Por Marco Jiménez
La historieta mexicana surgió porque la gente quería conocer historias, algo que sustituyera las historias de los abuelos, los corridos o las leyendas; historias de los años treinta, cuarenta y cincuenta del siglo pasado.
Eso le dio a la población mexicana qué leer de forma masiva: fomento la lectura en lugares en los cuales era difícil llegar. Me refiero específicamente al ámbito escolar.
Era muy común que estas historietas salieran a la venta los domingos, como La familia Burrón, Kalimán, Lágrimas y Risas, El Santo, entre muchas otras. Su costo era de un tostón, lo que equivaldría a unos cincuenta centavos en aquel momento.
Eran muy accesibles para la mayor parte de la población y se dice que entre cinco y diez millones de lectores eran los que leían este tipo de formato en México.
La primera historieta mexicana publicada fue en un periódico que se llamó Rosa y Federico, novela ilustrada de José Tomás de Cuéllar, que se vio publicada en San Luis Potosí en 1869.
Alejandro Casarín, entre muchos otros, satirizaron a los políticos mexicanos y la sociedad del país en general. Durante el porfiriato se desarrolló en la prensa del país una nueva historieta más neutral. Uno de sus mayores exponentes fue José Clemente Orozco.
La cigarrera El Buen Tono insertó en cada cajetilla la historia de una mujer con una serie de 102 litografías ejecutadas por el pintor catalán Eusebio Planas, después se publicarían también en la prensa Don Chepito y Aventuras de un turista.
Las historietas mexicanas con el tiempo fueron evolucionando y comenzaron a copiar el formato de las estadounidenses.
La primera historieta con realismo, que aparece en 1936, es el Águila Blanca, de Alfonso Tirado, pero la década de los cuarenta sería la época de oro del comic mexicano con Memín Pinguín, de 1945, de Yolanda Vargas Dulché, como la insignia del comic mexicano.
En 1949 aparece la editorial Novaro, que introdujo el formato estadounidense del comic book. También importó material estadounidense a América Latina, complementándolo con comics de producción autóctona y finalidad didáctica, como Tesoros de cuentos clásicos, Epopeya o Lectura para todos, son algunos ejemplos de este tipo de cómic. Dicha editorial se convertiría en la más prolífica de los que se han dedicado a la historieta en México y por eso mismo también en América Latina.
En los años 50 se dio un cambio a las historietas, como la novelada, temáticas de contenido erótico o religioso, así como las protagonizadas por luchadores como El Santo; para 1956 el matrimonio De la Parra funda Vid, que publica Tawa, El Hombre Gacela y Lágrimas y Risas, que se adaptaría a la televisión.
En 1963 renace la historieta de tema político de la mano del caricaturista, historietista y escritor Eduardo del Río, Ruis. Es la caricatura que crea conciencia, como La Garrapata, Los Supermachos, Cuba para principiantes, que se convertiría en Los Agachados.
En 1965 sale Kalimán, el hombre increíble, que se vendió durante 26 años sin interrupciones. Para 1975 sale Camay Tamakun, que venía de una radionovela cubana, además de Kendor, Alma Grande, El Payo, Casos de alarma, Hermelinda Linda, etc.
Para los años ochenta los editores se enfocaron en el material editado en Estados Unidos, ya que resultaba más barato. Fue el boom de los superhéroes y el manga, además de tener indirectamente el apoyo de la pantalla chica, aunque en México aparecieron proyectos exitosos como Simón Simonazo y Chizz.
Eran caricaturas que se exponían en la televisión mexicana. Muchas de ellas eran producto de los cómics estadounidenses. También vendría el boom de los videojuegos, primero con el Atari y después con el Nintendo, el cual prácticamente aniquilaría la imaginación de los niños de finales de los ochenta y principio de los noventa.
Lamentablemente la historieta mexicana en los últimos 30 años ha decaído mucho, como muchas de nuestras industrias; sin embargo, fue una herramienta muy importante para la alfabetización en nuestro país. La gente se identificaba con los personajes y eso la hacía más interesante, además de que los niños podían compartir ese tipo de lecturas.
Fuente:
Biblioteca Beatriz Hernández, (14 de enero de 2021), Historieta mexicana 1era y 2da parte archivo en video :