Por Georgina Vázquez
Cuando se habla de sexualidad tenemos que tener en cuenta que las actitudes evasivas o el silencio también son una forma de trasmitir información sobre la sexualidad mediante mensajes de censura o prohibición.
En esta época en la que los niños están expuestos constantemente a los medios de comunicación y las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC´S) hay que observar el impacto que ejercen en su desarrollo sexual, ya que se encuentran expuestos, cada vez a menor edad, a manifestaciones erróneas, distorsionadas e incomprensibles de la sexualidad y, además, la supervisión de las actividades por internet por parte de los padres suele ser insuficiente.
Todo ello hace necesario proporcionar información para que vayan construyendo una sexualidad saludable y estén preparados para los cambios de su cuerpo y emociones que experimentarán; que comprendan el significado de la privacidad e intimidad, que aprendan sobre el respeto hacia su cuerpo y el de los demás, que se sientan libres de hacer preguntas y que puedan expresar conductas saludables. No será con silencio, prejuicios o temores como podremos ayudarlos.
Hay que tener en cuenta que la educación sexual integral es necesaria para un desarrollo saludable. Es un derecho de todos los seres humanos independientemente de su edad, sexo, raza o religión y ninguna creencia, ideología o dogma debe estar por encima de una educación sexual saludable orientada científicamente.
La sexualidad sigue considerándose un tema tabú y se tiene a ocultarlo o escindirlo del cuerpo; la sexualidad de los niños y niñas tiene una serie de características que la hacen diferente a la de los adultos. Sus expresiones reflejan el propio desarrollo, los aspectos afectivos, emotivos, de conocimiento y socialización tienen una gran importancia para su crecimiento. Los juegos sexuales en esta etapa se basan en la curiosidad, el conocimiento y la experiencia de sensaciones corporales.
Etapas de la sexualidad
Para tener una idea de los procesos se describen algunas manifestaciones y la edad aproximada de cada etapa. Cabe mencionar que no es el calendario el que marca los ritmos de desarrollo sino los procesos que cada individuo realiza a su tiempo y a su modo.
Fase oral: se presenta durante el primer año de vida. En esta etapa la boca es el núcleo primario de energía y gratificación sexual. Desde el nacimiento sentimos placer al ser amamantados; la boca es la parte del cuerpo que proporciona satisfacción, agrado y acercamiento hacia la madre. En esta etapa, debido a que es el centro de placer, es común observar que los menores se lleven frecuentemente objetos a la boca, así como las manos y los pies. Además se inicia la etapa de conocer su cuerpo.
Fase anal: abarca del primer al tercer año de edad. La zona erógena se encuentra focalizada en la región anal. En esta etapa el niño adquiere mayor control de su cuerpo: inicia el control de esfínteres, cuyos músculos le permiten retener y expulsar las heces, y adquiere placer al hacerlo; además descubre que puede tener control de esfínter permitiendo el inicio de su independencia.
Fase fálica: de los tres a los cinco años de edad. El núcleo de la energía sexual se encuentra en los genitales. Niñas y niños experimentan placer al tocarse los genitales y masturbarse. Se presenta el complejo de Edipo donde la libido o energía sexual está enfocada en los padres y son objetos de deseo.
Etapa de latencia: se presenta aproximadamente entre los seis y 11 años de edad. Este periodo comprende la declinación de las manifestaciones de la sexualidad infantil y el comienzo de la pubertad. Se observa la disminución de las actividades relacionadas con el erotismo y aparecen los sentimientos de pudor, asco, las aspiraciones morales y estéticas. En esta etapa las manifestaciones de la sexualidad sufren una profunda transformación, sus intereses se dirigen hacia otro lado, hacia el mundo extrafamiliar. En la latencia se da gran importancia a la integración con los pares pues pertenecer a un grupo es uno de los asuntos más importantes
Etapa genital: etapa de la adolescencia en la que hay una serie de cambios físicos y psicológicos,los jóvenes continúan en la lucha por la autonomía e identificación con el grupo de compañeros. Durante esa fase se alcanza la capacidad de reproducción.
Recomendaciones
- Trasmitir el concepto de privacidad, explicar que la masturbación es parte de la propia intimidad, que es un acto privado y que puede hacerse en un lugar seguro, con las manos limpias y nunca frente a otras personas.
- Informarles que nadie debe tocar su cuerpo y que también deberán respetar el cuerpo de los demás.
- Se recomienda no mostrar enojo, o conductas de desaprobación o castigos. A través de la masturbación los niños van descubriendo, explorando y experimentando sensaciones de su cuerpo.
- Es necesario que desde pequeños aprendan a nombrar sus genitales con el nombre correcto (vulva, pene, testículos), un buen momento para ello suele ser durante el cambio de pañal o al bañarlos. Es común que se asignen nombres incorrectos a los genitales o que hablar de ellos provoque incomodidad, lo cual puede transmitir el mensaje de que existe algo “malo” o “extraño” en ellos y no sientan la confianza para cuidar o hablar de “esa zona” de cuerpo que causa incomodidad o genera conflicto.
Conceptos sobre sexualidad humana
Sexualidad: conjunto de manifestaciones fisiológicas, anatómicas, psicológicas, afectivas y sociales del ser humano; incluye al sexo, al género, al erotismo, a la vinculación afectiva y a la reproducción.
Sexo: se refiere a las características biológicas que definen a los seres humanos como hombre o mujer.
Género: conceptos o construcciones sociales de las funciones, roles, comportamientos, actividades y atributos que se asignan a las personas por ser hombres o mujeres.
Zona erógena: región del cuerpo que funcionalmente es sitio de placer y gratificación sexual: zona oral, genital, anal.
Sublimación: proceso psíquico mediante el cual la energía sexual se canaliza hacia otras actividades como la creación artística, el trabajo intelectual, la creatividad y la vida social.
Con información de la revista Acta Pediátrica de México. Artículo de Corina A. García-Piña.