Por Guillermo Torres
En México nos encontramos ante un estadio político desdibujado, la derecha que en su momento desgobernó y condenó al pueblo a una ignominia y oprobio sin precedentes, hoy en día plantea lo mismo desde una oposición con tintes terroristas.
Su vocación antidemocrática no deja lugar para el debate y la construcción, desde la discrepancia pero con el respeto y reconocimiento debidos. El vandalismo es hoy su mejor apuesta para catalizar un golpe blando puesto en marcha desde su mejor bastión. La prensa cooptada, difundiendo calumnias y noticias falsas.
Hoy el “feminismo” es su mejor argumento, aprovechando la descomposición social que ellos mismos catapultaron con el fin de someter al pueblo.
Unos índices alarmantes de crímenes en contra de las mujeres que a lo largo de varios gobiernos han obedecido desde el tráfico de órganos, hasta la trata de blancas, pasando por el objetivo principal que es podrir el tejido social y hoy siguen impulsando con el mismo ahínco de siempre, igual desde la clandestinidad, pero con la bondad mediática de que ya no son gobierno y ahora la 4T es la responsable.
Esa es la burda y cobarde manera de atacar al Gobierno de México de las diluidas figuras de liderazgo de lo que queda de la sucursal del nazismo en México, el PAN, de la mano con los esplendorosos traidores de la Revolución Mexicana desde su fundación misma, el PRI y aditamentos periféricos.
Es decir, atacan a un presidente que ha puesto en su gabinete al cincuenta por ciento de mujeres al frente, y ha logrado la primera Jefatura de Gobierno por una mujer, cuando Vicente Fox Quesada hacía el ridículo y evidenciaba su vocación en contra de la igualdad de género llamando “lavadoras de dos patas” a las mujeres; ya siendo presidente, o mejor dicho gerente improvisado de un México raído ya a gran escala por neófitos como él.
Una digna y por demás necesaria lucha por la equidad de género, no es una cuestión a politizarse, como todos los demás temas de interés nacional deben ser abordados por todos los colores del espectro político electoral con el único fin de reconstruir el tejido social y reconfigurar un país que hoy pretenden seguir dividiendo.
El triunfo democrático de la rebelión ciudadana y electoral de 2018 una vez más está siendo atacada de manera artera, frontal y pusilánime por los delincuentes que laceraron este país durante ocho décadas.
Es una cultura política antidemocrática que incluso en su momento puso en riesgo al mismo movimiento que llevó a la presidencia a AMLO, la realidad que abrazamos como país es el sectarismo y la coloquial grilla; este es un tema que apenas recién se ha estabilizado y recompuesto. Para devolverle la esencia social y popular a dicho movimiento, que se ha tenido a bien enderezar el timón del barco. Punto fundamental para respaldar e impulsar el proyecto de nación, retroalimentado y de manera recíproca con el Gobierno.
La provocación de la derecha raya en un esquema terrorista sin precedentes, atacan no a un gobierno democráticamente electo en un proceso ejemplar que evitó un estallido social.
Atacan de manera irremediable a la dignidad de un pueblo que a toda costa ha estado dispuesto a evitar situaciones mayores de gravedad lamentable. Es a lo que hoy le apuesta la derecha con tal de seguir saqueando las arcas públicas con su vocación entreguista.
Pretenden meter a México en un proceso violento en escalada, hace dos años pudiera haberse pensado que comprendieron el camino, pero lo único que hicieron fue evitar estar en medio de tal situación.
La cobardía, ordinariedad e ignorancia que siempre ha caracterizado a los conservadores reaccionarios hoy pretenden humillar más que nunca la lucha del feminismo.
Cuando ellos mismos, auspiciaron esos crímenes e ignoraron el clamor de justicia. Empezando por los casos de Ciudad Juárez y siguiendo con todo el espiral de putrefacción social que hoy siguen ministrando y administrando.