La impunidad, motor de la lucha armada: Laura Castellanos

Por Argel Jiménez

Cualquier presentación de libro mueve a la reflexión y México armado 1943- 1981, de Laura Castellanos, no es la excepción, en él se narra de manera cronológica las diferentes  guerrillas  que ha tenido el país a lo largo de la historia y que se hace más interesante por los testimonios directos de los involucrados y sus familiares.

Acompañado de los periodistas Alejandro Jiménez y Julio Hernández López El Astillero, y el escritor Fabrizio Mejía Madrid. El pasado miércoles 13 de julio del presente mes, se presentó la edición de bolsillo en la casa editorial de ediciones Era.

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La llegada de los asistentes al evento se produjo cuarenta y cinco minutos antes de la hora señalada. Poco a poco iban llegando los interesados para formarse en una fila.

Los encargados del evento antes de abrir la puerta del recinto se asomaban a cada rato para ver como iba creciendo poco a poco la hilera de personas. Estudiantes y señores de la tercera edad, fueron los que predominaron entre los asistentes.

Quince minutos antes de iniciar el evento, la autora llega al recinto. De manera afable saluda con una sonrisa sincera a los asistentes.

Le comunican que en la fila, casi hasta al final se encuentra una persona de la tercera edad que inmediatamente hace mandar llamar. La pequeña señora  de complexión delgada  agradece el gesto y se saludan con un abrazo y beso. Es  la viuda de Genaro Vázquez Rojas.

Laura Castellanos hace saber a los presentes que están hasta delante de la fila que no se vayan enojar, porqué ella entre primero. Revela su identidad y todos aceptan e inmediatamente capta las miradas de los presentes.

También está presente Marco Cabañas, sobrino de uno de nuestros íconos de los movimientos armados, Lucio Cabañas, estudiante distinguido, junto con Genaro Vázquez, de la Escuela Normal Rural “Isidro Raúl Burgos” de Ayotzinapa.

La entrada a la pequeña sala de conferencias se atiborra de inmediato. Las primeras cinco filas son reservadas para que los ex guerrilleros y familiares de los guerrilleros muertos o desaparecidos que colaboraron en el libro.

El primero en tomar la palabra es el periodista Alejandro Jiménez, comenta que por encargo periodístico para el diario en el que trabajaba, les encargaron abordar el tema de la guerrilla.

Un equipo de colegas, entre los que se encontraba Laura Castellanos, empezaron a buscar bibliografía al respecto y se encontraron con que no había mucha investigación sobre el tema.

Por lo que empezaron hacer investigación hemerográfica, principalmente en periódicos de nota roja, porque era ahí donde se hablaba  de los asesinatos o enfrentamientos de guerrilleros con las fuerzas federales.

El trabajo de investigación  de dar orden  cronológico y de testimonios que resultaba ser tan sencillo, no se había hecho hasta ese momento. Terminado el primer esbozo de lo que podría ser el libro, los integrantes  que empezaron la investigación, se retiraron por cuestiones personales y Laura Castellanos continua con una larga investigación que durará diez años y que dará frutos con la publicación en el año de 2007.

Recalca por otro lado que el movimiento guerrillero continúa activo de diferentes maneras, ya que el EZLN y el EPR no han depuesto las armas y han lanzado apoyo al movimiento magisterial, el primero con apoyo de diez toneladas de alimentos y el segundo llamando a la autodefensa.

Llega el turno de Julio Hernández López El Astillero, uno de los periodistas  más incisivos que tiene en la actualidad el periodismo mexicano, que se perdió la intervención del primer orador debido al intenso tráfico que había, lo dejan tomar aire y preparar su celular para periscopear sus palabras y comienza su análisis.

Hace notar que las estructuras  del Estado mexicano ha cerrado los causes pacíficos para gestionar la protesta social, en donde las manifestaciones son directamente proporcional a la incapacidad del gobierno para dar una respuesta satisfactoria.

Todo esto bajo un clima de miedo en el que se encuentra la sociedad civil, en donde la capacidad de indignación y la solidaridad entre congéneres se va perdiendo poco a poco, aunado a la perdida de la capacidad de análisis del mexicano.

Se adentra al contenido del libro y dice que cuenta las historias  de mexicanos que recorrieron el curso legal para resolver  su problemática local, pero como nunca  tuvieron  respuesta por parte de los diferentes gobiernos, deciden tomar las armas.

Hace referencia al movimiento  de ferrocarrileros, médicos y maestros de los años sesenta que se toparon con la cerrazón gubernamental, y que tuvo el momento culminante en el año de 1968, cuando se  cerró completamente los causes pacíficos y se pasó a la represión directa, apoyados siempre por el aparato mediático de la televisión y de la radio.

Años donde las agresiones que implementaban los gobiernos en turno eran similares a las dictaduras militare sudamericanas.

Una de las respuestas que ofrece la clase gobernante posteriormente, es la legalización y creación de partidos políticos que busquen pelear dentro del sistema y así dar legitimidad al mismo, en donde se sustituirán las armas y la lucha política, por la burocracia política.

Prosigue su disertación diciendo, que resulta que con sus claroscuros la CNTE es el único movimiento organizado que hace frente a las reformas de EPN, las cuales han dotado de contratos y leyes  que han pauperizado al país.

Y que llegado el momento de que la izquierda  llegara al poder, diera la impresión que fuera casi imposible revertir dichas reformas.

Dice que la solución para contrarrestar el panorama del país, es con el levantamiento de la conciencia, opinar, discutir y participar no desde lo panfletario, ni desde una visión unipersonal de oposición, para lo cual se necesita de valor cívico.

Toma el micrófono Fabrizio Mejía Madrid y comenta que conoció a Laura Castellanos cuando estaba haciendo su libro sobre Fernando Gutiérrez Barrios. Con cierto sabor amargo dice que los crímenes de la guerra sucia nunca se castigaron  y esto permitió que se murieran de vejez  todos los represores.

Menciona que a lo largo de la historia de México hay una tendencia a la represión de los movimientos sociales y las creaciones de “verdades históricas”.

Ejemplifica  con la matanza de 1968 en Tlatelolco, la cual se hizo pasar como un enfrentamiento  y no fue hasta que la escritora Elena Poniatowska sacó su libro en 1971, cuando se habla de una masacre que duro más seis horas.

Hace notar que lo mismo se ve  con las masacres que ha habido en este sexenio en Nochixtlán, Ayotzinapa, Tanhuato, Oztula, entre otras.

Por lo que llama a desmontar las verdades históricas y combatir la actitud evasiva que tiene la sociedad mexicana hacía su realidad.

Prosigue hablando que se deje de pensar, que si alguien muere en algún enfrentamiento o desaparece, es por que “en algo andaba metido”.

El escritor de Disparos en la oscuridad menciona que la guerra sucia no ha terminado y advierte que se está en una coyuntura parecida a la que se vivió en 1985, 1988 y 1994, en donde se debe cambiar la realidad del país.

La periodista independiente y autora del libro, en su intervención cuenta el pasaje en el que Lucio Cabañas decide pasar a la clandestinidad en el año de 1967, la cual fue a causa de una protesta para quitar a una directora de una primaria, donde participaron padres de familia que hicieron un mitin y que terminó en una masacre.

Unos días antes comenta el testimonio de una maestra que vio la llegada de policías judiciales que posteriormente fungirían como francotiradores que dispararon  el día de la manifestación y que dejó cinco muertos y veintisiete heridos.

A esta matanza le precedió otras dos en el año de 1966 contra estudiantes y otra en la plaza de Iguala. Estos hechos al quedar impunes le demostraron a Lucio Cabañas  que la vía pacífica se había cerrado.

Hace notar que México fue el primer país donde se inauguraron los vuelos de la muerte y en donde se torturaban a opositores del gobierno con la presencia de agentes norteamericanos.

Finaliza su intervención con la idea que con anterioridad dijo  Mejía Madrid, la guerra sucia en México no ha terminado debido a que nunca fueron juzgados por violaciones graves a los derechos humanos a los culpables.

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La charla termina con un brindis con mezcal. Afuera las calles de la colonia Roma Norte están encharcadas después de un largo aguacero que cayó a lo largo de la presentación. Mientras, los movimientos sociales armados y pacíficos están activos y a la expectativa, hasta que el mal humor social se desborde por completo.

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