Por Miguel Osorio Martínez
“Veni, vidi, vici”. Con esta locución latina, el general y cónsul romano Julio César describió su victoria y conquista en la Batalla de Zela ante el Senado Romano en el 47 a. C. “Vine, vi y vencí”: a ésta se le considera la primera crónica en la historia. Entonces ni el papiro ni el discurso debían ser propensos a gastarse en frivolidades, en entretener al vulgo.
Hace unos días, uno de los portales de “noticias” y “análisis político” online más exitosos del país publica: “Vuelve a mirar los 10 mejores momentos de las Ladies”.
No dudo que fue la nota más leída del sitio. Es a veces molesto, incongruente con lo que se espera del periodismo. Pero cuando has vivido desde dentro la realización de este periodismo del siglo XXI, éste de las redes sociales, comprendes que se trabaja siempre para una empresa, que no queda más que resignación y una vergüenza legítima para con la vocación.
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Ya es el medio día y el bendito horario escolar de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García dicta que ha acabado la jornada por hoy. A las doce horas unos taquitos de tripa del puesto de Rosales serán el motor para este día de, seguramente, agitadas noticias y redacciones inmediatas en el diario.
El camino es largo, al sur de la ciudad. La zona de Guadalupe Inn es terreno fértil para que grandes edificios alberguen oficinas de todo tipo: agencias de renta de autos sobre administrativos de Bimbo, sobre un call center de Telmex, sobre una refaccionaria de electrodomésticos, sobre una pequeña redacción noticiosa, sobre quién sabe qué.
La ballena naranja (analogía del Metro más ingeniosa y menos gastada que el ya gastado “gusano naranja”) cumple sus funciones a la perfección (casi) y, al cabo de una hora, ya me encuentro frente a mi computadora y junto a mis compañeros redactores para quienes aún soy “El Pollo”.
Y bueno, la tarde no fue lo que esperaba. Pocas historias trascendentes, poca información importante que no hubiera sido cubierta a lo largo de la mañana… De esas tardes en la redacción que se olvidan, de refrescar una y otra vez las páginas de las agencias de información.
Las agencias noticiosas son los ojos hacia el exterior de casi todos los portales de noticias online. A falta, por lo general, de recursos económicos, los reporteros no son una herramienta en verdad accesible. Por ende, si por X o Y el sitio de Notimex/Reuters/AP y similares, se llega a “caer”, los redactores nos vemos reducidos a gallinas sin cabeza rondando por ahí.
En esta ocasión, para mi buena (o mala) fortuna, no era el caso. En lugar de eso, el más reciente cable del portal de Notimex llamó mi atención. “Cómo preparar los mejores chiles en Nogada para la época de Cuaresma”.
“Uy, esta nota le va a dar la vuelta al mundo”, pienso con sarcasmo, y me remito al último estudio del Analytics de nuestro sitio. Éste reveló que la nota más leída de la semana fue “Los mejores memes de la fuga del Chapo Guzmán”.
Divagando en esta idea, la voz del jefe de información me regresa a la redacción: “Oye, Miguel, échate un clavado (frase que odié desde que llegué) en el último cable de Notimex y sácate una nota, ¿no?”. Yo sólo esperaba que ya hubiera llegado otro cable, lo que fuera.
Lás-ti-ma Mar-ga-ri-to: pasé 15 minutos redactando la fatal infografía culinaria y alimentándola con información de la red.
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Ese día, no sé si se recuerda el hecho, sucedió una tragedia en un pequeño poblado en el estado de Puebla. La gente local linchó a un par de supuestos secuestradores.
La información iba y venía: que si eran secuestradores a las 10, que si eran encuestadores a las 12, que si a las 2 ya no eran reconocidos por la Secretaría de Educación Pública (SEP), que si a las 4 les encontraron gafetes… Y así todo el día la nota fue cambiando radicalmente de tenor.
Pero esto creo que ya no llegó a la gente. Para el público habían linchado a un par de secuestradores y punto final. Al revisar el Analytics el día siguiente, la nota que más veces había sido “clickeada” fue, ni más ni menos, “Cómo preparar los mejores chiles en Nogada para la época de Cuaresma”.
¿Entonces, la frivolidad informativa nace en los medios? ¿Nace en el público? ¿En la añeja y viciada relación entre ambos? ¿Es el mundo y dinámica actual, los medios actuales?
No sé, no sé siquiera si importa. ¿En qué punto la libertad de expresión pasó de ser una herramienta del hombre libre, a un entretenimiento del hombre ciego?
No sé, yo sólo sé que la “Lady 100 pesos” ya se disculpó públicamente, que la “Lady Matemáticas” se reunió con el presidente y que Edgar, de “Edgar se cae”, ya anda haciendo campaña para lanzarse como diputado. Veni, vidi, vici del siglo XXI.