“But if I should become a stranger, know that it would make me more than sad, Caledonia´s been everything I´ve ever had”.
Caledonia (Escocia en Latín), canción de nacionalismo escocés
Scots who have with Wallace bled,
Scots whom Bruce has often led,
Welcome to your gory bed,
Or to victory.
Now is the day, and now is the hour:
See the front of battle lower,
See approach proud Edward’s power –
Chains and Slavery.
Who will be a traitor knave?
Who will fill a coward’s grave?
Who’s so base as to be a slave?
Let him turn an flee.
Who, for Scotland’s king and law,
Freedom’s sword will strongly draw,
Freeman stand or Freeman fall,
Let him on follow me.
By oppression’s woes and pains,
By your sons in servile chains!
We will drain our dearest veins,
But they shall be free.
Lay the proud usurpers low,
Tyrants fall in every foe,
Liberty’s in every blow,
Let us do or die.
Por Sebastián La Mont
Antes de saltar del barco en llamas, Nigel Farage, uno de los cabecillas del Brexit, declaró en su discurso de victoria que el 23 de junio sería marcado como el “Día de Independencia” del Reino Unido.
Sin embargo, puede que no sean los únicos en celebrar referéndums de separación. Escocia, Irlanda del Norte y Gibraltar votaron a favor de su permanencia en la Unión Europea y con ellos un renovado sentimiento de nacionalismo y secesión.
Escocia votó con 64 por ciento del total para quedarse dentro de la Unión Europea. En junio 24, la primera ministra, Nicola Sturgeon, del Partido Nacional de Escocia (SNP, por sus siglas en inglés), partido de izquierda con tendencias separatistas, anunció que se reuniría con miembros de las naciones de la UE para dejar en claro que los escoceses no querían ser parte de la separación y que buscaría mantener a su país dentro de la zona euro, ateniéndose a las responsabilidades del mercado único y el libre flujo de gente.
Alyn Smith, representante escocés en el Parlamento Europeo, recibió una ovación de pie por parte de sus colegas al dar un apasionado discurso. “Escocia no los decepcionó, ahora les pido que ustedes no decepcionen a Escocia”.
¿Por qué los escoces buscan, nuevamente salirse del Reino Unido en pro de su independencia como nación? Las diferencias en política, tanto interna como externa, se hacen cada vez más obvias.
La primera vez que Escocia fue forzada a inmiscuirse en las guerras de los ingleses fue en 1294. El Rey Eduardo I de Inglaterra aprovechó la inestabilidad política en Escocia, que estaba casi al borde de la guerra civil, después de la muerte de “La Dama de Noruega”, Margaret, para forzar a sus vecinos del norte a mandar recursos que apoyaran sus planes para la invasión de Francia. Así comenzaron una serie de conflictos bélicos entre ambas naciones.
Hoy en día la cosa no es tan diferente. Dos votos dentro de la Cámara de Representantes de Reino Unido prueban cómo Escocia e Inglaterra tienen dos agendas diferentes en cuanto a geopraxeología se refiere.
Reino Unido tiene en su arsenal los submarinos nucleares con ojivas atómicas Vanguard, los cuales se encuentran escondidos en alguna parte del mundo con la finalidad de atacar cualquier objetivo que haya usado armas atómicas en contra de las naciones en las islas británicas. El programa se llama Trident y fue originalmente implementado por Margaret Thatcher en los años 80.
Theresa May, la actual primer ministro de Inglaterra, ha llamado a los diputados de Reino Unido a invertir 40 mil millones de libras para comenzar trabajos de renovación. May dejó muy en claro durante la sesión de preguntas semanal al primer ministro que ella estaría dispuesta a matar a cientos de miles de civiles con armas de destrucción masiva de ser necesario.
Cuando se llevó la moción al pleno para ser votada todos los representantes escoceses, salvo uno, votaron en contra de la renovación en la infraestructura del programa nuclear.
Otro ejemplo reciente de las diferencias entre Escocia y el gobierno de Westminster fue la guerra en Siria. 97 por ciento de los miembros del parlamento que representan a los escoceses votaron en contra de una nueva ola de bombardeos en Siria, ya que esto provocaría la muerte de inocentes y la búsqueda de represalias por grupos terroristas.
En cambio, favorecían las pláticas de paz en Viena que buscan ponerle un fin diplomático al conflicto y apoyar con armamento y logística a los combatientes kurdos de la región, quienes han sido la fuerza en tierra más eficaz en contra del Estado Islámico.
Una vez más, los representantes de Escocia perdieron, ahogados por 381 miembros del parlamento que arrastraron a los escoceses a una guerra que determinaron no era su lucha.
Asimismo, más allá de los votos parlamentarios, el gobierno conservador con sede en Londres lucha, reacio, en contra de hacer un mayor esfuerzo por la crisis de refugiados, de los pocos que se han aceptado, Escocia está integrando a su sociedad a una tercera parte de estos.
Tomando en cuenta que los escoceses conforman solamente el 10 por ciento de la población y que son cuatro países los que conforman Reino Unido, es un esfuerzo que marca las diferencias entre las prioridades de este país con el resto en la unión.
Al día siguiente del voto, en donde 52 por ciento del Reino Unido optó por salir de la UE, no solamente hubo un movimiento de parte de los políticos y representantes de Escocia. También hubo manifestaciones por parte de la sociedad civil.
Por ejemplo, en Edimburgo y Glasgow miles de personas salieron a las calles para reclamar el hecho de que su país no sea arrastrado en las políticas de David Cameron, el primer ministro inglés que convocó al referéndum del Brexit.
El representante de YEM (Movimiento de Jóvenes Europeos, por sus siglas en inglés), Johnney Rhodes dijo durante el rally en la capital escocesa que los movimientos del parlamento escoces y su primera ministra eran algo “positivo”. “Somos europeos y haremos lo que sea necesario para permanecer europeos”.
En 2014 la campaña de “Sí” fue el primer intento por buscar la independencia de Escocia del Reino Unido. A pesar de que perdió, los organizadores del movimiento declararon que su ardua lucha no había sido por nada.
“Sí” empezó siendo aplastado con solamente 32 por ciento de las preferencias electorales, sin embargo, a lo largo de la campaña se fue reduciendo y el día de la votación perdió por un mucho menor margen de 46 a 54.
Una de las promesas centrales de la campaña que abogaba por el “No” era la permanencia de Escocia en la UE. Ahora que eso se desvaneció le ha dado las bases al gobierno escocés para volver a presentar una votación de independencia, lo cual es muy probable porque el SNP –que es en su plataforma pro-independentista– controla el parlamento y la oficina de primer ministro.
Hoy en día los números son casi estáticos. Después del voto por abandonar la UE, solamente se han movido 1 por ciento a favor de la independencia. Con un resultado final de 53 – 47.
Sin embargo, se tiene que tomar en cuenta el extraordinario esfuerzo que hizo la campaña del “Sí” la última vez la cual logró cerrar los resultados y el segundo plebiscito todavía no es oficial. Los números podrían moverse a favor de la secesión.
A pesar de todo esto, parece ser que el proceso no será una cuestión de la noche a la mañana. Los primeros pasos para que el Reino Unido dejé la Unión Europea no se darán hasta octubre y la aplicación del artículo 50, el cual detalla las condiciones para dejar el bloque europeo, no será usado hasta dentro de dos años.
Escocia también tiene que afrontar el problema de quienes se oponen a su independencia e integración a la UE, como el jefe de gobierno de España, Mariano Rajoy, quién dijo que si Reino Unido se iba, Escocia se iba con ellos. La razón es simple, sentaría un precedente peligroso ya qué la nación iberoamericana sufre de sus propios movimientos de secesión en País Vasco y Cataluña.
Para los escoces estos dos hechos son peligrosos. El salirse del Reino Unido antes de tiempo tendría graves consecuencias en su seguridad ya que no tienen un ejército independiente y requieren del Reino Unido para su protección, y de no ser aceptado en la Unión Europea no pertenecería a ningún bloque comercial, lo cual pondría su economía en severos problemas.
Pero para muchos escoceses es una cuestión de libertad.
“Escocia se enfrenta a la posibilidad de ser sacada de la Unión Europea en contra de su voluntad y a mí me parece eso democráticamente inaceptable”, advirtió Nicola Sturgeon, primera ministra de Escocia.