Tv aquieta o inquieta

Por Astrid Perellón

 

Preferiría que leyeran más y vieran menos tele. Sin embargo, la sala de TV es la más cómoda, ordenada, accesible y a la vista de todas las áreas de la casa. Los libros están organizados, clasificados, fuera del alcance para que no se maltraten. Pensamos que la batalla es entre la TV y los libros pero ¿y el patio de juegos? ¿Los árboles para trepar y los espacios para correr? ¿Esa batalla ya se perdió?

 

Usamos la televisión como herramienta de entretenimiento o de ocupar su tiempo, creyendo erróneamente que es positivo tenerlos quietos, bien portados, inmóviles y absorbiendo lo visto. Afortunadamente, la mente lucha por todos los medios para darle al cuerpo una razón de existir y, en la primera oportunidad de moverse, nos parecerá que el niño que anteriormente parecía tan quietecito es ahora hiperactivo. Está desquitando la maravillosa energía reunida que las historias televisadas le inspiraron. Con esto quiero decir que, aunque uno abuse de la tele, el organismo del niño luchará con todas sus fuerzas para hacer aquello para lo que fue pensado. A menos que las condiciones sean tan estrictas que logremos un niño taciturno, débil o flojo para moverse (porque también los hay).

 

Tómese en cuenta aquella fábula del aquí y el ahora donde una televisión tenía la cabezota llena de historias e imágenes en las que nunca podría participar porque su cuerpo era cuadrado, pesado y estático. Reunió entonces a un grupo de niños para mostrarles esas maravillas, queriendo proyectarse en ellos. <<Salgan y díganme si en verdad es así de alto ese monte o si es tan desafiante tal travesía>>. Los niños le dijeron <<luego, televisión, muéstranos más>>. Les siguió mostrando todo lo grandioso que podrían conocer para inspirarlos. Finalmente, cuando los niños desearon intentarlo, sus cuerpos se habían vuelto cuadrados, pesados y estáticos como los de la televisión y no les quedó más remedio que permanecer frente a ella.

 

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