El espectro con quemaduras en el rostro

Texto y foto: J. Tonatiuh Pérez Cisneros

¿Qué experiencia tan terrorífica le impide a Isabel regresar al edificio del Metro Revolución? Las hojas del calendario siguen cayendo, mil cien días, y contando, Aún tiene en la memoria ese rostro, ese momento, ese terror que le recorre todo el cuerpo y que le impide regresar al centro de trabajo de su mamá.

Pero no es la única que observó al ente que se manifiesta en el segundo piso. José Luis fue el primero el percatarse que trabajaban con un ser que se les aparecía a cualquier hora del día.

José Luis nos platica que una mañana, a las 6:30 horas, al encender todas las luces de la zona secretarial, observó una “persona” parada en el escritorio de enfrente. Vestía todo de negro, con capucha. No le pudo ver el rostro. Siempre estuvo parado de perfil. No sintió temor, sólo un poco de sorpresa.

Después de unos segundos reacciona y le cae el veinte que en ese momento es el único que se encuentra en el edificio. Sale inmediatamente a buscar al misterioso ser, sin tener fortuna. En las oficinas anexas, en el baño, en las escaleras, nada. Se esfumó.

A Isabel era muy común verla por el segundo piso. Casi todas las tardes pasaba por su mamá para regresar juntas a casa. Pero esa tarde jamás se imaginó que sería la última vez que pasaría por ella. Sentada como siempre en el espacio de su mamá, observaba el ir y venir de los trabajadores. Algo, aún no se explica qué fue, la distrajo de su atención y su mirada se dirigió hacia una pequeña bodega que tienen en ese piso.

La puerta estaba entreabierta y observó un rostro con quemaduras en toda la cara, ojos negros, vestido del mismo color de los ojos y una capucha. José Luis, que también estaba en el lugar, logró observar lo mismo, pero a diferencia de Isabel, él nada. Lo observó otra vez de perfil.

Isabel enmudeció y aún no da una respuesta a lo que vio, así como se les apareció así se les esfumó a plena luz del día y jornada laboral. No hubo ruidos. La temperatura del lugar no disminuyó, no hubo olores raros, nada fuera de lo normal, más allá del ente con el rostro con quemaduras.

Después del hecho Isabel le platica a su mamá de lo acontecido y le dice que no vuelve a regresar al edificio del Metro Revolución.

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