Por Karenina Díaz Menchaca
1 de Diciembre, 2016.– La vida en Facebook es una vida alterna. Aquella propuesta de la plataforma Second Life se respira cotidianamente en esta otra y la cantidad de veces que miramos el “feis” a través de nuestros smartphones, o computadoras, o tablets , pues me ha obligado –sin querer- a percatarme no sólo de acontecimientos triviales de mis vecinos (mis contactos), que van más allá de sus simples “selfies” o ubicaciones (innecesarias) de a dónde comen o a dónde se fueron a pasear.
Según mi cuenta de Facebook ingresé por ahí del 2009 y como todos, al principio no le hacía mucho caso, supe de este embrujado sitio cuando yo apenas me acomodaba en HI5. Desde entonces he ido agregando y corrido gente a diestra y siniestra, algunos bloqueados, otros enemistados y otros que están ahí como una maceta. Exactamente igual que tú. Exactamente igual que todos. Sin contar a amigos y familia.
Hay contactos que tengo muy presentes incluso aún sin conocerlos físicamente y me sé el 70 por ciento de su vida, o lo que ventilan de ella. Puedo saber quiénes son los más recatados, quiénes ya se divorciaron, quiénes ya se juntaron, quiénes cambian de pareja a cada rato y quiénes son gays y quiénes pro gays. Sé de sus gustos: a quiénes les gustan los gatos (que son la mayoría), a quiénes los perros y quiénes son defensores absolutos de todo tipo de animal que habita este planeta, incluyendo las cucarachas.
Asimismo, sé quiénes viven más holgadamente, pero son discretos; o quiénes sí prefieren sumar a sus 800 fotografías, una más en la Torre Eiffel, y quiénes andan de centro comercial en otro, porque es para lo que les alcanza (de hecho, éstos son los que suben más fotos). Los intelectuales, que no sé por qué me dio por agregarlos a todos y ser su “amigui” virtual, pensando ingenuamente que compartirían interesantes lecturas (hay quienes sí lo hacen, aclaro y bastante bien), pero ¡oh señor! Caí en la hoguera de las vanidades.
En fin, me sé lo que ustedes quieran, pero no crean que no sé que es recíproco. Sé lo que ustedes creen conocer de mí, y así, sucesivamente. Estamos en el sitio más democrático, ¡juar!
¿Dices que soy una stalker?, pues sí, puede ser, pero siempre he sido una observadora nata. No lo puedo evitar. Sin embargo, con cierta preocupación me di cuenta hasta hace unos días de que desde aquellos primeros contactos, así como a los agregados más o menos desde hace unos cinco años, todos ellos, sin que se conozcan entre sí, están pasando por problemas de salud. La mayoría de nosotros –mis contactos y yo- estamos en la década de los 40, puedo decir una etapa madura y en la que aparentemente debemos tener resueltas necesidades básicas, pero la más esencial de todas se está rompiendo.
Muchos de estos contactos cuentan con carreras profesionales interesantes, algunos hasta salen en la tele y así. No diré nombres obviamente. Pues yo al igual que ellos no la he pasado bien en cuestiones de salud, al menos los últimos tres años han sido un verdadero tormento. No no lo ventilo en redes porque me parece un poco desagradable, pero hay quienes sí lo dejan ver constantemente, y los que son discretos son los que llevan a cuestas algo más serio. ¿Algo estará pasando?
Estrés, problemas, depresiones, genética, alimentación, vicios, sustos, la contaminación de esta ciudad, mal de ojo, brujerías, por si lo quieren agregar al saquito y creen que alguien les está haciendo “daño”, pues les doy permiso de agregarlo al muestrario de patologías en este “no entendemos su procedencia”, nomás no se quejen de que les saquen dinero uno que otro charlatán.
¿La cura? No la sé, pero dicen que reír ayuda, que llorar ayuda, que ser positivos ayuda, que bla, bla, bla. Seguramente, pero mientras tanto espero de todo corazón que el Facebook deje de ser mi parámetro de enfermedades y que la vida de estos seres continúe por el mejor camino posible. Debo decir, con asombro, que algunos ya se nos están adelantando. Finalmente, para la muerte no hay edades.
Y les diría que hiciéramos una cadena de oración, pero muchos de ustedes son ateos, no importa, yo la hago por ustedes ¡Les deseo mucha salud!