Lo mató la palabra. Armando Vega-Gil

Por Iván Rivas

 

El pasado 1 de Abril, fue anunciado el suicidio del bajista fundador de Botellita de Jerez, escritor y Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí: Armando Vega-Gil. Su muerte está rodeada de acontecimientos mediáticos que no requieren de inteligencia para entenderlos y, al mismo tiempo, llenan de coraje el alma de sus fans.

La decisión de arrebatarse la vida fue provocada por el movimiento #MeTooMusicosMexicanos el cual es una tropicalización del original #MeToo donde se publican denuncian anónimas por acoso sexual hacia mujeres. #MeToo en sus orígenes tomó fuerza cuando Gwyneth Paltrow, Ashley Judd, Jennifer Lawrence, Uma Thurman, comienzan a apoyarlo desde la misma empatía.

En México se propagó rápidamente, tal vez porque lo abusos son un tema universal o porque los mexicanos son fans-de-todo[1]. La primera denuncia que toma fuerza fue contra el guitarrista Efrén Barón y Mario Sáenz, skate, quien hoy afronta un proceso legal.[2] En el tercer puesto estuvo Armando Vega-Gil, denunciado de forma anónima por acoso sexual.[3] En la acusación se narran las invitaciones por parte del músico hacia una joven de 13 años para convivir en contextos privados y de mensaje insistentes por parte del músico. Nunca se relata un acercamiento físico y/o escenas de violencia pero sí cierra lamentándose de lo que “podría haber pasado”. A la fecha la cuenta #MeTooMusicosMexicanos y la acusación original han desaparecido y sólo se pueden rescatar algunas capturas de pantalla para tener las evidencias.[4]

Fueron estas palabras las que destruyeron al escritor Vega-Gil. Fue el uso irresponsable del lenguaje porque las redes sociales no imponen ningún tipo de regulación, ni censura y se han convertido en una ciudad perdida de las palabras. Son las mismas personas que hoy lo califican como mártir o asesino, son ellas mismas, quien en otro contexto regularían sus palabras para evitar confortamientos o crear empatía. Sin embargo cada sílaba pronunciada adquiere su poder por medio de dos mecanismos: referencia o proclamación. Si al hablar hay fundamentos en los hechos o las cosas, se convierte en verdad. Así también, si al hablar existen otros tantos que lo ratifiquen, también puede pasar como verdad.

El caso de Armando es el segundo. Unos cuantos lo ratificaron. Fue suficiente para destruir el mundo de quien su vida y su arte estuviesen basadas en las palabras. “Ya me hicieron polvo”, dijo.

El suicidio de armando Vega-Gil estuvo anunciado en su cuenta personal de Twitter[5] donde demuestra su empatía con los abusos que se han cometido hacia las mujeres, manifiesta su preocupación por la denuncia y el futuro de su familia y carrera. Decide terminar con su vida como una decisión: “voluntaria, consciente, libre y personal”. En las declaraciones oficiales de Botellita de Jerez emitidas el 7 de Abril[6], reafirman que el feminismo y la justicia han sido las causas que defiende la banda y el propio Armando Vega-Gil. Dejan en claro que respetan la decisión del bajista y no buscan culpables. Su posicionamiento es, sin duda, una ofrenda de paz para todo aquel que pudiera verse aludido.

La muerte del escritor es otra bengala roja que apunta hacia los daños que día a día recibe la sociedad mexicana. Primero hacia el aparato de justicia el cual no sólo es papel y procedimientos sino que está formado por hombres y mujeres y son ell@s quienes deben someterse a un duro procedimiento de purga personal e intelectual. Es una luz roja que apunta hacia el sistema de educación que hasta la fecha no demuestra formar ciudadanos con dos competencias básicas: el uso del razonamiento y la conciencia. Cuando los sistemas no proveen, cada quien debe procurar por subsanar su carencias y reafirmar sus fortalezas.

No se trata de linchamientos mediáticos contra #MeToo, ni de crear repuestas como #MeTooHombres, que hasta ahora me parece de una sospechosa difusión masiva en medios de comunicación como MVS. El camino tampoco está en volver víctimas a los hombres o mujeres porque ambos comparten los mismos pesares. Se trata de dejar estas tendencias limitantes y pensar en un humanismo interesado por mujeres y hombres, hombres y mujeres, donde la primera preocupación sea salvaguardar la dignidad de cada ser; y el valor máximo: la inteligencia.

«Quiero vivir en el pico de un colibrí.»

Armando Vega-Gil 1955-2019

 

[1] Frase original que utiliza Warpig desde otro sentido. Aquí lo he reinterpretado.

[2] Más información: https://www.milenio.com/policia/mario-saenz-skater-acusado-feminicidio-victoria-pamela-salas

Mafian Tv https://www.youtube.com/watch?v=OmoXoGlfBZQ

[3] Denuncia original:  https://www.milenio.com/espectaculos/armando-vega-gil-paso-muerte-denuncia-acoso-sexual

[4] https://www.milenio.com/espectaculos/armando-vega-gil-paso-muerte-denuncia-acoso-sexual

[5]Última declaración: https://twitter.com/ArmandoVegaGil/status/1112666222951391233

[6] Posicionamiento de Botellita de Jerez : https://twitter.com/HHBotellita/status/1114997828680593409

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