a Brígida y a Óscar a distintos cuartos para interrogarlos.

Desde ese momento comenzaron a torturar a Brígida por alrededor de 20 minutos, con agresiones verbales y físicas consistentes en aventones, golpes en el estómago y costillas, asfixia seca –realizando esto con una bolsa de plástico alrededor de tres veces—hasta que se desmayó. Recobró la consciencia tras una patada que le dio uno de los elementos policiacos.

Posteriormente los sacaron del departamento y los subieron a una patrulla para después trasladarlos a distintos domicilios. Durante el trayecto, los policías manosearon a Brígida, le tocaron las piernas y los glúteos. Después la trasladaron a un lugar en el que siguió perpetrándose la tortura, de hecho una vez que Brígida de preguntó a un policía a dónde la llevaban, éste respondió diciendo que era bienvenida a “la casa de la tortura”.

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CCJN (Iniciales) (50 años). Nació en Apatzingán, Michoacán. Tiene un hijo. Fue detenida arbitrariamente por elementos de la PF el 20 de diciembre de 2009 a las 00:00 horas mientras iba a bordo de su automóvil en compañía de su hijo.

Los policías federales hicieron que detuviera la marcha del automóvil. La acusaron de manejar un auto robado. Mediante golpes, jalones de cabello e insultos la obligaron a bajar del vehículo y la subieron a una de las camionetas de la PF, dejando a su hijo (entonces menor de edad) solo en la carretera.

Fue trasladada a un lugar clandestino en el que fue sometida a diversos actos de tortura física, psicológica y sexual. Fue desnudada de la parte superior del cuerpo, le vendaron los ojos, la boca y le taparon la nariz, mientas de daban agua por encima de la venda, lo que provocaba una sensación de ahogamiento.

Cuando no podía respirar, los policías le daban palmadas en la espalda y la “dejaban descansar”. Repitieron esta acción en diversas ocasiones con agua mineralizada. Todo este tiempo estuvo incomunicada.

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Dalia Selene Torres Mata (36 años). Nació en Monterrey, Nuevo León. Fue detenida el 29 de octubre de 2013 a las 16:30 horas mientras se encontraba en su negocio de comida en compañía de su madre. Dos hombres vestidos de civil irrumpieron en su local, la tomaron del brazo y le cubrieron la cabeza con una toalla para luego trasladarla a las instalaciones del Grupo de Armas y Tácticas Especiales (GATE).

En ese lugar Dalia fue víctima de amenazas, golpes, insultos en razón de su orientación sexual y obligada a practicarle sexo oral a uno de los perpetradores en presencia de los demás elementos aprehensores.

Para el 30 de octubre a las 7:00 de la mañana la subieron en un camión del GATE, en el que subieron a más personas. Posteriormente fue puesta a disposición ante el agente del Ministerio Público de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Coahuila, en la ciudad de Saltillo.

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Diana Lizeth Nery Aguilar (31 años). Nació en Chalco, Estado de México. Tiene una hija y un hijo. Antes de su detención, trabajó como vendedora de productos naturistas.

La detención de Diana ocurrió el 25 de julio de 2012 a las cinco de la tarde, cuando se dirigía con sus padres, su pareja EAA (iniciales) –ahora coprocesado), así como sus hijos con rumbo a Ozumba a pagar un recibo telefónico. En la carretera fueron interceptados por camionetas sin logotipo oficial de las cuales bajaron hombres armados y cubiertos del rostro. Diana se enteró después que eran policías federales.

Los agentes apuntaron sus armas a la familia y los obligaron a descender del vehículo. Diana fue jalada del cabello para bajarla de la camioneta y azotada en el suelo. En ese momento ella intentó ver sus rostros, pero fue golpeada con la mano abierta y le ordenaron que mantuviera la vista fija en el suelo.

Fue obligada a subir a otra camioneta junto con su padre. Ahí los golpearon y patearon para interrogarlos. A Diana la golpearon en el rostro, primero con la mano abierta y luego repetidamente con el puño cerrado. Al día de hoy aún tiene afectaciones en la mandíbula como consecuencia de esos golpes.

Posteriormente la trasladaron a un lugar desconocido en el que la dejaron parada frente a una pared por mucho tiempo y le tomaron sus datos personales mientras escuchaba que a lo lejos hacían lo mismo con EAA y su padre.

Al terminar, un hombre con tono amenazador le dijo que la llevarían a un lugar donde no podía decir cómo la habían detenido ni lo que le habían hecho. Ese sujeto amenazó a Diana con matar a su madre y a sus hijos, quienes también estaban bajo custodia de los policías. Luego le afirmó que de hacerlo la violaría, al mismo tiempo que le tocaba los pechos y glúteos.

Luego escuchó que a los federales daban la orden de llevarlos al “cinco letras”, es decir, a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO). Ahí fue examinada por un médico hombre quien la obligó a desvestirse y –en compañía de una mujer joven—la tocaba y le preguntaba si le dolía algo. Diana, atemorizada, contestaba que no.

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Faviola Infante Delgado (26 años). Nació en la Ciudad de México. Tiene dos hijas. Antes de su detención, Faviola trabajaba de mesera en un bar en Chalco, Estado de México.

El 20 de marzo de 2014, entre las 2:00 y 3:00 horas, Faviola fue detenida mientras se encontraba durmiendo en el domicilio de “José” (coprocesado), con quien festejó su cumpleaños un día antes. Alrededor de 20 elementos vestidos de negro, encapuchados y portando armas largas –después se enteraría que pertenecían a la PF—irrumpieron en el domicilio y realizaron destrozos en el mismo.

Los aprehensores sujetaron del cabello a Faviola y, mediante insultos y groserías, le cuestionaron el lugar donde se encontraban los secuestrados, a lo que ella respondió que no sabía de lo que hablaban. Ante la respuesta, los aprehensores la desnudaron y le arrancaron el brassiere para luego obligarla a ponerse una playera de José y sacarlos a ambos del domicilio.

La subieron posteriormente a una camioneta blanca del grupo táctico de la PF, en donde fue víctima de amenazas de muerte, insultos en razón de su género, tocamientos, posiciones forzadas y obligada a presenciar la tortura de otro hombre a quien le dieron toques eléctricos en los testículos, para después amenazarla de hacer lo mismo con ella.

Faviola fue llevada a la PGR, donde los aprehensores la cachetearon para evitar que viera sus rostros. Fue obligada a mantenerse de pie durante largos periodos de tiempo mientras la golpeaban con tablas en las piernas.

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Florencia Jovita Herrera Ramos (54 años). Nació en San Miguel de Allende Huajuapan, Oaxaca. Tiene dos hijas. Su detención se da la madrugada del 2 de octubre de 2016 en Valle de Chalco, Estado de México.

Sujetos encapuchados, armados y sin identificarse irrumpieron en el domicilio que rentaba mientras se encontraba con su nieto y ella durmiendo. Los elementos –que después se enteraría pertenecían a la policía municipal y regional de Valle de Chalco—la tiraron al suelo y golpearon en reiteradas ocasiones en la espalda, cabeza, pechos y cara, mientras a su nieto de 11 años lo sujetaban del cabello, le gritaban y le pegaban.

Posteriormente la sacaron a la calle y se percató que había gente afuera. La metieron a un cuarto que otra señora rentaba y la patearon fuertemente en reiteradas ocasiones. La subieron a una camioneta y le pusieron algo pesado en la espalda. Jovita refirió que durante el tiempo que estuvo retenida fue víctima de tortura física y psicológica.

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Ilse Esther Flores Fonseca. Nació en Torreón, Coahuila. Tiene un hijo. Fue detenida el 28 de agosto de 2015 a las 18:30 horas en compañía de “Alfredo” (hoy coprocesado) en la ciudad de Matamoros, Coahuila. Con ellos iba el bebé de Ilse de nueve meses de edad.

Ilse y Alfredo fueron a comer y al salir llegaron a un puesto de micheladas. Ahí, agentes del Grupo de Armas Tácticas Especiales de Coahuila (GATE) detuvieron a Alfredo y, al oponerse a que se lo llevaran, fue lanzada contra el vehículo pese a que traía en brazos al bebé. Ella también fue aprehendida junto con su bebé.

Por medio de amenazas e insultos, Ilse y Alfredo fueron obligados a subir al vehículo de ella. Durante el trayecto le apuntaron con un arma a ella y a su hijo y los tres fueron llevados a las instalaciones conocidas como “La Fortaleza”, en Torreón.

Fue torturada en el estacionamiento de esas instalaciones; fue víctima de desnudez forzada, tocamientos, asfixia seca, descargas eléctricas en la pierna izquierda y violación por la vía vaginal y anal. Al bebé de Ilse también lo golpearon en presencia de ella.

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Jazmín Vargas de la Cruz (26 años). Nació en Baja California. Antes de su detención era estudiante. Para costear sus estudios ayudaba en ocasiones en la venta de tacos al pastor.

La noche del 25 de noviembre de 2008, Jazmín se quedó a dormir con su novio Ricardo en la casa de un amigo de éste. En la madrugada, elementos del Ejército en Baja California irrumpieron en la casa, los aprehendieron y sacaron de la casa a otra persona que ella desconocía que se encontraba en las habitaciones de ese domicilio.

Los elementos militares la llevaron a las instalaciones del cuartel castrense “Morelos”, donde la retuvieron por un tiempo indeterminado, pues el agente del Ministerio Público de la Federación se trasladó a las instalaciones militares para recabar su declaración.

Durante su retención Jazmín fue torturada física, psicológica y sexualmente por los elementos castrenses. Fue víctima de tocamientos, golpes, amenazas y violada sexualmente por la vía vaginal. Jazmín fue presentada ante los medios de comunicación junto con otras personas, hoy coprocesados, incluso antes de que ella supiera los delitos de los que se le acusaba y pudiera rendir su declaración ante la autoridad federal competente.

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Leticia de la Cruz Corrales (35 años). Nació en Apaxtla de Castrejón, Guerrero. Antes de su detención  se dedicaba al aseo de casas y comercios.

Días antes de su aprehensión ilegal, el 2 de junio de 2014, una vecina le dijo a Leticia que había visto a personas que entraban y salían de una casa abandonada que dejó en Chilpancingo, luego de que su esposo se fue a trabajar a Estados Unidos. Después de llevar a sus hijos a la escuela, Leticia fue a esa casa a ver qué pasaba.

Leticia se percató que había unos 20 hombres vestidos de civil en ese domicilio (después se enteró que eran policías federales) con armas largas, por lo que se aproximó a preguntarles qué pasaba y les dijo que ella era la dueña de la casa. Los hombres la obligaron a entrar al domicilio.

Una vez dentro fue víctima de amenazas, insultos, golpes y asfixia por un lapso aproximado de media hora. Posteriormente la sacaron del domicilio para subirla en una camioneta sin logotipo, en la que había más personas acostadas y amarradas dentro de ella. Durante el traslado nuevamente la comenzaron a golpear, insultar e intimidar.

Fue trasladada a las instalaciones de la PF en Chilpancingo, donde estuvo alrededor de 10 horas incomunicada y fue víctima de tortura y tortura sexual. Además, fue “reconocida” por una víctima de secuestro a quien los policías federales le dijeron que lo tenía que declarar.

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MAPR (iniciales) (29 años). Nació en Veracruz. Es madre de dos niños y una niña.

El 12 de abril de 2011 MAPR venía a bordo de un autobús acompañada de su amiga JS (iniciales) –coprocesada–, con quien había viajado de Poza Rica a Reynosa, Tamaulipas, en busca de trabajo en un bar de dicha ciudad, ya que había escuchado que pagaban muy bien. Al entrevistarse con los dueños se dieron cuenta que pedían documentación que no llevaban consigo, por lo que decidieron regresar a Poza Rica.

Aproximadamente a las 9:00 o 10:00 de la noche se percataron que había un retén del Ejército en el que se detuvo el autobús. Los militares subieron y, al darse cuenta de que MARP y su amiga no llevaban identificación, las bajaron del autobús con el pretexto de pedirles sus datos y corroborarlos en “una máquina”. Como tardaron mucho, el autobús se fue, dejándolas con los elementos militares.

MARP y su amiga se percataron de que llegaron más camiones grises, que después se enteraron que eran de la Marina. Cuando pararon la marcha uno de los marinos les dijo que se subieran a la camioneta. MARP cuestionó el motivo de su detención, pero de todas formas fueron subidas a los vehículos.

Desde ese momento comenzaron a amenazarlas, golpearlas en distintas partes del cuerpo e insultarlas de forma despectiva. Fueron llevadas a un lugar clandestino que parecía un monte, pues estaba repleto de tierra y había mucho viento.

Entre varios elementos navales patearon a MARP y le golpearon la cara hasta que le lastimaron la quijada. La amarraron de pies y manos con cinturones. La jalaron de los pies para bajarla del vehículo, lo que provocó que no pudiera detenerse y cayera de espaldas, pegándose con fuerza en la cabeza, lo que provocó que al instante perdiera el conocimiento.

También le arrancaron los dientes de contacto, de tal manera que le lastimaron ambos ojos. La amenazaron con hacerle daño a sus familiares –de quienes tenía ubicación y datos exactos–, la desnudaron en dos ocasiones, la manosearon en diversas partes del cuerpo y fue obligada a escuchar y observar cómo torturaban a otras personas, recordándole en todo momento que le pasaría lo mismo que a aquellas personas.

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Marypaz Cervantes Sandoval (39 años). Nació en Guamúchil, Sinaloa. Tiene una hija de 24 años. Antes de su detención se dedicaba al comercio de calzado, ropa y joyería en su propio local, en Novolato.

El actual esposo de Marypaz fue detenido en octubre de 2011 y a partir de entonces ella se convirtió en activista por los derechos humanos de su esposo, precisamente en contra de las arbitrariedades y la tortura que sufría en prisión. Por esa razón, viajaba constantemente a Acapulco.

Marypaz fue detenida la noche del 3 de mayo de 2012 por elementos de la PF que irrumpieron en el lugar donde ella y su suegra dormían. Los policías aplicaron un brutal y arbitrario uso de la fuerza, al punto de tumbarle varios dientes a su suegra. La señora sobrevivió y fue testigo de la detención de Marypaz.

En todo momento los policías gritaban por una persona de apodo “El Chuy”. Marypaz pensaba que se referían a Jesús, su esposo, pero en realidad buscaban a otra persona del mismo nombre. Marypaz fue trasladada a un lugar clandestino, probablemente las instalaciones oficiales de la PF en Acapulco.

En ese lugar, sufrió de tortura y tortura sexual; amenaza de muerte, golpes, desnudez forzada, violación vía oral, anal, vaginal, además de amenazar de hacerle lo mismo a su hija. Aunado a lo anterior fue obligada a presenciar la ejecución extrajudicial de una persona, a quien decapitaron con una sierra eléctrica.

La tortura que sufrió Marypaz fue para obligarla a auto incriminarse y señalar a otras personas que no conocía, escribir en fotografías a qué se dedicaban y firmarlas. Todo en relación a que, según la versión de los aprehensores, Marypaz era “La Guera” y trabajaba para el grupo delictivo conocido como “La barredora” o “Comando del diablo”.

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Mónica Elizabeth Esparza Castro (29 años). Originaria de Coahuila. Es madre de cuatro menores de edad, dos niñas y dos niños. Estaba casada con ADA (iniciales), quien la acompañaba al momento de la detención y falleció como resultado de la tortura física a la que fue sometido.

La detención arbitraria de Mónica se dio el día 12 de febrero de 2013 mientras viajaba con su pareja y su hermano Édgar a bordo de una camioneta en Torreón, Coahuila. Aproximadamente a las 9:40 de la mañana fueron detenidos por una patrulla perteneciente a la policía municipal de Torreón. Las personas que los detuvieron eran cinco oficiales, cuatro hombres y una mujer, quienes les dijeron que se bajaran del automóvil, a lo que accedieron. Una vez fuera del vehículo, los policías aseguraron y subieron a ADA y a Édgar en la batea de la patrulla.

Uno de los agentes aprehensores le mencionó a Mónica que se trataba de una revisión de rutina y que tenían que llevarse a ambos hombres para interrogarlos, que quizás se trataba de un error. Ante los cuestionamientos que comenzó a realizarle Mónica a los policías, éstos le ofrecieron que los acompañara para que se cerciorara que “la detención era legal”.

Los policías municipales trasladaron a Mónica, ADA y Édgar a las oficinas de la Dirección de Seguridad Pública de Torreón, pero no ingresaron a las instalaciones. En vez de eso, los metieron a una bodega que decía por fuera “Campo militar”. En dicho lugar fueron torturados Édgar y ADA de manera brutal.

Mónica fue torturada física, psicológica y sexualmente de forma tumultuaria por los elementos pertenecientes a la policía municipal, quienes obligaron a su esposo y hermano a observar cada uno de esos actos. Mónica, su esposo y su hermano fueron retenidos de manera injustificada en las oficinas de la Dirección de Seguridad Pública de Torreón por más de 14 horas, antes de la puesta a disposición en la delegación de la PGR.

En el estacionamiento de la PGR y poco antes de ser presentados ante el agente del Ministerio Público de la Federación, los volvieron a torturar físicamente. Debido a la brutalidad de los actos, ADA falleció dentro de la camioneta en la que fueron trasladados.

Cuando Mónica fue llevada ante el agente ministerial para rendir su declaración, éste la amenazó con hacerles daño a su madre e hijas si no firmaba la declaración que ya tenían elaborada. Finalmente, tras ser amordazada, Mónica firmó el deposado ministerial sin conocer el contenido del mismo.

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María Magdalena Saavedra Magdaleno (51 años). Originaria de San Luis Potosí. Madre de tres hijos. Antes de su detención se dedicaba a comercializar y fabricar uñas de acrílico en el municipio de Soledad, SLP.

Fue detenida el 10 de mayo de 2013 en San Luis Potosí, entre la una y las dos de la mañana, mientras se encontraba en su casa preparando una serenata para su madre. Ahí sólo vivían ella y su hija, quien tenía 10 años en ese entonces. De pronto, escuchó pasos en la azotea y gritos en la calle. Por la ventana vio que eran militares, luego supo que eran elementos de la Marina.

Los marinos entraron y la golpearon. Le jalaron el cabello y la insultaron. Le preguntaron sobre el dinero y el “material” y puso ver cómo empezaban a robar objetos de su hogar antes de que le vendaran los ojos.

La tortura inició desde que estaba en su casa, pues ahí los marinos la asfixiaron con una bolsa, al punto de desmayarla. Luego la subieron a una camioneta y en el trayecto la fueron golpeando hasta que el vehículo se detuvo y la bajaron en un lugar donde tuvo que caminar hasta que la colocaron en una silla donde le quitaron los pantalones y le bajaron la ropa interior.

Después de eso le dieron toques eléctricos en los genitales, en el estómago y cerca de la herida de cesárea que tiene, en el ombligo, la entrepierna y la boca. Por las descargas eléctricas perdió el conocimiento y al despertar observó a una médica con uniforme militar que indicó que detuvieran la tortura porque tenía la presión alta, por lo que la dejaron “descansar” un rato.

 Posteriormente, uno de los marinos regresó y le volvió a dar descargas en pies y detrás de las orejas. Al volver a responder que no sabía nada, la voltearon y le introdujeron algo por el ano. Le quitaron la venda y le mostraron la dirección de sus hijas con la amenaza de que eso mismo les iba a pasar a ellas y que matarían a su hijo. En ese momento ella aceptó decir lo que ellos quisieran.

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Nora Franquis Contreras (42 años). Originaria de Veracruz. Madre de dos hijos. Antes de su detención se dedicaba a la venta de productos cosméticos y ropa.

El 3 de abril de 2012, Nora fue detenida de forma arbitraria junto a su familia por elementos municipales de Ixtaczoquitlán, Veracruz, mientras estaba en el domicilio que su sobrina rentaba y al que Nora llegó a visitarla junto con sus dos hijos. Alrededor de las 22:30 horas, elementos de la policía municipal entraron a la fuerza a casa de su sobrina, golpeando e insultando a los familiares de Nora y encañonando a los menores de edad.

Los policías preguntaban por una mujer y por su hermano José, a quien tenía tiempo sin ver. Luego subieron a cada miembro de la familia Franquis a la camioneta de su sobrina Esmeralda, sólo dejando en el domicilio a los menores. Al cabo de unos minutos la camioneta se descompuso, por lo que los municipales avisaron por radio que enviaran otro vehículo.

Momentos después fueron entregados a elementos de la policía de Orizaba, quienes llevaron a Nora y a su familia a sus instalaciones. Ahí Nora fue víctima de tortura física, psicológica y sexual. Posteriormente, los elementos de la extinta AVI se trasladaron a las instalaciones de la policía municipal de Orizaba para seguir perpetrando la tortura a la que fueron sometidos tanto Nora como su familia.

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“Pilar” (seudónimo) (40 años). Nació en Córdoba, Veracruz. Madre de una hija. Fue detenida el 9 de febrero de 2009 en Cancún, Quintana Roo, a las 4:30 de la mañana, mientras se encontraba en Residencial Campestre, lugar en el que la citó un señor que se llamaba “Carlos”, persona que contrató sus servicios sexuales y de la que después se enteró que su nombre real era Octavio.

Ahí escuchó gritos que les decían que levantaran las manos, al mismo tiempo que se abría la puerta. Al no saber qué pasaba, “Pilar” trató de esconderse, por lo que rodó de la cama. Ya en el suelo, un militar le apuntó en la cara con un arma. Ella le preguntó si se podía vestir y el militar asintió.

Después la sacaron del cuarto y la metieron en otro, en el que le amarraron las manos con tela y después con alambre. También le cubrieron la cara con un short de Octavio. Un militar se levantó la capucha y le dio una cachetada en el oído en dos ocasiones, además de patearla y jalarle el cabello durante casi dos horas.

Luego los subieron a un automóvil en el que le tocaron los senos y los genitales hasta que llegaron a un lugar (por el color de las literas ella cree que se trataba de un campo militar) en el que los retuvieron por casi 18 horas. En dicho lugar continuaron las amenazas de muerte, golpes en el cuerpo y manoseos.

Otros actos de tortura física y sexual a los que fue sometida fueron asfixia húmeda (metieron su cara en el retrete por lapsos cortos, pero repetían la acción varias veces), la asfixia seca (le pusieron una bolsa de plástico en la cabeza mientras le pegaban en el estómago; la sentaron en una silla y le dieron descargas eléctricas en los pezones, espalda y genitales.

Después la desnudaron completamente y la colgaron de las manos para golpearla por turnos. Repitieron la acción, esta vez colgándola de los pies. Después de varios golpes en la cabeza, “Pilar” perdió el conocimiento. Derivado de los golpes y la fuerza utilizada en los mismos, perdió los dientes frontales superiores y los restantes están próximos a caerse.

Además, le fueron sacadas las uñas de acrílico de los dedos medio, anular y meñique de ambas manos, así como la del primer dedo del pie derecho.

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Samantha Michelle Castillo Montoya (25 años). Nació en Saltillo, Coahuila. Estudiaba el cuarto semestre de preparatoria y trabajaba en una agencia de edecanes y modelos. Al momento de su arbitraria detención tenía 19 años.

El 19 de mayo de 2013 Samantha se encontraba en San Luis Potosí, pues había ido a visitar a Ernesto, su novio, con quien llevaba algunos meses de relación. Mientras lo esperaba en el café Pacífico, hacia las 22:30 horas, entró violentamente al lugar un grupo de aproximadamente cinco marinos quienes, sin darle mayor explicación, le apuntaron un arma en la cabeza y se la llevaron a bordo de una camioneta con rumbo desconocido, mientras la acusaban de ser contadora del Cártel del Golfo.

Durante más de 48 horas Samantha estuvo bajo la responsabilidad de elementos de la Marina, quienes la mantuvieron en un cuarto, amarrada a una silla y con los ojos vendados. Recibió incontables golpes en el estómago, en la cara con la mano abierta y en la cabeza. Fue obligada a desnudarse frente a los elementos navales al menos tres ocasiones. En una de ellas, le tomaron fotografías mientras se reían de ella.

Sufrió de tocamientos en diversas ocasiones, dejándole marcas en su cuerpo. Además, la coaccionaron para que diera las contraseñas de sus redes sociales e información de contacto de su familia. La amenazaron con fotos de ella y de su hermana pequeña. Aunado a lo anterior, Samantha fue hostigada sexualmente en múltiples ocasiones por los elementos castrenses.

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SME (iniciales) (45 años). Originaria de Los Mochis, Sinaloa. Antes de su detención residía en San Luis Río Colorado, Sonora, junto a sus tres hijas y un hijo. Era propietaria de una tortillería.

El 16 de marzo de 2006, a las 9:00 horas, SME fue detenida por la policía estatal de Sonora mientras se dirigía a su departamento. La metieron a su hogar y revisaron todo, sin una orden judicial. En dicho domicilio la tuvieron sometida todo el tiempo. Entre los actos de tortura física, psicológica y sexual de los que fue víctima en ese lugar se encuentran amenazas de violación, golpes, insultos y manoseos.

Después fue trasladada a una comandancia de la policía en la que SME recordó que había un dormitorio con una cama dentro. En ese lugar la tiraron a la cama y una policía mujer le detuvo los tobillos para que otros policías la golpearan en todo el cuerpo.

Fue sometida a asfixia seca (le pusieron una bolsa de plástico en la cabeza y cuando se desvanecía se la quitaban), asfixia húmeda (le cubrieron la cara con vendas empapadas de agua mientras le echaban agua), golpes, patadas, tocamientos en pechos y piernas. También fue víctima de desnudez forzada, al mismo tiempo que la colgaron y se burlaban de un lunar que tiene en el Monte de Venus.

SME también es sobreviviente de mutilación genital femenina. Escuchó cómo los elementos aprehensores subían y bajaban la navaja de un cuter. Después la cortaron y sintió muy caliente la zona de la vagina, pues su labio vaginal quedó desprendido.

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Yadira Aquino Zamora (37 años). Nació en Poza Rica, Veracruz, pero radicaba en Tampico, Tamaulipas. Madre de un hijo.

El 24 de agosto de 2007 Yadira llegó a Monterrey, Nuevo León, para una supuesta entrevista de trabajo que le había ofrecido una mujer de nombre “Laura”, quien la recibió en la central de autobuses de esa ciudad y luego la llevó a un supermercado en el que conocieron a un hombre de apodaban “La China”, quien dio órdenes de que acudieran a una casa en la que fue obligada a cocinar para personas que se encontraba ahí.

Yadira fue víctima de delito de trata de personas con fines de explotación laboral y ella no sabía que en ese lugar no tenía permitido salir porque era una casa de seguridad.

Para el 25 de septiembre, Yadira se encontraba durmiendo cuando escuchó a “La China” gritando que alguien se había brincado la barda, a la par que tomaba armas de fuego y comenzaba a disparar. Después de esto, Yadira fue obligada a salir primero para que elementos del Ejército cesaran el fuego.

Durante el tiempo que esperó a que salieran de la casa las demás personas, los elementos pertenecientes al Décimo Sexto Batallón de Infantería la tiraron al suelo, le aplastaron el busto, la golpearon en distintas partes del cuerpo como en las costillas, las piernas y la cabeza. Le quitaron la blusa y con la misma le amarraron las manos hacia atrás. Además introdujeron un arma en su ano, al mismo tiempo que le dijeron que no comentara nada o le darían un tiro.

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Yomaira de la Garza Molina (30 años). Nació en la Ciudad de México. Tiene tres hijos.

El 25 de febrero, a las 8:00 horas, Yoamira salió de casa (en la delegación Tláhuac) junto a su hija, su esposo y un amigo de él, a quien le harían el favor de acercarlo a una estación del Metro para que acudiera a una entrevista de trabajo. Apenas iniciando el trayecto, una camioneta les cerró el paso y varias más rodearon el automóvil.

De los vehículos descendieron sujetos vestidos de civil, apuntando con armas y gritando que se bajaran. Ella se bajó abrazando a su pequeña hija de entonces ocho años. Los policías la subieron a ella y a su hija a una camioneta. No pudo ver a los agentes aprehensores porque llevaban el rostro cubierto. Dos mujeres y un hombre iban con ella.

Yoamira afirma que tomaron un camino de terracería y de ahí llegaron a unas instalaciones. La camioneta se detuvo y un policía la bajó del cabello. Ahí la separaron de su hija.

En ese lugar la mantuvieron incomunicada por más de ocho horas. La llevaron a unos separos donde fue hincada, abofeteada e insultada. Los policías estaban interesados por su relación con Juan. Ella sólo les decía lo que sabía, que lo había conocido en un bar de Puebla, donde trabajó durante un mes.

Los policías no paraban de abofetearla, humillarla y ponerla en una posición incómoda durante horas (hincada y esposada con las manos en la espalda). También para intimidarla le enseñaron fotos de su familia, de sus hermanos e hijos, así como de ella con su esposo.

Un policía federal, el mismo que la arrastró del cabello, dio la orden de que la metieran a un cuarto. Ahí le tomaron datos y fotografías. La obligaron a bajarse el pantalón, subirse la blusa y dar vueltas para los oficiales. En ese mismo lugar le tomaron muchas fotografías de un tatuaje que tiene en la muñeca.

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Yuritxhi Renata Ortiz Cortés ((29 años). Nació en la Ciudad de México. Al momento de la detención se dedicaba a las labores del hogar y a administrar una franquicia de la tienda de conveniencia Oxxo. Esperaba un bebé, el cual perdió a consecuencia de la tortura que sufrió durante la detención.

Fue detenida junto a su esposo en su hogar el 12 de junio de 2013, alrededor de las 4:00 horas, en Ozumba de Alzate, Estado de México, lugar al que irrumpieron una gran cantidad de agentes de la Policía Federal sin ninguna orden judicial que validara su actuar.

Entre golpes y jalones de cabello ella pudo observar cómo agredían a sus padres y les apuntaban con armas largas, lo que le provocó un gran sufrimiento pues su padre tenía graves problemas de salud por la enfermedad crónico-degenerativa que padecía.

Los agentes federales entraron hasta su cuarto, se la llevaron a ella y a su esposo con lujo de violencia y los subieron a una camioneta. Yuritxhi fue vendada de los ojos y amarrada de las manos. Uno de los policías introdujo su mano bajo su chamarra y le tocó los pechos, espalda, glúteos y genitales durante todo el traslado.

Una vez que fue llevada a otro domicilio le quitaron la venda de los ojos y en ese momento se percató que sacaron a un hombre del mismo. Posteriormente un agente vestido de civil ordenó que la subieran nuevamente a la camioneta. Una vez en marcha, uno de los aprehensores le tocó la espalda y después los pechos, nalgas y pelvis.

La trasladaron a las oficinas de la PF en la que Yuritxhi fue sometida a actos de tortura tales como amenazas de hacerle daño a su familia, golpes en la cara y el estómago –una vez que les dijo que estaba embarazada la golpearon con más fuerza en esa zona—y posiciones forzadas.

Luego la metieron a otra habitación, jalándola por el cabello y posteriormente entró un policía que le ordenó que cerrara los ojos y le colocó de nuevo las vendas. Yuritxhi se quedó llorando en ese lugar mucho tiempo, temiendo lo que sucedería con ella, ya que además escuchó gritos de dolor que provenía de otra habitación.

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