Elvis, un regreso sin retorno

Por Marco Jiménez

 

Elvis Presley, “El Rey del Rock”. Así se referían al cantante y pionero del Rock and Roll, el artista que conjuntó todo lo que diferentes artistas habían hecho hasta ese entonces como Buddy Holly, Little Richard, Carl Perkins, Jerry Lee Lewis y, por supuesto, el padre del Rock and Roll, Chuck Berry. Elvis conjuntó sus éxitos y cada uno de los talentos individuales para mejorar canciones con su voz angelical, con su presencia, porte físico y atractivo visual.

Elvis logró más que cualquiera de los citados: mayor fama, fortuna y paso a la posteridad. Y es que la mayoría de los rockeros de los 50´s tuvo una fama efímera y desaparecieron en la década de los 60´s, ya fuera por problemas legales, como Chuck Berry, o por falta de éxitos radiofónicos. En esa década se dio una revolución sexual, musical, social, cultural y, básicamente, estos exponentes no cabían en dicha revolución, ya que eran personas que habían vivido la guerra y la nueva generación de los 60´s (era post-guerra) y tenían diferente manera de pensar.

Querían salir de la protección y vivencias que sus padres habían tenido y un precursor de esta revolución sexual era Elvis con el movimiento de sus caderas que, en aquel entonces, solían incluso censurarlo por incitar la sexualidad. ¡Qué tiempos aquellos! Si vieran lo que hoy es la sexualidad en los videos musicales se volverían a morir.

Elvis, aquel hombre solitario, lleno de fama, mujeres, dinero, drogas y excesos, había decidido ser actor de cine, lo cual sería duramente criticado. Sin embargo, en 1968, tras siete años de ausencia en la música, decidió hacer su regreso triunfal en un especial de televisión que llevaría de nombre “Comeback”. El programa televisivo constaría de dos tipos de presentaciones, tanto de pie como sentado, con más músicos en un escenario blanco y el vestido completamente de piel negra (chamarra, pantalón y zapatos).

Había promocionales de otras canciones y con diferentes vestuarios, como traje blanco o todo de mezclilla, traje rojo; era algo diferente donde se dejaba ver al cantante todavía en buena forma, con una gran voz y accesible a un público femenino, en su mayoría y sentadas presenciando a aquel sex symbol en carne y hueso.

Sin duda alguna esto le trajo varios contratos en Las Vegas y una promesa del Coronel Parker de salir de gira por el mundo, pero lo que nunca dijo Parker –cuyo nombre real era Andreas Cornelis Van Kuijk, nacido en Holanda– es que si él salía de Estados Unidos sería deportado por ser un inmigrante ilegal.

Esto le costó a Elvis no dar conciertos en ningún país, con excepción de Canadá y Hawaii, este último siendo parte de Estados Unidos, y Canadá su única presentación en el extranjero. Pero esto no detendría a Parker para seguir ganando dinero con Elvis, el cual le conseguiría un contrato en el Hilton de Las Vegas por una suma exorbitante para aquellos años  de 125 mil 000 dólares por semana. Para 1973 daría un concierto televisado que se llamaría Aloha from Hawaii y que sería lo más alto que llegaría la carrera del cantante, que descendería de manera estrepitosa hasta su muerte en 1977.

Elvis pasaría de ser un hombre delgado, reconocido como “El Rey del Rock” y símbolo sexual, a ser un hombre gordo, adicto a pastillas y que olvidaría hasta las canciones que en su voz habían sido inmortalizadas.

Hubo muchos factores que llevaron al cantante a esta espiral de decadencia. La primera sería la muerte de su madre; la invasión inglesa que, debemos recordar, hizo lo posible para que The Beatles no entraran a Estados Unidos; la promesa incumplida de salir de gira a nivel mundial; la separación con Priscilla Presley; sus adicciones; las pocas grabaciones, y un conjunto de situaciones que no favorecieron y se fueron juntando durante años para que Elvis fuera en decadencia desmedida, enfermo de glaucoma, hipertensión arterial y daño en el colon.

Así es como “El Rey del Rock” viviría su último año. Rememorando su historia, su vida, sus aciertos y desaciertos Elvis fue un icono indiscutible de la cultura popular del siglo XX, un ejemplo de lo que se debe y no se debe hacer como cantante para tener éxito y mantenerse en la cima, como alguna vez estuvo.

Regreso sin retorno, con bajas y altas, con éxito y sin él, pero siendo o intentando ser Elvis la persona y no el icono, el hombre solitario y que al final la fama nunca lo dejaría ni en su momento más intimo con la muerte. A su funeral lo acompañaron cerca de 80 mil almas. Así se iría “El Rey”, en agosto de 1977.

 

 

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