Por Anahí García Jáquez/Radio Gatell
Siddhartha es el hijo de un brahmán (sacerdote de la India). Al estar en la búsqueda de la sabiduría por cuenta propia, él y su amigo Govinda deciden abandonar a sus familias y emprenden un camino donde el protagonista encontrará más de lo que pudo haber imaginado.
Siddhartha es uno de los trabajos más reconocidos del escritor alemán Hermann Hesse, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1946, que nos lleva a la India, ese lugar tan lleno de misticismo y tan rico culturalmente.
En ese contexto, el ambiente se vuelve para mostrar el ansia de aprendizaje por parte de Siddhartha, así como sus ganas de conocer el mundo y su inconformidad con el conocimiento que tiene hasta el momento.
Viaja tanto, como fuera de sí mismo, para tratar de absorber, a través de las experiencias, lo más que se pueda. En ese trayecto se encuentra con varios personajes que le aportan lo necesario para su cometido.
El autor estructuró esta novela de una forma muy particular: se divide en tres partes, compuesta cada una por cuatro capítulos formando un total de 12 capítulos.
Al contarse la historia en forma lineal, a través de un narrador en tercera persona, el lector es testigo de cada una de las etapas que va viviendo Siddhartha:
En la búsqueda que inicia acompañado de Govinda, es un camino en sí donde conoce personas que van determinando su aprendizaje (empezando por su encuentro con el mismísimo Buda y su cuestionamiento hacia sus enseñanzas) y la adquisición de la sabiduría. Todo ello dentro del marco de la filosofía oriental.
Es por eso que los temas que trata el texto son muchos y todos vienen uno tras otro: la esencia del ser humano, la inquietud propia de la juventud, que traen los primeros enfrentamientos con los padres por no sentir suficiente la educación que reciben de ellos.
Y por eso la necesidad de buscarlo afuera y alejarse lo más posible, el despojarse de todo lo material y después tenerlo y disfrutarlo; el descubrimiento de los placeres de la carne y lo que éstos generan en el ser humano; los reencuentros y el reconocimiento de la verdad como tal, además de lo que dejan en cada uno de nosotros las relaciones que establecemos con otros seres humanos, y la evolución que cada individuo experimenta basado en sus vivencias.
Al final, el lector llega al entendimiento de que cada uno de estos elementos son los escalones necesarios para arribar a la meta principal, ésa que viene después de la felicidad y el sufrimiento y que es, palabras más o palabras menos, la plena comprensión del significado de la vida.
Siddhartha es un libro que se lee de manera ágil por ser muy corto y, por lo tanto, atrapa la atención de principio a fin.
Está contado con un lenguaje por demás sencillo que habla de complejidades (una tremenda paradoja) y con una narración que nos describe cada uno de los pensamientos y sentimientos del personaje principal, además de ser una obra que invita a la reflexión en cada una de sus páginas.
Lo anterior porque, de una forma casi poética y relajada, la obra sitúa al lector en ese ambiente donde se está tan en contacto con la naturaleza, así como con las emociones, lo cual motiva a la introspección y generará en él la curiosidad y las ganas de saber si el verdadero despertar es fácil de alcanzar.
Siddhartha. Hermann Hesse. 1922. Editorial Debolsillo.

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