Es momento de descubrir a las mujeres protagonistas de la historia como Leona Vicario: Alejandro Rosas

Por Angélica Ruiz

“Por lo que a mi toca, sé decir que mis acciones y opiniones han sido siempre muy libres, nadie ha influido absolutamente en ellas y en este punto he obrado siempre con total independencia, y sin atender a las opiniones que han tenido las personas que he estimado. Me persuado de que así serán todas las mujeres, exceptuando a las muy estúpidas y a las que por efecto de su educación hayan contraído un hábito servil en la emancipación de la patria”.

“En todas las naciones del mundo ha sido apreciado el patriotismo de las mujeres, ¿por qué mis paisanos, aunque no lo sean todos, han querido ridiculizarlo como si fuera un sentimiento impropio en ellas? ¿Qué tiene de extraño ni ridículo el que una mujer ame a su patria y le preste los servicios que pueda, para que a éstos se les dé por burla el título de heroísmo romencesco?”

Este es un extracto de la carta que escribió la insurgente Leona Vicario, a Lucas Alamán, cuando éste cuestionó sus convicciones políticas, las cuales desestimó bajo el argumento de que todo lo había hecho por el amor que le tenía a Andrés Quintana Roo.

Tal fue la indignación de Leona ante la minimización de su acción y entrega a la lucha independentista, que provocó en ella una feroz y audaz respuesta a un desmemoriado Lucas Alamán.

Este fue quizá el primer argumento feminista de la historia mexicana y uno más de los legados de Vicario, los cuales se han ratificado con el paso del tiempo. Así lo resume el escritor e historiador Alejandro Rosas, en su breve ensayo bibliográfico sobre Leona Vicario, el cual se incorpora a la colección de Divulgación de la Historia “Vientos del Pueblo”, del Fondo de Cultura Económica.

En un abrir y cerrar de ojos, Rosas nos lleva de la mano por la vida y obra de Leona, una mujer que jamás ha sido merecedora de una primera línea en la historia del México insurgente, porque ella – junto con otros personajes- ha quedado supeditada e ignorada a un segundo plano de entre los protagonistas.

En una charla con Reversos.mx, el historiador reivindica la figura y el legado de Leona. La mira y la describe como la heroína que es, sin que el tiempo haya hecho aún suficiente por ella, amén de que “necesitamos la narrativa a través de los ojos de la mujer, lo cual nos daría una visión complementaria, porque la historia de México está contada a través de la mirada de los hombres.”

¿Leona es feminista? Se le pregunta a Alejandro. “A estos personajes hay que entenderlos en el contexto de su historia, porque si pretendemos sacarlos de ahí se tiende a una distorsión.

“Es un poco lo que sucede con Sor Juana. No se puede decir que Sor Juana o Leona hayan sido feministas. Eso ya es una interpretación que le damos hoy día de acuerdo a la idea o concepto de feminismo o el término de equidad de género que tenemos.

“Lo importante es que en la carta que (Leona) envía a Lucas Alamán, contesta con mucha claridad e inteligencia al contestar que su acción no tiene qué ver con el amor, sino por sus convicciones. Y eso es lo valioso, que por encima de cualquier circunstancia de género, se unió a una causa en la que creyó muy personal, por la que perdió su riqueza y estabilidad, por eso me atrevo a decir que podría ser la primera mujer que defiende el ´no ser la esposa de´, lo cual es muy típico.

“Generalmente lo que veníamos arrastrando (en esta parte) de la historia es que era la esposa de Andrés Quintana Roo, eso ni ayuda, ni suma… pero Leona tiene su validez por sí misma porque era una criolla que bien pudo quedarse con su fortuna y vivir cómodamente, pero decidió sumarse a una causa y ser coherente con esa misma.

“Los conceptos que Leona maneja en esa carta son muy vigentes, de ahí la validez y la importancia de la carta”, asevera Alejandro Rosas.

¿Consideras que hay un punto de inflexión en las convicciones o ideales del ser humano, como le sucedió a Andrés Quintana Roo?

El ser humano no claudica en la convicción, porque Andrés acepta el indulto, pero se sigue sumando a la independencia en 1821, busca ser diputado y sigue criticando al gobierno… Eso es lo más interesante de la  historia. Es muy humano eso. Podemos decir que quien decidió renunciar a sus principios por amor fue Andrés, porque él escribió la carta, renunció para salvar a Leona que andaba con su hija en brazos. Más allá de decir que claudicó, no, esa es la realidad humana. Esa es la naturaleza humana.  Son los momentos de decisión, no sacrifica nada en términos de ser un traidor, porque la coherencia de sus acciones posteriores a la independencia los va a seguir señalando como dos personajes fundamentales en la Independencia de México. Tu pregunta nos permite ver el lado totalmente humano de ellos.

¿Sigue siendo necesario reivindicar el legado de Leona hoy día?

Más que reivindicarlo, recuperarlo y  descubrirlo, porque ¿qué conocemos de Leona al margen de la arenga del grito o el nombre de una calle? A ciencia cierta que era esposa de Andrés Quintana Roo.

Es momento de descubrir a todas estas protagonistas mujeres que han estado en distintos momentos, que no necesariamente eran feministas, sino que por la circunstancia  que vivieron asumieron un papel distinto al que su rol de mujeres les tocaba atender en esos tiempos. Es decir, a pesar de lo que puedas decir de la insurgenta que da dinero a la causa, al final se dedica  al hogar, a atender a sus hijos, a apoyar a su esposo, a la hacienda que recuperó, pero vuelve a un rol que era el suyo, el típico de las mujeres.

¿Crees que 2020, el año de Leona Vicario, ayudó a reivindicar su legado?

No. El año de Leona Vicario pasó desapercibido por la pandemia. Hemos tenido mil años de personajes históricos y simplemente son símbolos ese año y luego se olvidan.

Quien le dio un poco de lugar este año fue Beatriz Gutiérrez Mueller, cuando quiso comparar  lo que ella aportaba a la causa de independencia con lo que supuestamente recibía fuera de la ley el hermano del Presidente… quiso hacer un parangón, le salió muy mal,  pero al menos volvió a sacar a la luz a Leona.

¿Cómo mira Alejandro Rosas la consistencia de las convicciones políticas hoy día?

Nada que ver con Leona Vicario, Andrés Quintana Roo… con estos personajes del siglo XIX. Los políticos de hoy día defienden causas, pero esas causas las pueden desechar por otras en cualquier momento. Y no por rectificar. Vemos un chapulineo en busca de cargos o puestos que vemos desde hace décadas. Yo sí creo que se ha perdido parte de esa dignidad por defender una causa hasta con los dientes y morir en el intento, valga la expresión.

El principio de la causa es lo de menos para los políticos de hoy. Es más bien ver la posición, como se ubican. Se ha perdido incluso ese romanticismo por la defensa de los principios o de un proyecto.

¿Perdimos esa fuerza libertaria en el México del siglo XX con el PRI-gobierno?

Sí, yo creo que se fue perdiendo porque el PRI-gobierno garantizaba que hoy fueras diputado y mañana senador y luego presidente municipal o gobernador… Yo creo que la última generación de este tipo de personajes que se casaban con sus ideas y que morían por ellas, tanto de un partido como de otro, fue en la época de (Benito) Juárez. Ya después se fue deteriorando la política en la época del Porfiriato porque el poder absoluto corrompe. Era más fácil darle su lana al diputado, consentirlo y entonces todos terminaron siendo porfiristas. Y entonces la historia se repite en el siglo XX con el PRI-gobierno. Al final la única manera de acceder al poder era por el PRI.

¿Cómo miras a este nuevo gobierno republicano, representado por Andrés Manuel López Obrador?

Tiene muy buenas intenciones, pero como dicen, el camino al infierno está empedrado con buenas intenciones. Lo veo inconsistente, la idea del proyecto era lo que necesitaba México, un México muy deteriorado; pero no han sabido enganchar. Además junto con la pandemia, creo que tendremos un sexenio como uno más, en el que se nos fueron oportunidades importantes para construir un país. Es un gobierno de muchas dádivas, de no generar, sino de regalar. Qué bueno que la gente está recibiendo becas y ayuda, pero eso al final no nos va a hacer un país distinto, porque no estás generando trabajo, ni infraestructura, sino estás regalando.

Por último, ¿para quién va dirigido este breve ensayo de Leona Vicario?

Para un público heterogéneo. Tanto para el ama de casa, como para el estudiante o el niño lector de 8 o 9 años, para quien desee saber más de la historia y este trabajo lo lleve a buscar más de sus protagonistas.

Leona Vicario, ensayo corto de Alejandro Rosas, se puede adquirir a través de la de la colección la colección de Divulgación de la Historia “Vientos del Pueblo”, del Fondo de Cultura Económica.

Alejandro Rosas (Ciudad de México, 1969) es historiador y escritor por la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Ha publicado 365 días para conocer la historia de México, 99 pasiones en la historia de México, la trilogía Érase una vez México, y las más recientes: México bizarro y México bizarro 2, y Las caras ocultas de Hernán Cortés. Es colaborador de W Radioo y de Tv UNAM, co-conductor del programa de historia El refugio de los conspiradores, transmitido por ADN 40.

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