Por Mónica Loya Ramírez
Gilberto Rincón Gallardo fue ingresado a Lecumberri en 1968, en pleno movimiento estudiantil, bajo la acusación inverosímil de “aventar bombas molotov”. Él, a quien nunca le gustó que lo identificaran por su discapacidad, tuvo en esa acusación una defensa involuntaria.
Permaneció recluido en esa cárcel hasta 1971 junto con otros destacados dirigentes del Partido Comunista Mexicano (PCM). Durante su trayectoria política estuvo encarcelado en 32 ocasiones.
Nació en la Ciudad de México el 15 de mayo de 1939 dentro de una familia de conservadora de clase alta. Una de las anécdotas que contaba era que él quería ser sacerdote pero no se lo permitieron con el “argumento” de que le sería imposible levantar el cáliz durante las misas.
Tal vez en ese tiempo se inició en él la convicción de ir a contracorriente y romper con todo lo aprendido.
Rincón Gallardo participó activamente en la construcción de la opción de izquierda en México, primero en el PCM, partido en el que militó y fue parte de su dirigencia desde 1963, fecha de su ingreso, hasta su disolución para, junto con otras fuerzas de izquierda, conformar el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), que terminó desembocando en el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Su última aventura política fue al fundar y ser candidato a la presidencia por el Partido Democracia Social (PDS).
El 30 de agosto de 2018 se cumplieron diez años de su muerte y la Fundación Gilberto Rincón Gallardo, presidida por su hija Lídice Rincón Gallardo, y el Consejo Nacional para Eliminar la Discriminación (CONAPRED), organizaron un homenaje en Bellas Artes.
¿Quién se iba a imaginar que ese luchador de izquierda, encarcelado en varias ocasiones, perseguido político en su juventud, iba a terminar siendo reconocido en este recinto? Una señal de que los tiempos han cambiado.
Se puede ver entre los invitados a algunos de sus compañeros de batallas durante su larga militancia de izquierda -más de 40 años- y a las nuevas amistades que construyó en sus últimos años. Todos recuerdan con cariño sus pláticas y lo bien que se comía en su casa.
Amalia García Medina, ex militante del PCM y ex gobernadora de Zacatecas, hizo notar la trayectoria política de Rincón Gallardo, quien no empezó como muchos piensan, con su candidatura a la presidencia, sino muchos años atrás, cuando junto con otros dirigentes, como Arnoldo Martínez Verdugo, empujaron al PCM hacia una visión más democrática y menos dogmática.
Un ejemplo de ello, expuso, fue la posición que tuvo el PCM cuando se da la entrada los tanques soviéticos a Checoslovaquia, pues se pronunció criticando de manera muy enérgica esa forma de actuar del Pacto de Varsovia, un comportamiento muy distinto al de los partidos comunistas clásicos y que estuvo más cerca del eurocomunismo.
Destacó también que Gilberto Rincón Gallardo jugó un papel fundamental en la inclusión de de las mujeres, los jóvenes, los indígenas, las reivindicaciones de las personas con discapacidad y los derechos reproductivos, dentro de las discusiones de los comunistas, que fueron contenidos que cambiarían la visión democrática de nuestro país.
Alejandro Encinas, ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal, recordó que “con Gilberto nos tocó la militancia partidaria en ese tránsito de la proscripción y la ilegalidad a la vía electoral y la lucha democrática, ese tránsito de ser una minoría a convertirse en una mayoría en todo el país. Gilberto fue siempre un hombre crítico con un enorme espíritu libertario”.
Contó que no siempre estuvieron de acuerdo, pero que las discusiones siempre se dieron con argumentos: “Recuerdo cuando renunció al PRD, la dirección nacional me pidió que fuera a convencerlo para que no renunciara, y al salir de la reunión los dirigentes me preguntaron cómo me había ido y les respondí bien, porque por poco me convence”.
Recordó las discusiones que se dieron en el XIX Congreso del Partido Comunista Mexicano, a principios de la década de los 80, en cómo no solamente se avanzó de manera muy firme en dejar atrás los viejos dogmas del comunismo, la idea de la dictadura del proletariado y el centralismo democrático, para generar espacios de participación democrática más abiertos.
Por ejemplo, las discusiones y encuentros entre cristianos y comunistas que dejaban atrás esa idea de que la religión era el “opio del pueblo” para reconocer la libertad religiosa.
En ese Congreso la izquierda inició las discusiones para el reconocimiento de la diversidad, el derecho a la libre determinación y el desarrollo de la personalidad, aportaciones que, opinó, no se han valorado en su justa dimensión en el desarrollo del pensamiento de izquierda y que ha venido cristalizando en los últimos años.
Y remató: “Yo no sé si nació comunista y murió socialdemócrata, de lo que estoy convencido es de que fue un demócrata irredento, que en los lugares donde estuvo siempre hizo profundas transformaciones”.
Gilberto Rincón Gallardo fue integrante de la primera fracción de la Coalición de Izquierda, que logró cerca de tres cuartos de millón de votos en las elecciones de 1979.
En sintonía con su espíritu progresista, él, como integrante del PCM, presentó la primera iniciativa para la despenalización del aborto. Una idea que terminó por materializarse hasta abril de 2007 en que se aprobó su despenalización en la Ciudad de México.
Arturo Martínez Nateras, ex Secretario de Organización de PCM, lo conoció durante los años 1963-1964 por la campaña del Frente Electoral del Pueblo (FEP) , antes en el Movimiento de Liberación Nacional (MLN).
Recuerda que “lo traté en diferentes eventos ya como miembro del PCM, integrante del Comité de Solidaridad con Vietnam. Convivimos en la Crujía C y compartimos viandas y tareas domésticas en la Comuna que integramos con Mario H. Hernandez, Félix Goded Andreu, Prisciliano Pérez Anguiano, Rubén Valdespino García y Eduardo de la Vega y de Ávila”.
Cuenta que vivió la prisión como la inmensa mayoría de presos políticos del 68, con mucha dignidad, altivo y firme, y participó activamente en la Célula J. Guadalupe Rodríguez, escenario de la ácida política colectiva de los comunistas en Lecumberri.
Y remata: “Sobresale como cualidad su inmensa capacidad de tolerancia, a ratos parecía de hielo, pero cuando se encabronaba, se encabronaba”.
Rincón Gallardo participó o fue testigo en movimientos clave para la transición democrática y la evolución de la izquierda hacia ese camino: El movimiento estudiantil de 1968. La discusión sobre la viabilidad de la lucha armada como forma de cambiar la realidad, que en el PCM derivó en una apuesta por lo electoral como método para el cambio, luego de cruentos debates y deserción de algunos integrantes.
La Reforma Política de 1977-1978, conocida como la LOPPE, que abrió paso a la izquierda en la vida democrática. En el proceso para que se construyera un frente en torno a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Rincón Gallardo tuvo un papel protagónico como secretario general del entonces Partido Mexicano Socialista (PMS) para que Heberto Castillo declinara y, con ese hecho, empezó el camino para la izquierda mexicana, con todas sus fallas y contradicciones internas, lograra dejar el ostracismo y la participación testimonial.
La conclusión de su trabajo en ese largo proceso para que la izquierda lograra tener influencia en la política nacional, se dio en 1997 con su renuncia al Partido de la Revolución Democrática (PRD). En una de sus partes afirma:
“La política es conflicto, pero también cooperación; es competencia y corresponsabilidad a la vez; es confrontación, al tiempo que es conciliación; es reparto y construcción; es compromiso con la realidad y la verdad; es racionalidad del argumento y rechazo a la búsqueda artificial de exclusión y derrota como finalidad óptima. Ésta es la visión que ha guiado mi desempeño durante los largos años en que he tenido responsabilidades de dirección partidista, y fue también la visión que me impulsó, siendo secretario general del Partido Mexicano Socialista (PMS), a encabezar la propuesta de unidad que dio origen al PRD”.
Muchas personas y grupos, con distintas visiones han contribuido al avance democrático y a la construcción de la izquierda en nuestro país, sin duda Gilberto Rincón Gallardo es uno de ellos y ellas.
Gilberto Rincón Gallardo murió el 30 de agosto de 2008 a los 69 años.