Los otros videos: empresarios, desde el anonimato, retoman “guerra de miedo” con spots sobre muertes por Covid

Por Rivelino Rueda 

Con el sello de la casa –en el anonimato, generando una campaña de odio irracional y con mensajes basados en mentiras o verdades a medias—los poderosos grupos económicos detractores del gobierno de Andrés Manuel López Obrador iniciaron una nueva campaña negra en contra del político tabasqueño. 

Desde la semana pasada grupos oligopólicos lanzaron un spot de 56 segundos en redes sociales, específicamente en WhatsApp, en el que responsabilizan al presidente de la República de las 50 mil muertes (hasta este domingo 23 de agosto sumaban 60,480 decesos, de los cuales 41,126 son por comorbilidades como la diabetes, la hipertensión y la obesidad) por la pandemia del Covid-19, y en el que no mencionan el nombre de López Obrador, pero durante toda la pieza se hace alegoría de algunas declaraciones del jefe del Ejecutivo sobre la pandemia. 

“México es el tercer país con más muertes por Covid-19. Le creímos y nos falló. Le creímos y nos mintió”, anota el spot con subtítulos en blanco al final del video, sin créditos, sin un responsable de la publicación y sin una alusión a alguna casa productora. 

De acuerdo con realizadores de spots políticos y casas productoras especializadas en estrategias de comunicación de campañas institucionales, este video “tiene mucha similitud, en cuanto a impacto, mensaje, pero sobre todo en cuestiones técnicas como fotografía, iluminación, movimientos de cámara y edición, con los que financió el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en las campañas presidenciales de 2006 y 2018, en contra de AMLO”. 

Carlos E., productor de series de televisión de paga, afirma que la característica de estos spots es el anonimato, el mensaje de miedo y odio que provocan, pero también “la buena producción y postproducción”. 

Recuerda los casos de los spots patrocinados por las cúpulas empresariales en los comicios presidenciales de 2006, en donde “se echaba mano de niños a los que se les decía que iban a perder su dinero si llegaba López Obrador a la Presidencia, o ese famoso donde se detenía todo; se cerraban cortinas de negocios, se caía una bicicleta en cámara lenta, y detenía todo”. 

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Juan Pablo S., propietario de una casa productora mexicana, comenta que con el antecedente de esos spots de 2006, que fueron el pilar de la “guerra sucia” en contra de AMLO, se puede seguir la pista de los presuntos realizadores de estas piezas, ya que –coincide—“los recursos técnicos y el mensaje de polarización es el mismo que los que financiaron los empresarios en aquel año”. 

“En 2018 fueron dos spots que también eran anónimos y que utilizaron situaciones como la inseguridad, la ley de amnistía propuesta por López Obrador, y la cuestión económica, así como temas de alta sensibilidad ciudadana para generar pánico entre la población. Uno de ellos fue hasta claramente discriminatorio hacia las personas adultas mayores y las personas que tienen padecimientos como el Alzheimer, en donde se veía a un anciano queriendo conducir una camioneta, con parecido a AMLO, y a su hija reprochándole que ya no podía conducir. Eso fue grotesco, obsceno”, anota. 

El cineasta indica que en este spot sobre la pandemia “el recurso fue utilizar de nuevo a una persona de la tercera edad en condiciones de pobreza, narrando, con una voz en off, algunas declaraciones de AMLO sobre la crisis sanitaria por el Covid-19, como lo del ‘detente’ o que ‘se trataba de una simple gripita’. Pero al final le ponen nombre y apellido a lo que, ellos creen, es el único responsable de las muertes por la pandemia”. 

Argumenta que, al final, son mensajes “efectistas” pero “sin ningún rigor en cuanto a evidencia”, y menciona que, a diferencia de los de 2006, “hoy y en la elección de 2018 se difunden a través de redes sociales, específicamente en ‘grupos de alto impacto’ de WhatsApp (periodistas, artistas, líderes de opinión, empresarios, propietarios de medios, influencers, youtubers), para luego viralizarlos en otras redes como Twitter, Facebook o Instagram”.   

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En la campaña presidencial de 2006, a la campaña de desprestigio de Andrés Manuel López Obrador se sumaron empresas privadas que, en conjunto, erogaron en mensajes de radio y televisión cerca de 200 millones de pesos.  

Jumex, Sabritas, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la Sociedad Ármate de Valor invirtieron esos recursos para sustentar su estrategia de respaldo incondicional al candidato del PAN, Felipe Calderón Hinojosa. 

En un documento denominado “Síntesis de demanda de juicio de inconformidad”, elaborado por el entonces senador electo del PRD y hoy líder de la bancada de Morena en el Senado de la República, Ricardo Monreal Ávila, se desglosa con precisión la forma de operar de las empresas y sociedades descritas, así como los recursos erogados, a costa del manejo desigual y poco transparente de los medios de comunicación electrónica.  

Monreal Ávila declaró en aquel entonces que las pruebas de tal hecho se obtuvieron de los registros de la empresa multinacional de monitoreo IBOPE. 

“Jumex, Sabritas, el CCE y la Sociedad ármate de Valor ayudaron al PAN y a Calderón con pautas específicas y bien colocadas que costaron casi 200 millones de pesos, y que deben ser contabilizadas debido a los altos montos e inversión que tuvieron, cuestión que se acredita con lo señalado en el capítulo de pruebas y en la probanza de la impugnación», señaló el zacatecano. 

Además, el hoy senador de Morena anotó que el CCE “gastó sólo en televisión poco más de 136 millones de pesos, cuestión que se acredita con el seguimiento de IBOPE. Ármate de Valor erogó 30 millones de pesos, con objeto de desprestigiar a López Obrador, a pesar de ser una sociedad civil prácticamente desconocida”. 

“El costo de toda la campaña fue operado a través de anuncios y banners en Internet en los principales portales, como T1msn.com.mx y www.yahoo.com, del que se da cuenta en el monitoreo del IBOPE en materia de Internet”. 

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Otro antecedente de este nuevo spot fue el documental “Populismo en América Latina” que fue promovido desde el anonimato en la campaña presidencial de 2018.  

El 29 de abril de ese año, luego de un mitin en Palenque, Chiapas, Andrés Manuel López Obrador calificó esa pieza “un bodrio asqueroso y fascistoide”. 

Ya había pasado el primer debate presidencial y la “guerra sucia” en su contra se intensificó en esos días, sobre todo con la propaganda anónima que comenzó a visibilizase en el transporte público de la Ciudad de México anunciando ese documental de cinco capítulos. 

En aquella ocasión, López Obrador aseguró que tenía información de que esos episodios para la televisión habían tenido un costo de 100 millones de pesos.  

El 14 de marzo de 2019, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, Santiago Nieto Castillo, reveló que su costo fue de 186 millones de pesos. 

En 2018, en Palenque, AMLO subrayó: “Yo acepto el debate, vamos a intercambiar puntos de vista, pero por qué el anonimato, por qué la guerra sucia, por qué no dan la cara, eso no es ético”, dijo el entonces candidato presidencial. 

Y aunque al final estos episodios no se transmitieron en televisión abierta ni de paga, AMLO aseguró que los realizadores de estas piezas hasta habían ofrecido dinero para su salida al aire a las empresas Televisa, Tv Azteca, Grupo Imagen, Radio Fórmula, Claro Video, Univisión, Fox y National Geographic. 

En aquella ocasión, el tabasqueño retó a los productores del documental «El populismo en América Latina» revelar quién financió ese proyecto y él se comprometió a subirlo íntegro a sus redes sociales. 

Para el 6 de julio de 2019, la Sala Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) determinó multar a los creadores de la serie“Populismo en América Latina”. 

En sesión pública, los magistrados determinaron sancionar 350 mil pesos a cada uno, luego de determinar que se trató de promoción con contenido político electoral en la etapa de campaña 2018. 

Se determinó que el productor ejecutivo de la serie, Javier García Mata, y la persona moral Piña Digital S. de R. L. de C. V., contrataron indebidamente plecas o cintillos en tres concesionarias de televisión restringida para promocionarla, lo que pudo incidir en la equidad de la contienda. 

En la campaña presidencial de 2018, López Obrador acusó que empresarios del Consejo Mexicano de Negocios (CMN) patrocinaron el documental. En un inicio trascendió que la obra sería transmitida por National Geographic, pero la empresa afirmó que sólo les fue ofrecida y al final no la transmitió. 

Cinco días antes de la elección, la serie fue exhibida por Amazon y sus cinco capítulos hacían un repaso por las gestiones del argentino Juan Domingo Perón, los brasileños Lula da Silva y Gertulio Vargas, el venezolano Hugo Chávez y el mexicano López Obrador. 

Al respecto, Santiago Nieto dio a conocer que el documental fue pagado a través de un supuesto esquema de triangulación de pagos, en el que estarían implicados el gobierno del Estado de México y empresas como OHL México. 

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Carlos E. destaca que no es casual que estos spots hayan contado con el sello de las cúpulas empresariales, pero subraya que también llama la atención que uno de los primeros en subir este video a su cuenta particular de Twitter fue Claudio X. González Guajardo, hijo del poderoso empresario y exdirigente del CCE, Claudio X. González Laporte. 

“Así de cierto, así de triste, así de trágico….”, así anotó el expresidente de organismo empresarial-periodístico Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) en su cuenta de Twitter desde las primeras horas del pasado 15 de agosto. 

El productor recuerda que apenas el 27 de julio Claudio X. González Guajardo renunció a la presidencia de MCCI con una carta en la que anota:  

“Recientemente tomé la decisión de separarme de la organización para realizar nuevas tareas –desde la trinchera ciudadana– para defender la democracia y preservar el Estado de derecho”. 

“Mi propósito sigue siendo el mismo que me animó a fundar MCCI y el mismo que está detrás de toda mi trayectoria profesional como activista y filántropo: intentar hacer de México un país más próspero, más justo, más democrático y menos desigual”. 

Juan Pablo S. y Carlos E. opinan que, no es casual, que a menos de un mes de esa renuncia, “las cúpulas empresariales retomen esta estrategia de miedo y odio, a través de spots anónimos, y que lo hagan con los mismos recursos técnicos y argumentativos con que lo han hecho durante 15 años”. 

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