Emma: casar y hacer el bien

Por Anahí García Jáquez/Radio Gatell

Inglaterra. 1810. Emma Woodhouse es una chica que vive con su papá y cuyo propósito de vida es ayudar a la gente a ser feliz, usando sus habilidades como casamentera. No sale ilesa del todo, ya que causa enredos y problemas, pero siempre hace las cosas con las mejores intenciones por delante.

Emma es un trabajo de la reconocida escritora Jane Austen que fue publicado en 1815 y se ha convertido ya en todo un clásico de la literatura inglesa.

La obra de Austen nos cuenta la historia de una joven de la alta sociedad con mucho tiempo libre y poco que hacer, por lo que se dedica a arreglarle la vida a la gente que la rodea. 

Aun y cuando no lo hace por manipular, sí peca de entrometida ya que, en su afán de intervenir en los destinos de la gente, desata situaciones, casi todas, algo cómicas. 

Esto es, señalado constantemente por el señor Knightley, quien es amigo suyo y pariente político de su hermana, así como una especie de voz de la conciencia de Emma, a quien suele señalarle que no está bien lo que hace. 

Y es justo la voz de Emma la que nos va narrando esta historia y le comparte al lector sobre su vida y cómo es que ella se siente suficiente y no cree necesitar de un marido, caso contrario a las chicas de su edad y de su círculo.

Esto es precisamente lo que Jane Austen busca retratar en su obra: la estructura social de la época con todo y sus prejuicios y divisiones en la que, para poder ascender en los estratos, existía la imperiosa necesidad de contraer matrimonio con alguien del mismo nivel o hasta más alto.

Lo anterior sin contar que, en aquel entonces, las mujeres sólo podían ser alguien si eran las esposas de. 

Un ejemplo es Harriet, la amiga de Emma, quien es de una condición humilde y es tomada bajo la tutela de la protagonista, quien desea casarla para que tenga un lugar y una posición y, de pasada, para que sea feliz. 

La autora muestra los mundos tan diferentes a los que pertenecen ambas y cómo, a veces, las buenas intenciones no llevan a hacer lo correcto.

Son muchos los personajes que componen el universo de este libro: el padre de Emma, su hermana y su marido, su institutriz y su esposo, los ya mencionados Harriet y el señor Knightley, entre otros. 

Todos ellos tienen cierto peso en la historia, pero jamás como Emma, quien es el personaje mejor delineado por la autora: inteligente, de buen corazón y empática, pero también muy influenciada por su ambiente, lo cual en ocasiones la lleva a comportarse como una malcriada y, en todo momento, queda de manifiesto que es un producto de su ambiente. 

Esto provoca que el lector la ame o la alucine, según la circunstancia en turno, pero una cosa sí es segura: Emma es una heroína muy humana.

Emma es un libro con bastantes páginas, lo cual hace que en ocasiones pese su lectura, además de que peca de no ahondar mucho en las historias de sus personajes, pero está dotado de un encanto que lo hace irresistible para todos aquellos que gusten de la mezcla de comedia y romance. 

El lector disfrutará y gozará con las aventuras y desventuras de una celestina que siempre va con el corazón por delante.

Emma. Jane Austen. 1815. Editorial Debolsillo.

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