Runak Bapir, la inocencia arrebatada al huir de ISIS

Por Sebastián La Mont

No se ve una sola nube debajo del inmenso y claro cielo azul. En un camino rodeado de tierra y arena se distingue una zona árida, desértica. Al lado de un tranquilo camino se alzan múltiples postes de luz. El pavimento que nos hace reconocer el camino está lleno de polvo. Durante dos años el mantenimiento de carreteras no ha sido la prioridad para nadie. Todo mundo está ocupado con la guerra.

El año es 2014 y estamos en Iraq, cerca de la ciudad de Sinjar que obtiene su nombre por la montaña que hace testigo de la persecución del pueblo Yazidi. Al oeste de lo que otrora fue la antigua Mesopotamia se encuentra Siria, un vecino que ha tenido un cruento conflicto civil durante dos años y las consecuencias ya no se limitan por sus fronteras.

 El Ejército Islámico de Iraq y el Levante le ha declarado la guerra a todo aquel que no comparta su forma de ver la religión que profesan y su primer objetivo es acabar con las minorías no musulmanas.

El horror empezó el 29 de junio de 2014 cuando los “daesh” atacaron Sinjar. Conquistaron la ciudad, todo aquel que no pudo huir y opuso resistencia terminó en una fosa común. Meses más tarde una coalición entre las fuerzas kurdas iraquís y sirias rompieron el sitio a las faldas del monte y los Yazidis pudieron, parcialmente, regresar a casa.

En medio del camino una niña de 14 años, Runak Bapir Gherib, la pérdida de su inocencia la porta en la espalda. Un rifle AK-47 que tomó para proteger a su familia, quienes se ven a la distancia. Una madre y una hermana caminan sobre la carretera esperando a que un coche las acerque a casa.

Algunos de los cabellos en su cabeza se escapan de la liga, parece que hay una brisa a pesar del Sol debajo del cual camina. En la mano lleva una botella de agua, quién sabe cuándo podrá conseguir otra. Voltea hacía la cámara con una mirada que refleja su reciente pasado, la masacre de su gente, delante de ella un futuro incierto al igual que el de los otros refugiados que se aprecian en el fondo de la imagen, pero por el cual está dispuesta a usar el kalashnikov.

No fue sino hasta la segunda ofensiva en noviembre de 2015 que el ejército wahabista de ISIS fue expulsado por completo de Sinjar. “La furia de Melek Taus” fue el nombre de la operación para eliminar a los yihadistas, denominada así por el ángel-pavorreal que reverencian los Yazidi. Encabezada una vez más por las fuerzas terrestres de la PKK y YPG kurdas y la fuerza aérea de Estados Unidos, Inglaterra, Canadá y otros.

Se estima que fueron ejecutados entre 2000 y 5000 yazidis por el Estado Islámico, más de 18 templos sagrados destruidos y todos sus cuidadores ejecutados. Las mujeres fueron forzadas a casarse y ser tratadas como esclavas sexuales para los combatientes del EI, los hombres tenían la opción de convertirse o morir.

Related posts