Varian Fry salvó a más de dos mil personas. ¿A quién salvarías? Hagamos una lista

Imperios se derrumban. Los jefes de pandilla

se pasean como hombres de Estado. Los pueblos

se han vuelto invisibles bajo sus armamentos.

Así el futuro está en tinieblas, y débiles

las fuerzas del bien. Tú veías todo esto

cuando destruiste el cuerpo destinado a la tortura.

Bertolt Brecht (1940)

 

Por Armando Martínez Leal

@armandoleal71

 

Hace 76 años, el periodista estadounidense, Varian Fry llegó a Marsella en un 14 de agosto de 1940, llevaba consigo una lista con doscientos nombres de personas, hombres, mujeres… que era indispensable salvar. El gobierno norteamericano había tomado la decisión de salvar cuadros, esculturas, partituras… pero también a sus creadores. En sus memorias Surrender on Demand (1945), Fry relata sus experiencias en los primeros momentos de la Francia de Vichy, le ocupaba que sabía que entre las personas atrapadas […]había muchos escritores, artistas y músicos cuyo trabajo me había proporcionado gran placer. No los conocía personalmente, pero sentía un gran amor por todos ellos y tenía una deuda de gratitud por todas las horas de felicidad que me habían dado sus libros, sus cuadros y su música. Ahora corrían peligro y mi obligación era ayudarlos, del mismo modo que ellos, sin saberlo, me había ayudado a mí en el pasado. (Riding)

La lista la había elaborado el Comité de Rescate de Emergencia, con la ayuda de Thomas Mann, Jules Romains, Jacques Maritain, Alfred H. Barr y Eleanor Roosevelt, entre los creadores que Fry salvó se encuentran: Heinrich Mann, Franz Werfel, Alma Mahler Gropius-Werfel (y las partituras de su marido), Hannah Arendt y su marido Heinrich Blücher, Marc Chagall, Victor Serge, Jacques Lipchitz, Marcel Duchamp, Siegfried Kracauer, Benjamin Péret, Franz Werfel, Max Ophüls, Remedios Varo, Lion Feuchtwanger y muchos más; se calcula que el periodista preservó “…a unas dos mil personas, diez veces más de las que constaba en la lista con la que había llegado a Francia…”(Riding)

La lista sobre las cifras del número de muertos es diversa pero se calcula que durante la Segunda Guerra Mundial murieron en combate 27 millones de soldados y 23 millones de civiles. En los campos de exterminio 9. 17 millones de judíos fueron asesinados, 8 millones de polacos y 1.5 millones de disidentes políticos, 10,500 mil gitanos, 300 mil discapacitados, 4 millones de homosexuales y 2 mil testigos de Jehová. Estimaciones generales indican que entre 55 y 60 millones de personas perdieron la vida.

Como bien lo indica el historiador Eric Hobsbawm, el siglo XX le dará forma al siglo XXI, y esos 60 millones de muertos son la huella que marcan nuestro proceso civilizatorio. Walter Benjamin tenía entre sus principales preocupaciones develar la génesis de la sociedad moderna, reconstruyendo el pensamiento a partir del aparato teórico-metodológico que le daba el histórico materialista, de su pensamiento se deriva el fracaso de la contemporaneidad, de nuestra colectividad, del mundo completo y del proyecto civilizatorio.

Un proyecto que hace de la excepción una regla… si la experiencia colectiva de Occidente está cifrada en la Segunda Guerra Mundial y en sus más de 60 millones de muertos, los cuales se han visto como excepcionales, como el grado más álgido de destrucción y barbarie al que hemos llegado, deberíamos de reinterpretar esta experiencia, no verla como excepcional, sino como la verdadera regla.

La Segunda Guerra Mundial concluyó con el pacto que cimentó un “nuevo proceso civilizatorio” donde la democracia exorcizaría la violencia; sin embargo, la fiesta fáustica de las listas nos indican lo contrario. La traza imborrable de la experiencia civilizatoria reducida a Hitler, nos ha impedido ver otras cifras, siguiendo con Hobsbawm el cálculo que se hace del número total de muertos que arrojó la centuria pasada es de 187 millones de personas, mujeres, hombres, niños y jóvenes… 187 millones.

El sello que determina alegóricamente el fin de la segunda guerra mundial es la bomba de Hiroshima y Nagasaki. Enola gay, 6 de octubre de 1945, el hombre grasoso, el cerdo y el pequeño muchacho asesinaron en segundos a más de medio millón de japonenses; este genocidio instantáneo está en el fondo del pacto político que dio origen a las Naciones Unidas y fundamenta el “nuevo orden mundial”.

¿Pero qué hay después de la bomba atómica?, la santificación de una racionalidad destructiva que se consagra en su consumación cotidiana, en torno a la idea del progreso y que el mañana será mejor, se cubre la ideología de la destrucción, ideología que se sustenta en la legitimación de la barbarie, con el objetivo de fundar, posibilitar, un mañana distinto.

FA-Varian

Ahora recemos:

Bajo la ideología democrática los sionistas fundaron Israel, el estalinista Janos Kadar asume el poder en Hungría, Dr. Zhivago es rechazada por los soviéticos, los Estados Unidos invadieron Vietnam he hicieron uso del Napalm, el Jemer Rojo crea un nuevo orden asesinando a miles de camboyanos, los Estados Unidos invaden República Dominicana, la guerra de los 6 días entre árabes y judíos, ¿seis días…? Biafra y sus millones de muertos durante 2 años, Dubcek, la Primavera de Praga y el Pacto de Varsovia, Septiembre Negro, el golpe de Estado de Pinochet, El golpe militar en:… La URSS invade Afganistán, la guerra entre Irán e Irak, Estados Unidos bombardea Libia, la plaza de Tiananmen y sus cientos de muertos, Bush I y la Guerra del Golfo Pérsico, Tutsis y Hutus en Ruanda, Golpe militar en Haití, Estados Unidos invade Panamá, Eslovenos, Croatas, Bosnios, Servios imponiendo orden se matan entre sí, Rusia masacra chechenos, Japón y sus terroristas urbanos con gases tóxicos, Las Torres Gemelas y sus deseos consumados, Bush II invade Irak, España y su M-11.. París… la lista va in crescendo

La modernidad de la posguerra está atravesada por la presencia de la barbarie, la presencia del horror es continua, es como sí el mundo estuviese carente de alma.  ¿Lo está?

Benjamin reflexionó en su texto Sobre el concepto de historia, utilizando simbólicamente al cuadro de Paul Klee: Angelus novus que donde nosotros vemos una simple cadena de acontecimientos. Él, a través del ángel kleesiano, ve una catástrofe única que arroja a sus pies ruina sobre ruina amontonándose sin cesar. Donde nosotros vemos progreso solo quedan 187 millones de muertos que se amontonan, algunos se tratan de esconder en tumbas clandestinas; y sin embargo, el proyecto civilizatorio sigue en pie.

Cinco años después de que Fry llegara a Marsella con tres mil dólares en efectivo y aquella lista, se preguntaba si había ayudado lo suficiente, si a quién había salvado realmente estaba en peligro, si a quien no pudo ayudar habría acabado en Dachau o en Buchenwald.

Los cadáveres continúan amontonándose. El proyecto civilizatorio sigue su marcha, hoy millones de seres humanos seguimos siendo sacrificables, la lógica del capital financiero, del capital de las mafias (Cárteles, Camorra, ’ndràngheta, la Roja vor v zakone, Yakuza, Mara Salvatrucha) del capital de la política… para las élites de Slim, el cártel… de Salinas, de Peña Nieto, panista, priista, perredista… Wall Street el capital… da lo mismo una mula que el hígado de una niña, lo mismo un serbio que un tutsi, lo mismo Ruanda que Centro América, lo mismo Tamaulipas que Nueva Orleáns… mujeres, hombres, niñas, niños, ancianos, homosexuales… todos son sacrificables. La actual racionalidad imperante no necesita los más de 7000 millones de habitantes del mundo; las revoluciones industriales del siglo XVIII y XIX, así como las del XX ya no requieren a la mano de obra de millones de latinoamericanos, europeos, norteamericanos…

Hagamos una lista… con los tres mil dólares que Fry llevaba amarrado a su cuerpo, que hoy equivaldrían a casi 50 mil dólares… ¿a quién salvarías, cuántos intelectuales, artistas… cuántas mujeres de Ruada, Luisiana, Estado de México, el Mozote (Salvador) Hagamos una lista… Walter Benjamin señala que: “La tradición de los oprimidos nos enseña que el estado de excepción en que ahora vivimos es en verdad la regla.

 

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