Por Víctor Del Real Muñoz
Es importante precisar que este texto se escribe al margen de cualquier adherencia política que cada ciudadano tenga, sea esta de derecha, de centro o de izquierda, o bien, de pertenencia liberal, socialdemócrata, progresista, de vínculo teológico, populista, marxista, e incluso anarquista o extremo radical.
Así también se reconoce que hay lugares donde sus gobiernos llegan a través del voto popular legítimo de amplio respaldo masivo en las urnas, pero también, hay sitios donde los gobiernos son de facto, a través de la imposición militar, la continuidad de un régimen o bien, impuestos a través del fraude electoral.
Lo anterior se acota con el ánimo de reconocer los distintos orígenes y procedencias de cada gobierno y, sobre todo, identificar las distintas pertenencias políticas que la gente puede “tener disponible”, y créame que las comillas no son casualidad, dentro de una baraja u “oferta electoral”, por más obvio que parezca. Hasta aquí reconozco que este texto sigue sin aportarle nada nuevo a usted.
Dicho lo anterior, y ante tanta supuesta “diversidad política”, reiterando la acotación anterior de las comillas, llama la atención cómo los métodos de elaboración de discursos políticos de los diversos actores políticos que se posicionan en cualquiera de las áreas planteadas en los párrafos anteriores, así como sus métodos de propaganda, proselitismo, reivindicación de ideales y secretos políticos, es casi siempre, o quizás siempre, sin el casi, la misma.
Obsérvese cómo las promesas de campaña, los discursos en pleno ejercicio de responsabilidades públicas o la entrega de informes de gobierno, sea de quien sea, y en el lugar que sea, se parecen, e incluso, créame, pareciera que no discrepan tanto en términos de “diversidad política”. Son casi iguales, o quizás iguales, sin el casi.
Por otro lado, es muy evidente que, en cuanto a respaldo y adhesión con las grandes élites del poder económico y cultural global, la pertenencia y rendición de cuentas que cada gobierno y Jefe de Estado tiene. Al mundo lo mueven de acuerdo a una lógica de intereses globales del momento, casualmente muy similar, al vaivén estructural e ideológico de los grandes corporativos del mundo, sean estos farmacéuticos, como ahora, tecnológicos, militares, industriales, petroleros, armamentistas, científicos, banqueros o bursátiles.
Todo mundo, literal, desde la política, y más desde las presidencias, entrega, trabaja y “evidencia” un mejor país, con mejores condiciones, con más posibilidades de desarrollo, con “mejores programas”, y todo lo que usted, como ciudadano de a pie, y concretamente, como trabajador pueda enlistar, y aquí sí casi siempre “entrecomillas”.
Pareciera que la clase política fantasea un mundo perfecto y color de rosa, un país maravilloso, tan dulce como la miel sobre hojuelas.
Sin embargo, ¿sabe usted que existe un parámetro visual, quizás no científico ni político ni medible, pero si visible para probar ese mundo “perfecto”?
Bueno, pues ese método se llama «la calle». Sí, así como se escucha, «la calle», compuesta del acto de salir de casa, andar por avenidas, sitios, calles, bulevares, zonas específicas, centros de compras, etc.
Le invito a que observe los rostros de estrés, angustia, prisa, desesperación, o bien, la naturaleza física de la gente que pide dinero en las calles, los sonidos estridentes de las sirenas de patrullas alcanzando a personas que cometieron algún atraco, robo o fraude, las rendiciones de cuentas que entre grupos criminales existen con sus respectivos sonidos de balaceras y explosivos; las portadas de los periódicos amarillistas llenas de “miel sobre hojuelas” como escenas de crimines, violaciones, secuestros, torturas, balaceras, etc.
Le invito a que también analice, en caso de no contar con herramientas cuánticas emprendedoras o de iniciativa personal al margen del sistema oficial, su situación salarial, y no sólo la de usted, sino la de sus amigos o conocidos. Mida como usted guste el coste de la vida en el mercado, los precios circundantes, es decir, analice este tipo de parámetros para probar, pienso yo, la validez de un discurso político del momento, o bien, la moda electoral del momento.
¿Cómo ve la situación del empleo en su lugar? ¿Qué tal la naturaleza laboral de los puestos de trabajo que se abren en su zona? ¿Gana bien? ¿Se está desarrollando como dios manda? Bueno, analícelo.
Es preciso acotar que los anteriores parámetros son circunstancias de observación que el propio mundo convencional, es decir, el de los medios de comunicación, el de la ciencia, el del periodismo, el de la gente, y por supuesto, el de la clase política, nos impulsan a fomentar para analizar nuestra realidad física.
En la calle usted podrá probar qué tan ciertos son los discursos del momento, esos que en un país como México sonaron, así como “la alternancia” en pro de la democracia, por aquellos años del 2000 al 2006”; o la “guerra contra el crimen,” de 2006-2012; o la magia del “Pacto por México”, entre 2012 -2018; o “la “revolución” sin violencia llamada “4T” de nuestros días.
Créame que se parecen tanto los espejismos, las palabras, los términos, los eufemismos, y sobre todo las escenas de la calle, dicho sea de paso.
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