Por su franqueza, Elena Garro sacudió a las letras mexicanas: Emiliano Ruiz Parra

Por Anahí García Jáquez

Emiliano Ruiz Parra (Ciudad de México, 1982) está presentando su nuevo libro, Elena Garro. La pérdida del reino, editado por Brigada Cultural Para Leer en Libertad y por la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México y Reversos conversó con el escritor y periodista para hablar de dicha obra.

Ruiz Parra estudió Letras Hispánicas, fue reportero diarista en Reforma, colaborador asiduo de la revista Gatopardo. Es autor de Ovejas negras, Los hijos de la ira, Obra negra y Golondrinas

Ha enseñado literatura medieval. Ha dado talleres de periodismo narrativo y, desde 2020, es titular de la Unidad de Investigaciones Periodísticas de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM.

¿Cómo surgió la inquietud por escribir acerca de Elena Garro?

Empezó como un diálogo con la editora argentina Leila Guerriero. Ella estaba construyendo el índice de un libro sobre mujeres importantes de América Latina y de muchos tipos: escritoras, pianistas, guerrilleras. 

Me invitó a colaborar en ese volumen y estuvimos intercambiando propuestas de personajes y los dos llegamos de manera pronta y natural a Elena Garro, pues los dos teníamos un interés por ella. Ese texto se empezó a escribir en 2016, ya tiene algunos años y una versión breve, editada por la extraordinaria Leila Guerriero.

Se publicó en Chile adentro del volumen Extremas y esta edición, que ahora la Brigada para Leer en Libertad y el Gobierno de la Ciudad de México me hicieron favor de publicar, es una versión ampliada y actualizada de ese libro.

¿Por qué nos surgió a los dos este interés? Porque me parece que la obra de Elena Garro es extraordinaria y de una gran importancia en la literatura mexicana, no sólo en la escrita por mujeres, sino de la literatura en general y también, por supuesto, la contradicción de porqué una obra tan importante no estaba correspondida por una fama o un reconocimiento o un lugar en el canon literario de Elena Garro.

Cuéntanos sobre el proceso de investigación para este libro.

Primero traté de leer lo que estaba a mi alcance. Me refiero tanto a la obra de Elena Garro como también a lo que se había escrito sobre ella. Hay muchas cosas, y muy buenas, como un libro de las académicas Lucía Melgar y Gabriela Mora, que son las cartas de Elena Garro. Hay un libro de un colega periodista que la conoció de cerca, Luis Enrique Ramírez, que fue asesinado hace unos años y que era un gran cronista. 

Hay un perfil muy bueno de Elena Poniatowska en Las siete cabritas y después traté de encontrar a la gente que la había conocido. Elena Poniatowska, que es una extraordinaria escritora y una extraordinaria persona, me hizo favor de darme una entrevista. Lucía Melgar me dio una entrevista extensa y así más personas. 

Algunas habían pasado una hora con Elena, otras habían tenido una amistad con Elena, como Carlos Landeros, por ejemplo, y reuní cierta cantidad de testimonios. 

También hablé con gente que no me quiso dar su nombre o su testimonio. Consulté también el expediente de Elena Garro en el Archivo General de la Nación, de cuando la espiaba la Dirección General de Seguridad, así como un libro extraordinario, muy importante para mí y para cualquiera que estudie a Elena Garro, que es Debo olvidar que existí de Rafael Cabrera, un libro muy reciente que hace una investigación muy seria sobre la vida de Elena Garro, en especial la etapa de 1968.

¿Por qué el título La pérdida del reino?

Elena Garro sostuvo una relación de amistad epistolar con el escritor argentino José Bianco, que era su contemporáneo. 

José Bianco, al igual que Adolfo Bioy Casares, la impulsó mucho a escribir y las cartas de Elena eran tan buenas que él las aprovechó, las tomó y las retomó para una novela que escribió y para darle voz y cuerpo a su personaje Laura, y esa novela se llama La pérdida del reino, que parece que además tenía esta relación con el hecho de que la vida de Elena era la pérdida de un reino. 

A principios de los sesenta era una persona de gran presencia, importancia y fama en la vida cultural mexicana y después del 68 es expulsada. Para mí la metáfora funcionaba como que ella había perdido su reino.

¿Cuál consideras tú que ha sido la mayor contribución de Elena Garro a las letras mexicanas?

Son muchas, pero digamos que una muy notoria es que ella fue muy innovadora con respecto al realismo mágico. Aunque no le gustaba este término, ella fue de las primeras en México en utilizarlo en su novela Los recuerdos del porvenir y en esta extraordinaria obra de teatro llamada Un hogar sólido. Y también es una precursora de la visibilización de la violencia de género en la literatura mexicana. 

Sus obras de teatro de fines de los cincuenta ya están retratando lo que hoy llamaríamos un México feminicida y también a un México de muchas violaciones sexuales, y esto me parece que fue una sacudida muy interesante a las letras mexicanas. 

Elena tiene más aportaciones como para hablar sólo de dos por lo pronto. También quisiera decir que sus novelas tardías son de una prosa absolutamente cuidada, bella. Algunas con un gran ojo social y político como Y Matarazo no llamó.

¿Por qué Elena Garro aún no goza del reconocimiento que merece?

Porque en 1968 Elena Garro cometió un error grave que fue, al estar presa del pánico, señalar a los “intelectuales” de estar detrás de la manipulación del movimiento estudiantil del 68. 

Ésta fue una declaración que, por supuesto, le servía al gobierno de entonces, un gobierno con las manos manchadas de sangre, un gobierno que había ordenado la matanza de esos jóvenes al que le convenía para su teoría de la conspiración el que fuerzas comunistas querían dar un golpe a México. 

Entonces ella cometió el error de hacer ese señalamiento, que lo hizo presionada por la acusación que ella había recibido, dirigida también desde el propio gobierno, de que ella había ofrecido el apoyo de Carlos Madrazo al movimiento estudiantil. Esto se cuenta con detalle en el libro. 

Entonces eso hizo que muchos intelectuales que supuestamente ella nombró se escondieran y les diera miedo. Algunos se fueron del país y le dejaron de hablar. Invisibilizaron y cancelaron a Elena Garro.

En tu libro hablas sobre su participación en el movimiento del 68 aun y cuando ella era de ideología conservadora. ¿Cómo es que, a pesar de eso, se involucró?

Elena Garro era una persona preocupada por la justicia. Había apoyado a campesinos que eran despojados de sus tierras. Estaba muy interesada en la democratización del país y creyó que Carlos Madrazo, el expulsado presidente del PRI, era una vía para esa democratización. Era conservadora en el sentido de que no era una persona de izquierda, no era una persona marxista como había muchos en su época. Era una persona católica con una formación dentro de las instituciones que creía, a diferencia de otras personas en su época, que los cambios se podían dar gradualmente y dentro de las instituciones. 

Aquí puedes descargar el libro Elena Garro. La pérdida del reino:

elena garro. la pérdida del reino. (brigadaparaleerenlibertad.com)

Entonces, más que conservadora, era una persona que no era una revolucionaria, no era una radical, y tuvo la mala percepción de que el 68 era un movimiento manipulado por los intelectuales que ella misma había criticado y que era un movimiento que, lejos de ayudar a la democratización, jugaba a favor de intereses de alguno u otro político y ella fue a decir eso a asambleas del Consejo Nacional de Huelga. 

Se involucró porque era una persona honesta, franca y fue a decir lo que pensaba.

Tu texto anterior, Golondrinas, es un retrato de un barrio en Ecatepec, en el Estado de México. ¿Cómo es pasar de un tema así a otro diametralmente opuesto?

Me encanta esta pregunta. La verdad es que, como buen periodista que soy también, mis intereses intelectuales son diversos. Tengo la ambiciosísima intención de tratar de comprender la realidad como una sola cosa y como cosas que están interconectadas, y pues a veces uno se engancha con ciertas preguntas, con ciertos temas, con obsesiones intelectuales. 

Golondrinas fue para mí una oportunidad de entender las ciudades de hoy y de mañana y por eso es que me clavé a reportear, entender, leer y escribir sobre lo que se conoce en español como “barrio marginal”, como periferia, y cómo es tan importante para el planeta en el que viviremos en 30 años. 

Y soy también un lector de literatura, entonces pues me siento muy cómodo, muy a gusto de brincar a temas sociales y políticos, religiosos a veces. También he sido un reportero que trabaja de temas religiosos a temas literarios, y siento que se activan distintas partes de mi cerebro, así que espero seguir brincando temas.

¿Qué descubriremos sobre Elena Garro en tu libro? Me refiero a algo que aún nos quede por conocer de ella.

Yo creo que es importante conocer también cuál fue el impacto de la relación de Elena con Octavio Paz, porque muchas veces a Elena se le ha reducido a ser la esposa de Octavio Paz. Entonces es importante e interesante explorar esa parte: cuál fue la naturaleza de esa relación. 

Ya tenemos más elementos que hace algunos años. Tenemos testimonios de gente muy cercana, como Francisco Guerrero Garro, sobrino de Elena y muy amigo de Octavio Paz; tenemos también las cartas que Octavio le envió a Elena y que Elena conservó y que ya están publicadas en una edición de Guillermo Sheridan, así que creo que también esa parte es interesante. 

Y bueno, descubrir que, además de ser una gran escritora, Elena era una personalidad muy poderosa, de una gran capacidad de atracción. Una mujer que tenía lo que llamaba Elena Poniatowska “el don de la réplica”; una gran inteligencia. 

Era una conversadora interesantísima. Una mujer de la que se enamoraron muchos hombres porque, como decía Bioy Casares, una mujer como Elena nace cada mil años, así que también descubrirán un gran personaje no sólo de la literatura sino de la vida cultural mexicana del siglo XX.

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