Deepak Chopra en mi confinamiento

Por Karenina Díaz Menchaca

Por 21 días me propusieron, a través de un grupo de whatsapp, participar en un reto de meditación dirigido por Deepak Chopra. Consiste en hacer una lectura con conceptos como existencia, consciencia, amor, parábolas y agradecimiento. Sánscrito en silencio por algunos minutos, música suave y todo el ritual que amerita. Básicamente, concentración.

Deepak Chopra, leo, es un médico de origen indio, dicen ‘pionero’ de la medicina alternativa, aunque en términos más especializados: medicina integrativa y transformación personal, con muchos años de experiencia en la sanación metafísica.  Muchísimos libros escritos y traducidos a más de 40 idiomas. A sus 73 años se le ve bastante sano y con mucha fortaleza. No es la primera vez que sé de él, pero nunca he leído un libro, he visto aisladamente entrevistas y también lo vi en el documental Heal, de Netflix, muy bueno por cierto, sobre la autosanación, donde también colabora Joe Dispenza, autor de El placebo eres tú, una historia sobre su propia recuperación tras un accidente en una bicicleta.

Meses antes había hecho otro tipo de meditaciones por 28 días, un poco con los mismos conceptos, ejercicios, mucho pensar. Volver, me sacudió. De pronto te ves envuelto, en medio de esta porquería de confinamiento, en más que cuestionamientos tramposos, sicológicos, meditativos, existenciales. Te sumes en ti mismo y no hay a quién acudir para salir de AHÍ.

Uno de los ejercicios fue preguntarle a mi madre cuál ha sido su  mayor duelo y cuál su sueño jamás realizado. ¿Simples?, ¿descuidadas?, ¿torpes?, ¿minúsculas? Las palabras devoran. Aún cuando sepamos las respuestas. Me dolió saberlo y a la vez cierto alivio. Percibí su fragilidad a kilómetros de distancia, sus oraciones escritas en un whatsapp me hicieron sentir la enorme responsabilidad de hacer sus sueños realidad, de borrarle todo ese dolor. 

Al final no escapamos de todo nuestro ADN, somos los traumas y frustraciones de nuestros padres y abuelos, eso piensan los que hacen constelaciones familiares. Otro método para alinearnos en el presente. La cuestión es, a dos días de terminar este duelo conmigo misma, me invitan a pensar en la siguiente frase: ‘Esto también pasará’.

Y así fue como acabé sumida en una depresión profunda, recapitulando los tres últimos años de mi vida, hasta ahora los más duros y las respuestas de mi madre y otras tontas preguntas que te hacen llorar, enojarte, sentir culpable. Se supone que todo ese diseño está hecho para hacerte sentir como si comieras kilos de chocolates o tuvieras sexo todos los días.

Es muy pronto pensar que el confinamiento terminará y todo volverá a ser como antes. Por mi pobre estudio de mercado que he realizado, más de uno de mis amigos y amigas se han deprimido en varias ocasiones  en estos últimos meses. Entonces convencida estoy de que:  ‘Esto también pasará’ debería ser un lema que nos tendremos que poner en la frente cada día. ¡Gracias Chopra!, seas o no un charlatán como algunos de tu gremio médico te han llamado.

Terminaré los 21 días revuelta en emociones, quizás más confundida o no.  Y entonces llego a la conclusión de que la responsabilidad de tener estabilidad emocional requiere de mucha disciplina, trabajo, energía. Es un reinventarte, creértela, en fin, de pronto puede ser muy cansado lidiar con uno mismo. Algunos dirán, ¡ay por favor, yo soy muy feliz!. Y yo les contestaré: ‘Esto también pasará’.

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