El experimento del pequeño Albert, el más controvertido en la historia de la psicología

Por Mariana Sepúlveda

A la edad de 8 meses 26 días, Albert fue seleccionado para ser el conejillo de indias de de uno de los experimentos más conocidos, y éticamente cuestionables de la historia de la psicología.

John Broadus Watson conocido por ser el padre del conductismo en la psicología, retomó a partir de las investigaciones de Pablov en fisiología, el planteamiento del reflejo condicionado.   

Watson y Rosalie Rayner eran investigadores en la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore. En 1920 lograron realizar su controvertido experimento: probar en un bebé (un lienzo en blanco), los efectos del descubrimiento de Pavlov. 

La idea era provocar al bebé por medio de un estímulo, que condicionaría el miedo, y luego trasladar esa respuesta a otros estímulos con características similares que lograrían una respuesta fóbica. 

La última parte del experimento consistiría en extinguir la respuesta fóbica al estímulo condicionado, es decir, corregir el miedo que se le había introducido durante la experimentación, pero está fase nunca llegó.

Para Watson la emocionalidad de los bebés era muy limitada, consideraba que sólo podían tener tres sentimientos:

Miedo: condicionado por ruidos fuertes y falta de sustentación.

Amor: Condicionado por las caricias.

Cólera: condicionado con la privación de la libertad de movimiento.

Con el conocimiento tan pobre de la mente de los bebés que se tenía en la época, y con las ganas de comprobar sus teorías pasaron por alto que el  experimento que era moralmente cuestionable. 

Cuando delimitaron el objetivo y el marco teórico, pasando por alto cualquier consideración, salieron a la búsqueda del sujeto perfecto, encontrándolo en el orfanato para niños inválidos Harriet Lane Home.

Una de las nodrizas llevaba a su hijo, a quien dejaba andar por el lugar mientras ella trabajaba. El niño no manifestaba emociones, apenas había llorado o manifestado ira desde que nació. Pensaron entonces que habían encontrado al sujeto perfecto.

A la edad de 8 meses 26 días, Albert fue seleccionado para ser el conejillo de indias de de uno de los experimentos más conocidos, y éticamente cuestionables de la historia de la psicología.

Empieza el experimento

En la primera sesión, el niño fue expuesto a varios estímulos para conocer si les tenía miedo antes de empezar el experimento. Lo expusieron a una fogata, a varios animales y no mostró miedo.

Cuando Watson dio un golpe con una barra metálica el niño lloró, confirmando la idea de que se podía inducir una respuesta de miedo ante un ruido brusco.

Lo primero que le querían condicionar fue el miedo a una rata blanca de laboratorio. Cuando se la mostraron a Albert, el bebé sintió curiosidad e intentó alcanzarla.

Su comportamiento empezó a cambiar cuando, al mismo tiempo que le enseñaban el animal, hacían sonar una barra metálica. La misma fórmula que usaba Pavlov con sus perros al darles comida y sonar la campanilla.

A continuación cada vez que sonaba la barra metálica y veía a la rata blanca, lloraba y se movía hacia atrás desesperado. Luego primero le enseñaban la rata blanca y volvían a sonar la barra, el niño que al principio no le había dado miedo, volvió a llorar al escuchar el ruido. Sin embargo, habían comenzado a lograr que asociará el miedo con la rata.

Mostrando un poco de empatía, Watson y Rayner decidieron dejar a Albert descansar una semana, pero ese pequeño respiro no los detuvo, continuaron experimentando con el pequeño niño.

Cuando regresaron a las pruebas, Watson realizó hasta ocho intentos para asegurarse de que el niño relacionaba la rata con el miedo. El niño a diferencia de como se había comportado en las primeras sesiones, esta vez tenía miedo, lloraba y ya no quería tocar la rata, ahora trataba de huir de ella.

Hubo otras dos tandas experimentales , cuando Albert tenía ya 11 meses y luego cuado tenía 1 año 21 días. Entonces trataron de transferir el miedo a la rata, a otros objetos y animales con características similares, que tuvieran pelo y fueran blancos.

Para lograr esto se valieron de varios animales y objetos peludos muy parecidos: un conejo,un perro, un abrigo de piel; cuando se los mostraron el niño empezó a llorar sin necesidad de escuchar la barra. No sólo tenía miedo a la rata sino a elementos similares. Lo habían logrado.

Para la última prueba Albert ya tenía un año, y le mostraron un estímulo desconcertante y un poco perverso si lo pensamos bien: Una máscara de Santa Claus. Al ver la careta del personaje navideño también se puso a llorar, intentó pegarle sin tocarla, cuando lo obligaron a tocarla lloró aún más. Por último lloró tan sólo al verla.

La última parte del experimento consistiría en quitarle los miedos a Albert, esa era la más importante, porque corregirian el daño que le habían causado, el problema fue que esa etapa nunca llegó, cuando intentaron comenzar el niño había sido adoptado por una nueva familia, que se había ido a vivir a otra ciudad.

El experimento fue cancelado por la controversia ética, lo investigadores fueron despedidos en el momento en que la institución descubrió que tenían una relación sentimental, algo prohibido entre compañeros. 

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