Por Karenina Díaz Menchaca
¡Uff! ¡Estas dos semanas han sido movidas!. Una vez más, gracias a las redes sociales. En contra o no de las mujeres, los protagonistas de mis últimos días me han dado la nota, ahí les va, por orden cronológico, la serie de situaciones con las que me topé, y luego no sólo yo, conforme pasaron los días, vinieron como bola de nieve.
El primer acontecimiento: El post de un colega a quien tengo de contacto en Facebook, (quien por cierto me desilusionó muchísimo porque le conozco personalmente), él escribió en su muro lo siguiente: “Eso pasa cuando el talento se basa en enseñar las chichis y las nalgas!!” (sic), lo dijo ante una nota del periódico Récord que se titula: “ONG expone acoso sexual a conductoras de Fox Sports”.
Acto seguido, algunas personas le aplaudieron (las menos), pero fueron más los hombres quienes rebatieron y le hicieron ver que ese tipo de comentarios fomentaban más la misoginia, a lo que él les contestó con toda su procacidad: Pensé que las que me iban a reclamar eran las mujeres y resulta que fueron los masculinos ja este mundo esta de cabeza!! (sic).
Las conductoras Jimena Sánchez, Verónica Rodríguez y Marion Reimers de Fox Sports lanzaron una campaña llamada Versus A.C. en donde exponen públicamente un video sobre los tuits que reciben cada día. Prevalece no sólo el acoso sexual en alusión a sus cuerpos y a su forma de vestir; sino a su desempeño periodístico: «Deberías de ser autocrítica, dejar de creerse periodista y mejor dedicarse a lavar baños y cocinas» (sic).
Ustedes saquen sus conclusiones. Les comparto la liga en donde pueden ver el video.
http://www.record.com.mx/empelotados/ong-expone-acoso-sexual-conductoras-de-fox-sports
Segundo acontecimiento, un automovilista estuvo a punto de atropellarme. Sólo le dije: ‘aprende a manejar’ (porque tristemente en esta ciudad en cuanto atraviesas la calle hay quienes aceleran en lugar de detenerse o bajar la velocidad) a lo que me contestó: “ya señora, vaya a ser sus cosas”. Pobre idiota, fue lo que pensé, mis argumentos pudieron haber sido mucho más amplios, pero como buen cobarde, se largó.
Tercer acontecimiento, la columna de Valeria Luiselli, misma que generó rispideces, sobre todo, en la comunidad intelectual mexicana. Eso sí, aquí es curioso, lo primero que se destacó fueron los ‘privilegios’ con lo que ha vivido la autora, algo que se queda en el ‘nada que ver una cosa con la otra’, en fin. Yo, desde el primer momento que leí su columna noté su ironía, pero ante la insistencia de diversos comentarios de féminas en Facebook dije: a ver, a lo mejor no la estoy leyendo con cuidado: «El feminismo actual, simplón y reaccionario, me produce largos bostezos» y «cuando lo oigo venir, me predispongo a una sordera selectiva» (sic), esta es la versión original que Luiselli publicó en El País; reculó y después El País estaba publicando: «Haber tenido que rebobinar al feminismo de la era Sputnik, me produce largos bostezos». Estaba claro, la autora fue lo suficientemente sincera consigo misma y escribió a botepronto. ¿O no?
Para mi gusto no fue cuidadosa y aunque no esté de acuerdo en que haya modificado su columna, prefirió hacerlo, después de la bola de nieve en las redes sociales, que no ha podido parar. No la conozco, ni mucho menos soy su amiga; es más, lo único que alimentó fue mi curiosidad por seguir su carrera literaria. Eso haré. Y al respecto, por cierto, hay quienes aseguran que Valeria Luiselli usó todo esta polémica con el fin de vender libros. Es irrisorio, pero ya sabemos que hay quienes se obsesionan con la conspiración.
Cuarto acontecimiento, la agrupación de rock, Café Tacuba anuncia que ya no cantará nunca más –¿ó Ni Una Menos? para absolverse de la violencia hacia las mujeres- la canción “Ingrata”. ¿Entonces tendríamos que quitar de la memoria colectiva montones de canciones desde los corridos, José Alfredo Jiménez, etc, etc.?, pues cuando yo bailaba “Ingrata” nunca me sentí ofendida, la verdad me siento mucho más vilipendiada cuando escucho las letras del reggeaton, pero así la vida.
Quinto acontecimiento, mi familia y yo fuimos a ver la película Talentos Ocultos (Hidden Figures), la historia de tres mujeres que en los años cincuenta trabajaron en la NASA, son afroamericanas y tienen que demostrar que son capaces de colaborar con todos sus conocimientos en la que sería la gran carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética. De aquí lo único verdaderamente relevante para mí, fue la sorpresa de mi hija y ese momento incómodo con preguntas que tenían que llegar algún día y estas mis respuestas: “Mi amor, antes las mujeres no solían trabajar, no iban a la Universidad, las mujeres negras tuvieron que luchar mucho para defender sus derechos, no sólo por su color de piel, sino por ser mujeres. Las mujeres siempre hemos tenido que pelear”. Ella me soltó: “me caen bien las mujeres negras, no se dejan de nadie”. “No es necesario ser negra, mi amor”. Para mi pequeña de once años la película fue “inspiradora”, así que aproveché (como buena madre ‘conservadora’), al final de la película, para decirle que lo más importante era luchar por los sueños, no importando si eres mujer u hombre.
Conclusión sobre el tema, si así se puede llamar
Les daré rápidamente mi conclusión desde una postura neutral, ya que yo no me considero feminista, respeto mucho a quienes lo son y además van diciendo que lo son, me gusta que lo digan y que actúen en consecuencia. Yo me crie con una abuela que siempre nos decía que las mujeres debíamos estar más preparadas que los hombres; desde su experiencia y época, señalaba: “no sabes qué marido te va a tocar”. Eran sus ideas, pero al final todas las mujeres de la familia Menchaca le hicimos caso, todas estudiamos y trabajamos desde muy jóvenes (¡y ni así hemos podido tener una casa blanca!). No crecimos, pese a su sugerencia, peleadas con los hombres, ni tendríamos por qué haberlo hecho, pese a que en esta sociedad difícilmente evadirás a los machos, empezando por los de la familia; sin embargo, a partir de los quince años tuve que aprender a sortear los acosos callejeros, ideológicos y de trabajo. Por supuesto que he sido testigo de la preferencia masculina tanto en el salario como en el trato a diario. Gente cercana a mí me cataloga de feminista, aunque, como ya lo dije, no lo soy. De todas formas, por lo mínimo, lo digo en serio, por lo mínimo que uno luche que es: respeto, la sociedad se encarga de decirte feminista; por preferir el cabello corto y usar pantalón, y además señalándome que “parezco hombre” por no usar vestido ¡pendejaditas de ese tipo! Con eso y más me he tenido que enfrentar; por defender a una cajera en un Wal Mart te dicen feminista, lo repito, por lo más mínimo, ¡como muchas de ustedes, estoy segura!
Imaginen cómo es ir con pancartas (sin bostezar) a una manifestación en contra de la violencia, o ser una conductora sexy de televisión que esté dispuesta a demandar acoso sexual, a la que le llenan su cuenta de twitter con puras estupideces, ¡Imaginen! cómo es defender nuestro cuerpo o nuestras ideas desde una pequeña trinchera con una voz débil, sin ser feminista. ¡Pues así de jodido es México, un país en donde todos los derechos humanos son violados!, así cualquiera puede ser encasillada. Pues entonces, sí por defender lo mínimo dicen que soy, pues podría serlo sin problema, pero sé que ser feminista exige una postura en la vida y muchas más cosas que yo no cumplo.
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PD: Además del tema feminista hubo otra casualidad, el Sputnik de Luiselli y el de la película Talentos Ocultos, todo al final del día es una carrera espacial, ¡qué le vamos a hacer!, y sobre Luiselli me parece que – a reserva de que me tiren jitomatazos- tiene derecho la mujer a decir que tiene sueño, ¡no sean malos!; ya en serio, de verdad no eran para tanto las críticas, sólo hay que recordarle que en realidad aún no hemos podido librar todas las batallas del machismo, que se maman, en muchas ocasiones desde otra mujer. Nada que ella no sepa, supongo.
PD2: Espero que Café Tacuba no esté hablando en serio y sigamos cantando “Ingrata”, ¡no caigamos en la exageración!
¡Hasta pronto!
@kareninadiaz/Twitter