Por Anahí García Jáquez/Radio Gatell
Buttercup y Westley son un par de jóvenes enamorados, quienes son separados debido a que Buttercup cree que su amado ha muerto al ser atacado el barco donde viajaba para buscar fortuna para así casarse con ella.
Es así que no le queda más remedio que casarse con el príncipe Humperdinck, del reino de Florín pero, antes de su boda, es secuestrada por unos personajes muy particulares.
La princesa prometida es un trabajo del escritor y dramaturgo estadounidense William Goldman, quien hace que este libro sea interesante y original debido a que está compuesto de dos relatos:
El primero es biográfico, ya que el autor cuenta cómo es que este libro, que es acreditado al autor S. Morgenstern (quien no existe), lo ha acompañado desde siempre, ya que su padre se lo leía cuando era pequeño y lo siente muy cercano, puesto que su familia paterna viene del país de Florín (que tampoco existe), que es mencionado en el texto, por lo que hay una conexión con él.
Es así como el relato comienza con Goldman relatando cómo es que este texto lo ha convertido en el autor que es por la influencia que ejerció en él y por eso es que contará sólo sus partes favoritas y las que recuerda de cuando su padre se lo narraba en su infancia.
A partir de ese momento, el lector es llevado hasta la época más o menos contemporánea al Renacimiento, que es donde se suscita la acción y será arrojado a un mundo donde seres humanos coexisten con otros fantásticos, tales como un gigante o un hombre con seis dedos.
Buttercup es secuestrada por tres forajidos: el enano italiano Vizzini, el luchador turco Fezzik y el espadachín español Iñigo Montoya, quien está en busca del asesino de su padre y la venganza es lo que lo mueve.
Todos ellos lucharán en contra del príncipe Humperdinck, quien desea empezar una guerra, pero no sin antes casarse con Buttercup, quien no ha olvidado a su amor Westley, aunque se ve forzada a casarse debido a que el príncipe heredero puede escoger de entre cualquier mujer soltera del reino y, para su mala fortuna, ella es la elegida.
Los personajes creados por William Goldman (porque hay que tenerlo presente, La princesa prometida es una novela creada por él y S. Morgenstern es un producto de su imaginación) caen dentro del cliché de los cuentos de hadas:
La damisela en apuros que hay que rescatar, el villano que es capaz de todo por lograr sus cometidos, el protagonista valiente que luchará por el amor de su vida, los fieles escuderos que apoyan a la causa y, como locación, un reino gobernado por una mano injusta.
El encanto de este texto reside en que, aun y cuando pareciese que hemos visto o leído esta historia antes, está dotado de un humor que no sólo la gente joven disfrutará, sino los adultos también.
Y es que la forma de abordar temas tales como el amor, la amistad, el honor, el bien común, la revancha –que se aborda de forma muy madura y a la vez refrescante–, así como el recuerdo de infancia y la nostalgia por aquellas historias llenas de aventuras y fantasía que estimularon la imaginación y ayudaron a crear lazos entre padres e hijos, apelan a emociones básicas que sin duda harán que el lector se involucre.
Pero principalmente, que se deje llevar por este relato en el que, probablemente, no todos los personajes sean agradables o no siempre ganen los buenos, pero al menos darán la batalla y nos dejarán unas cuantas lecciones a la vez que nos harán reír mientras los acompañemos.
La princesa prometida. William Goldman. 1973. Editorial Ático de los libros.
